OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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IDEOLOGÍA Y POLITICA |
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SEGUNDO ACTO[1]
Todos los lectores de "Amauta" están enterados de las razones por las cuales nuestra revista ha dejado de publicarse desde junio hasta hoy2. No nos detendremos en la consideraciones de un incidente -que, en pocos meses, se ha quedado ya atrás en nuestra ruta. Un hecho nuevo no: reclama íntegramente: la reaparición de "Amauta". Nos interesa la meta más que el camino y queremos suprimir las palabras inútiles. La temporal clausura de "Amauta" pertenece a su biografía más propiamente que a su vida. El trabajo intelectual, cuando no es metafísico sino dialéctico, vale decir histórico, tiene sus riesgos. Para quién no es evidente, en el mundo contemporáneo, un nuevo género de accidente del trabajo? La vida de las clásicas "oposiciones" criollas era sólo una serie de dramáticas protestas. La protesta, primero por abuso, enseguida por desuso, está hoy en el Perú desacreditada. Escondía, en el fondo, cierta insolvencia ideológica que necesitaba, como la insolvencia artística del teatro malo, disimularse con la bravata, la intriga y el "latiguillo". Donde antes se ponía declamación, hay que poner ahora pensamiento. Después de todo, es una ganancia. La palabra se contentaba con un servicio anecdótico: requiere ahora calidad histórica. Ganaremos en ideas, gérmenes, en ideas-valores, lo que perdamos en artículos de fondo y en frases lapidarias. Si esto, en nuestro caso, pudiese ser pérdida. No es ésta una resurrección. "Amauta" no podía morir. Habría siempre resucitado al tercer día. No ha vivido nunca tanto, dentro y fuera del Perú, como en estos meses de silencio. La hemos sentido defendida por los mejores espíritus de Hispano-América. Desde las páginas del periódico que Eugenio D'Ors ha llamado "una institución del Espíritu", he agradecido los magníficos testimonios de solidaridad de los intelectuales argentinos y uruguayos, del grupo minoritario cubano, de García Monje y su "Repertorio Americano", etc. Y, en su oportunidad, desmentí, en una carta a la prensa de Lima y otra a la prensa latino-americana, las acusaciones lanzadas contra "Amauta" y sus redactores. No tengo casi otra cosa que decir en esta nota de reaparición o continuación, sino que reitero mi reconocimiento a los que, en el Perú y en América, han alentado mi fe y sostenido mi esperanza. Lo demás, lo saben los lectores. Suprimamos, repito, las palabras inútiles. NOTA: 1 Editorial de "Amauta", Nº 10, Lima, diciembre de 1927. 2 Sobre el “complot” comunista de junio de 1927 que ocasionó, entre otros atropellos, la clausura de "Amauta”, -cuya reaparición comenta este editorial, reproducimos del Tomo II de la obra de Ricardo Martínez de la Torre la crónica del suceso y el texto de las cartas escritas por José Carlos Mariátegui: "En los primeros días de junio de ese año apareció el Nº 9 de "Amauta", dedicado a la acción contra el imperialismo. Como todos los artículos estaban dentro de una línea de enjuiciamiento de la penetración yanqui en nuestro país, y en el resto de América, la Embajada de los Estados Unidos presionó al Gobierno de Leguía, para que suspendiera la revista y persiguiera a sus redactores y colaboradores. "Para poder "legalizar" este atropello, Leguía y sus polizontes inventaron un "complot" comunista. La policía allanó el local de la Federación Gráfica en la que funcionaba la comisión de la Imprenta Obrera "Claridad” y con una cuantas cartas de desterrados fabricó la conspiración. "El viernes 8 de junio de 1927 los órganos de prensa daban cuenta del "complot", reproduciendo las cartas y documentos suministrados desde el Ministerio de Gobierno. Fue en esta ocasión que se habló en el Perú, por primera vez, de "comunistas criollos". "Comunistas criollos" fue, pues, clasificación de las derechas, desde 1927, contra Mariátegui y contra el movimiento obrero revolucionario peruano. "La invención del "complot permitió al gobierno de Leguía intensificar la persecución de los elementos más o menos revolucionarios que quedaban. Le permitió, también, clausurar "Amauta", satisfaciendo así las exigencias de la Embajada de los Estados Unidos. Mariátegui fue reducido a prisión y confinado, en vista de su mal estado de salud, al Hospital Militar de San Bartolomé. Desde allí, con fecha 10, dirigió una carta al diario "la Prensa", en que señalaba la falsedad de la acusación: "No