Redactado: En 1923 por Luis Emilio Recabarren, luego de un viaje a Rusia para asistir al IV Congreso de la Comintern y al II Congreso de la Profintern, realizados en noviembre y diciembre de 1922.
Publicación: En 1923. Impreso en Santiago - Chile por Talleres Gráficos.
Transcripción: René, 2019.
Esta edición: Marxists Internet Archive, enero 2019.
Existen ya muchas publicaciones sobre la Rusia de los Trabajadores, ya sea escritas con pesimismo o con optimismo, a favor y en contra, según el modo de pensar y el estado de ánimo de cada escritor. Algunos han escrito después de haber visitado aquel país. Por cierto algunos escritores fueron a Rusia a ver el comunismo establecido por los comunistas y como no lo encontraron en la forma y manera que su imaginación caprichosa se trazara, declararon después que los comunistas habían fracasado.
Yo fui a Rusia, enviado delegado al 4to Congreso de la Internacional Comunista y al 2do Congreso de la Internacional de los Sindicatos Rojos. Y fui a Rusia llevando en mi convicción de que los comunistas no habían podido construir todavía la sociedad comunista en Rusia, por las razones que se leerán en el transcurso de estas páginas, y que con el poder político y económico en sus manos se ocupaban desde el 7 de Noviembre de 1917 en acumular los elementos para la construcción de la sociedad comunista que tenemos trazada en nuestros programas y aspiraciones. Este modo de apreciar la situación de Rusia, durante los cinco años transcurridos, y predicados durante el mismo tiempo en Chile, es lo que ha formado en la masa trabajadora organizada de este país una idea clara y sin equívocos de la verdadera condición en que se desenvuelve la creación de la sociedad comunista en Rusia.
Con este criterio, con la constante información que nos proporcionábamos sobre la marcha de los acontecimientos de Rusia, yo fui a aquel país a ver el trabajo realizado hasta la fecha que habrá de conducir al proletariado a la edificación del comunismo; no iba, pues, a ver funcionando el comunismo como muchos, ingenuamente o malévolamente se lo quieren imaginar. Repito, yo iba anheloso a ver cuanto trabajo se había avanzado ya en la preparación de la sociedad comunista.
Sobre lo que vi y constaté durante los cuarenta y tres días que estuve en Moscú, he escrito algunos artículos, cinco de los cuales se publicaron en "La Nación" de Santiago. Esos artículos y las conferencias que he dado, después de mi llegada, de regreso de Rusia, coleccionados y con agregados qué completan las informaciones, son el material que hoy ofrezco en este modesto folletito, con la intención de llevar a los lectores una información real de lo que hasta la, fecha lleva construido el proletariado que en Rusia tiene hoy en su poder la suma del poder político y económico, después de haber destruido despiadadamente todo el mecanismo de la sociedad capitalista explotadora.
Se me podrá observar que cuarenta y tres días, no son suficientes para reconocer e informarse de todo lo que es necesario en un país que ha cambiado tan fundamentalmente su régimen social, político y económico. Pero yo responderé a eso que yo no fui a Rusia a buscar detalles, que para este objetivo no los necesito, fui solamente a constatar lo más fundamental, con lo cual se construirá el porvenir.
Fui a ver si la clase trabajadora tenía en sus manos efectivamente el poder político, con el cual garantice la conservación en sus manos el poder económico;
Fui a ver si la clase trabajadora tenía en sus manos la dirección del poder económico, con el cual irá construyendo su bienestar;
Fui a ver si la clase trabajadora había abolido ya definitivamente todo el estado de explotación capitalista y de tiranía;
Fui a ver si la expropiación de los explotadores estaba ya completamente consumada en Rusia;
Fui a ver si habría posibilidad de restauración del sistema capitalista. No fui en busca de menudencias y detalles.
Para recoger lo fundamental me alcanzó el tiempo.
Y pude ver con alegría, que los trabajadores de Rusia, tenían efectivamente en sus manos toda la fuerza del poder
político y económico, y que parece imposible que haya en el mundo una fuerza capaz de despojar al proletariado de Rusia
de aquel poder ya conquistado;
Pude constatar además que la expropiación de los explotadores es completa, de tal manera que jamás volverá a Rusia un régimen de explotación y tiranía, como el que todavía soportamos en Chile;
Pude convencerme, que no me había engañado anteriormente, cuando he predicado en este país, que el proletariado de Rusia tiene en sus manos todo el poder para realizar su felicidad futura y va reuniendo los elementos para construir la sociedad comunista, como verdadero reinado de justicia social.
