Escrito: 2 de noviembre de
1919
Fuente digital de esta edicion: en el Mia.org
Traduccion: Matteo David, Noviembre 2019.
La abrumadora mayoría de los comandantes del Séptimo Ejército están cumpliendo honorablemente su deber con la Rusia soviética. Sin embargo, un cierto número de traidores, agentes de Yudenich, se han revelado entre los comandantes menores. Estos mercenarios del capital extranjero han causado en algunos casos intencionadamente confusión y alarma, han sembrado el pánico en sus unidades, y aprovechando esto, se han ido al campamento de los blancos, traicionando a algunos hombres del Ejército Rojo en manos de estos últimos.
Ordeno a los comandantes y comisarios que lleven a cabo una investigación rigurosa, para que ninguno de estos casos de traición quede impune.
Las familias de los traidores deben ser arrestadas de inmediato.
Los propios traidores deben ser inscritos en el Libro Negro del Ejército, para que, tras el triunfo final de la revolución, ninguno de ellos escape al castigo.
Durante la batalla, los comandantes, comisarios y hombres avanzados del Ejército Rojo deben estar atentos para asegurarse de que los traidores no cumplan con su tarea: cualquiera que intente sembrar el pánico, llamando a nuestros hombres a que tiren sus armas y se acerquen a los blancos, será asesinado en el acto.
El enemigo, en su último suspiro, está recurriendo al soborno y a la provocación. En respuesta, debemos redoblar nuestra vigilancia y nuestra crueldad con respecto a los traidores y provocadores.●