es, absolutamente, mi intención polemizar con las autoridades de policía respecto del llamado "complot comunista" que aseveran haber descubierto pero sí quiero rectificar sin tardanza las afirmaciones que me conciernen de la versión policial acogida por el diario que Ud. dirige. "En respuesta a los cargos que tan imprecisamente se me hacen, me limitaré a las siguientes, concretas y precisas declaraciones: "1º-Acepto íntegramente la responsabilidad de mis ideas expresadas claramente en mis artículos de las revistas nacionales o extranjeras en que colaboro o de la revista "Amauta", fundada por mí en setiembre último, con fines categóricamente declarados en su presentación; pero rechazo en modo absoluto las acusaciones que me atribuyen participación en un plan o complot folletinesco de subversión. "2º- Remito a mis acusadores a mis propios escritos públicos o privados, de ninguno de los cuales resulta que yo, marxista convicto y confeso, -y como tal, lejano de utopismos en la teoría y en la práctica- me entretenga en confabulaciones absurdas, como aquella que la policía pretende haber sorprendido y que tampoco aparece probada por ninguno de los documentos publicados. "3º- Desmiente terminantemente mi supuesta conexión cor la central comunista de Rusia (o cualquiera otra de Europa o América); y afirmo que no existe documento auténtico alguno que pruebe esta conexión. (Recordaré a propósito que cuando se dio cuenta de los resultados del registro de la oficina rusa en Londres, se anunció que no se había encontrado, entre las direcciones o datos de corresponsales de América, ninguno relativo al Perú). "4º- La revista "Amauta" -revista de definición ideológica de la. nueva generación- ha recibido mensajes de solidaridad y aplauso de intelectuales como Gabriela Mistral, Alfredo Palacios, Eduardo Dieste, José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Emilio Frugoni, Herwarth Walden, F. T. Marinetti, Joaquín García Monje, Waldo Frank, Enrique Molina, Miguel de Unamuno y otros de renombre mundial o hispánico que no militan en el comunismo. “5º- Tengo segura noticia de que la reunión sorprendida por la policía en el local de la Federación Gráfica, ha sido una reunión de la Editorial Obrera "Claridad" que nada tenía de ilícita ni clandestina. Las citaciones respectivas se publicaban en los diarios. "No rehuyo ni atenúo mi responsabilidad. Las de mis opiniones las acepto con orgullo. Pero creo que las opiniones no están, conforme a la ley, sujetas al contralor y menos a la función de la policía ni de los tribunales. "Dos méritos me han sido siempre generalmente reconocidos: un poco de inteligencia y sinceridad en mis convicciones. "La Prensa", comentando mi libro "La Escena Contemporánea", reconoció generosamente en este libro, que señala mi posición ideológica, una y otra cosa. Tengo, pues, algún derecho a que se me escuche y crea una afirmación que está en rigurosa coherencia con mi actitud y mi doctrina: la de que soy extraño a todo género de complots criollos de los que aquí puede producir todavía la vieja tradición de las "conspiraciones". La palabra revolución tiene otra acepción y otro sentido. "Espero de su lealtad periodística la publicación de esta carta y me suscribo de usted muy atto. S.S.". "Las afirmaciones de Mariátegui eran, en esos momentos, exactas. Aún no se había organizado el movimiento peruano. Se ingresaba en los comienzos de la campaña de esclarecimiento ideológico. El debate con Haya de la Torre estaba en sus comienzos. Desde luego, la carta de Mariátegui, al ser publicada, desinfló todo lo que con tanto cuidado había preparado el Ministro de Gobierno; queriéndolo hacer tragar al público, pretendiendo justificar la clausura de "Amauta", de conformidad con la orden recibida del Embajador Americano. "En "La Correspondencia Sudamericana", (Nº 29, del 15 de agosto de 1927, Buenos Aires), Mariátegui publicó una carta destinada a desmentir la noticia propagada por las agencias cablegráficas yanquis: "Estimado compañero: "Tengo el deber de protestar ante la opinión latinoamericana contra las falsas acusaciones lanzadas por la policía de Lima contra los intelectuales y obreros de vanguardia del Perú, para explicar su persecución. Estas acusaciones, recogidas sin ninguna crítica por la mayoría de los corresponsales, han sido propagadas por la gran prensa. En el Perú ha circulado sin más réplica que una carta mía, por, encontrarse, como es notorio, toda la prensa, bajo el contralor o la censura del gobierno. En esta