OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

POEMAS A MARIATEGUI

ALBERTO GERCHUNOFF

(Argentino)(1883)

 

Poeta. cuentista y ensayista argentino. 

Obra: Los gauchos judíos (La Plata, 1910); Historias y proezas de amor (Buenos Aires. 1926); El hombre que habló en la Sorbona (Buenos Aires. 1926); Enrique Heine; el poeta de nuestra intimidad (Buenos Aires, 1927 ) Los amores de Baruj Spinoza (Buenos Aires. 1932) : El hombre importante (Buenos Aires, 1934); y La jofaina maravillosa (Buenos Aires, 1938).

 

 

UN PENSADOR AMERICANO DE IDEAS UNIVERSALES

por: Alberto Gerchunoff

José Carlos Mariátegui no impresionaba como un hombre joven. Sus libros, sus artículos más fugaces, nos ponían en presencia de un talento maduro, que agregaba a la sabiduría sensible y comunitiva esa sensación de seguridad que sólo producen los espíritus que han vivido mucho. Y efectivamente Mariátegui había vivido mucho. La naturaleza la privó de la fuerza física, de la salud del cuerpo que necesitan las personas que vienen al mundo con el designio de luchar. Tenía derecho, por su miseria fisiológica, a sustraerse a las preocupaciones humanas, a la amarga misión del apóstol y del profeta y de proporcionarse, para alimentar su temperamento de artista, las satisfacciones de que suelen ser ávidos los que presienten la brevedad de sus días. Mariátegui no quiso, sin embargo, resignarse al exquisito aturdimiento de los seres débiles y asumió su papel de individuo orientador con una valerosa constancia. Y digo que ha vivido mucho en sus cortos años porque, a pesar de la certidumbre dolorosa de la muerte, tuvo el coraje de servir a la esperanza de los demás, de olvidar lo que le acechaba y le rondaba, para entregarse con desin­terés magnífico, a la visión que tenía de su país y a la visión de una humanidad un poco menos cruel y un poco menos lastimosa de la que le ha sugerido tantas veces reflexiones amargas y pronósticos benévolos.

Mariátegui era una personalidad europea. Su posición ante los problemas americanos y particularmente ante los problemas contemporáneos del Perú, recuerda a los argentinos que realizaron obra de precursores y que hallaron en la cultura europea y en la tarea de europeizar, el medio más positivo para desgauchizar la república. ¿Qué eran Mitre y Sarmiento con relación a los representantes de la política primitiva, de los restos náufragos del viejo rosismo, sino pensadores y estadistas impregnados de ideas extranjeras y almas hostiles a la substancia, a la levadura en fermento de los grupos ancestrales, es decir, el tronco profundo de la nación? Si la estructura jurídica de un país se puede fundar sobre bases que emanen de hábitos esencialmente nativos o tradicionales —como la monarquía en Inglaterra—, su estructura social debe crearse con los elementos universales de la civilización. Mariátegui lo ha comprendido y trató de acumular en su acción intelectual y en su acción de influencia directa las corrientes benéficas que vienen de más allá del mar, y que algún día probarán, con el desarrollo histórico, que nuestra América no es un suburbio de Europa, sino un reflorecimiento y un perfeccionamiento de Europa. Y esa labor la ha llevado a cabo Mariátegui con una paciente confianza en la inteligencia. Tenía fe en la virtud de la palabra, en la eficacia del buen ejemplo. Sin jactancia, sin posturas, se pro- puso ser un hombre libre y fué, para los hombres libres, un maestro, por la gran dignidad de su conducta y por la admirable expresión de su doctrina.

LA VIDA LITERARIA Nº 30 Bs. As.