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Fonte: Arquivo Vania Bambirra - https://www.ufrgs.br/vaniabambirra/ - Manuscrito. S/d
HTML: Fernando Araújo.
A fines de 1977 apareció el libro Si Me Permiten Hablar… Testimonio de Domitila de Chungara, preparado por Moema Viezzer y editado por Siglo Veintiuno. En la medida en que uno va leyendo este testimonio no puede dejar de sorprenderse puesto que va descubriendo, en medio de la narración de su trágica vida de mujer de las minas de Bolivia, una de las más lúcidas cabezas femeninas que exite en el continente. Creo que no exagero si digo que no he conocido mejor socióloga y con una especificidad: sus reflexiones sobre la sociedad, sobre las clases, y muy en particular sobre la explotación no son propiamente resultado del estudio sino de su vivencia directa, de su sufrimiento y de su voluntad compulsiva de entender su situación y la de los que la rodean, para descobrir una esperanza de superación de la existencia miserable.
Por esto, Domitila no solo logra describir objetivamente su situación sino reflexionar correctamente sobre ella y sacar las consecuencias prácticas, vale decir, proponer una forma de lucha que esté al nivel de la madurez alcanzada por la clase obrera boliviana. Y si Domitila puede hacer esto es exactamente por ello una expresión — y de las mejores — de esta clase obrera que posee toda una vasta tradición de luchas y de experiencias admirables, de desarrollo de su conciencia política revolucionaria en los múltiples enfrentamientos, trabados a través de largas y penosas décadas en contra el sistema de dominación.
La figura de Domitila se destacó por la primera vez más allá de Bolivia cuando participó en México, en la tribuna del año internacional de la mujer, patrocinada por las Naciones Unidas. En este evento, su voz fué contrastante con las demás voces pues, la suya expresaba la autenticidad y sobretodo la lucidez de una mujer de la clase obrera boliviana. Y esto hay que recordar: Domitila no es simplemente una mujer de la clase obrera sino de la clase obrera boliviana puesto que no es una clase obrerar cualquiera, es una clase con conciencia para sí.
Domitila quiso traer a esta tribuna la tragedia de su pueblo. Esto para ella era lo más relevante porque entendió que la problemática específica de la mujer, aunque se tratando de algo substantivo como la doble explotación del trabajo de la mujer de las clases dominadas, deben ser compreendidas como parte de una lucha más amplia en contra del sistema capitalista.
Y Domitila, participando en un encuentro en donde se encontraban todos los tipos de mujeres, trató de reivindicar el carácter de clase, y no femenista, de la lucha de la mujer proletaria. Es muy significativo el dialógo que ella tuvo con la presidenta de una delegación mexicana. Así lo relata:
Dice la señora:
“— Hablaremos de nosotras, señora… Nosotras somos mujeres. Mire, señora olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de los masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bastante. Hablaremos de nosotras, de usted y de mí… de la mujer, pues”.
A lo que Domitila le contesta:
“— Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo le conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada, como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar una buena plata en eso; y, sin embarazo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chofer en un carro esperándole a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para preguntarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante, ¿no? Y, sin embargo nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estarmos en la calle.
Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mí situación? ¿Tengo yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? ¿ Si usted y yo ni nos parecemos, si usted y yo somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aún como mujeres, ¿no le parece?”.
La situación de la doble explotación del trabajo Domilita la caracteriza también de manera muy clara:
“Yo me acuesto generalmente a las 12 de la noche. Duermo entonces cuatro a cinco horas. Ya estamos acostumbradas.
Bueno, pienso que todo esto muestra bien claro cómo el minero doblemente lo explotan, no? Porque, dándole tan poco salario, la mujer tiene que hacer mucho más en el hogar. Y es una obra gratuita que le estamos haciendo al patrón, finalmente, ¿nó?”
Ella tiene una idea nítida de cómo el trabajo femenino de la clase obrera se encuentra al margen de la economía de mercado, como su carácter pré-capitalista es funcional al sistema. De esta manera razona ella, con la simplicidad y la agudeza de una mujer del pueblo:
“Un día se me ocurrió la idea de hacer un cuadro. Pusimos como ejemplo el precio del lavado de ropa por docena y averiguamos cuántos docenas de ropas lavábamos por mes. Luego el sueldo de cocinera, de niñera, de sirvienta. Todo lo que hacemos cada día las esposas de los trabajadores, averiguamos. Total, que el sueldo necesario para pagar lo que hacemos en el hogar, comparado con los sueldos de cocinera, lavadera, niñera, sirvienta, era mucho más elevado que lo que ganaba el compañero en la mina durante el mes. Entonces en esa forma nosotras hicimos compreender a nuestros compañeros que sí, trabajamos y hasta más que ellos, en cierto sentido. Y que incluso aportábamos más dentro del hogar con lo que ahorrábamos. Así que, a pesar de que el Estado no nos reconozca el trabajo que hacemos en el hogar, de él se beneficia el país y se benefician los gobiernos, porque de este trabajo no recibimos ningún sueldo”.
Es por esta aguda compreensión de la situación de la mujer de las clases dominadas que Domitila logra ecuacionar correctamente el problema de la lucha por la liberación de la mujer.