ocasión, además, el Ministro de Gobierno, llamó a su despacho a los periodistas para comunicarles dramáticamente el peligro que había corrido el Estado, la sociedad, etc., de ser intempestivamente barridos por una súbita, marejada comunista. Y el decano de la prensa de Lima "El Comercio", órgano de la clase conservadora, que pasa por silencioso adversario del gobierno, coreó con estúpida gravedad la versión policial del "descubrimiento de un complot". "Aunque no es probable que la parte más avisada y consciente del público latinoamericano haya concedido el menor crédito a esta mentira, conviene, por la difusión que le han dado las agencias y los diarios -generalmente sin ninguna juiciosa reserva- oponerles el más categórico desmentido. "En el Perú no se ha descubierto ninguna conspiración comunista. La policía no ha podido apoyar sus enfáticas aseveraciones en ninguna prueba seria. Los documentos publicados consisten en cartas cambiadas entre, estudiantes desterrados y obreros de Lima, que no contienen más que la reafirmación de ideas fervorosamente profesadas y la enunciación de propósitos de propaganda. La reunión sorprendida por la policía fue una sesión ordinaria de la Editorial Obrera "Claridad", para la cual se había citado por la prensa. En esta sesión, en la que se arrestó a cuatro estudiantes y a algunos obreros, en su mayor parte gráficos, se trataba sobre la adquisición de una pequeña imprenta. La policía extrajo violentamente de sus domicilios, la misma noche, a los más conocidos organizadores obreros, tanto para paralizar una segura protesta como para dar mayor volumen a su pesquisa. La versión oficial presentaba a todos los presos como concurrentes a una reunión clandestina. Entre ellos se contaban, sin embargo, personas que no trabajaban absolutamente en la Editorial "Claridad" como el escritor Jorge Basadre, responsable sólo de un estudio sobre la penetración económica de los Estados Unidos en Centro y Sud América, y particularmente, en el Perú. "El balance de la represión es el siguiente: reclusión en la isla San Lorenzo de cuarenta ciudadanos, entre escritores, intelectuales y obreros; clausura de la revista "Amauta", órgano de los intelectuales y artistas de vanguardia; deportación de los poetas Magda Portal y Serafín Delmar a La Habana; acusaciones y vejámenes a la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum, viuda del gran poeta peruano Juan Parra del Riego; cierre por una semana de los talleres y oficinas de la Editorial Minerva; prisión mía en el Hospital Militar donde permanecí seis días, al cabo de los cuales se me devolvió a mi domicilio con la notificación de que quedaba bajo la vigilancia de la policía. "El pretexto del "complot comunista" -no obstante la unánime aceptación que ha merecido de la prensa limeña, incondicionalmente a órdenes del ministro de gobierno- a la mayor parte del público le parece aquí grotesco. La batida policial ha estado exclusivamente dirigida contra la organización obrera, contra la campaña anti-imperialista, contra el movimiento del A.P.R.A. y contra la revista "Amauta", cada día más propagada en el Perú. Se denuncia al A.P.R.A. como una organización comunista, cuando se sabe bien que es una organización anti-imperialista latino-americana, cuyo programa se condensa en estos tres puntos: "Contra el imperialismo yanqui, por la unidad política de América Latina, para la realización de la justicia social". "Usted, estimado compañero, conoce a "Amauta". Apelo a su testimonio para rechazar y condenar las acusaciones con que se pretende justificar la clausura de esta revista, que representa un movimiento ideológico no sólo peruano sino continental. Invoco el juicio de los intelectuales honrados. De muchos he recibido ya generosamente demostraciones de solidaridad que me honran y alientan. "Ruego a usted, estimado compañero, la publicación de estas líneas y me suscribo de usted muy devotamente". "El lado positivo de este "bluff" fue que despertó en las masas obreras un verdadero interés por el comunismo. "En diciembre del mismo año reapareció "Amauta". Leguía lo permitió ante la decisión de Mariátegui y Martínez de la Torre, quien en su calidad de Gerente la editaba, de trasladarse a Buenos Aires para continuar allí su publicación". (Apuntes para una Interpretación Marxista de Historia Social del Perú, Tomo II, Capítulo Sexto: "De la Reforma Universitaria al Partido Socialista", págs. 273 a 276). Nota de los Editores.
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