También pude saber cómo la clase trabajadora tomó en sus manos todo el poder y las responsabilidades del caso, y cómo por medio de la dictadura proletaria, lo conservará en su poder impidiendo que la burguesía derrumbada pretenda reconquistarlo.
Y el detalle de eso, que es lo fundamentalmente interesante, es lo que relato en este folleto.
El proletariado de Chile, recogerá de la lectura de este folleto, muchas enseñanzas para sus actividades futuras, que le permitan avanzar con éxito hacia el derrumbe del estado capitalista, que es la causa del estado de tiranía y de explotación que nos vemos obligados a soportar.
No creo haber mirado la nueva organización de Rusia, con ojos optimistas y benévolos, lo cual no lo lo consideraba de utilidad para mis propias convicciones. He examinado si los fundamentos establecidos ya en Rusia, son los fundamentos que se necesitan para la construcción de la sociedad comunista. Y es ese examen el que me ha convencido de que el pueblo de Rusia tiene en sus manos los elementos que se necesitan para la construcción de la sociedad comunista.
También quise convencerme si las condiciones del pueblo ruso eran más propicias para la revolución y para el comunismo que las condiciones en que se encuentra el proletariado de Chile para acometer la misma empresa y creo no engañarme si aseguro que al proletariado de Chile solo le falta disciplinar un poco más su organización política y económica, para encontrarse en capacidad de realizar la Revolución Social que expropiará todo el sistema de explotación capitalista y que termine definitivamente con el caos capitalista incapaz de producir el bienestar social que reclama la población de Chile. Es de esperar que después de la lectura reposada de este corto folleto, cada proletario sepa tomar el sitio que le corresponde para encaminar sus actividades hacia la realización del programa de combate del comunismo que destruya este sistema capitalista que ya ha probado de sobra su total incapacidad para dar al país ningún bienestar.
Continuar en la inactividad o a la espera de ilusorias promesas que se renuevan sin cesar, para mantener la esperanza de los crédulos que desgraciadamente son siempre los incapaces; continuar en esa condición, es mantener el malestar permanente para todos, malestar que desde hace treinta años se hace sufrir al pueblo de Chile, engañándolo con promesas que no han tenido otro objeto que prolongar el estado de explotación capitalista que permite a unos pocos hacerse millonarios en poco tiempo, mientras la mayoría de la población permanece en la más vil miseria.
Dar al pueblo los medios para terminar con su malestar, es, entre otros el objetivo de este folleto.
LUIS E. RECABARREN S.
Marzo de 1923.
Una ojeada panorámica a la antigua capital de los zares.—La ciudad bajo la nieve.—Muchas iglesias —Ausencia de aparato exhibicionista en los mercados.
Se mantiene en toda libertad la vida religiosa baje el nuevo régimen.—El clero ruso tolera el comunismo, aunque no comulga con él.
La transformación espiritual e ideológica del pueblo ruso,—Las nuevas condiciones del trabajo.—Visitando las fábricas moscovitas.—Esto no es todavía el bolchevismo.
Moscú, Noviembre 29 de 1922.
En verdad no es mucha la sorpresa que hoy día pueda recibir un extranjero al llegar a Moscú. Por cierto que es una gran ciudad, de muchos palacios y sobre todo con muchas iglesias. Mirada la ciudad desde el Kremlin, que está en alto, ofrece un espectáculo encantador, blanqueada por la nieve, de donde entresalen los grandes monumentos, los palacios, las iglesias de múltiples torres doradas o de colores vivos, y el entornado blanco de la nieve de las avenidas que parecen cintas plateadas que circundan la gran ciudad. Solo se ve descuidada un poco la pintura de los edificios, cuya atención, desde 1914, ha sido un problema.
No tiene hoy Moscú, ni presenta huellas de que lo haya tenido nunca, el aspecto imponente que ofrecen Berlín o París, por ejemplo, del desenvolvimiento industrial y comercial. No se ve en este sentido ostentación ni esas exposiciones permanentes que en sus ventanas ofrece generalmente el comercio de las grandes ciudades capitalistas del mundo.
Las calles, las avenidas, las plazas, los mercados ofrecen el espectáculo habitual de cualquiera gran ciudad, con una sola diferencia: el modo de vestir de las gentes, un tanto diferente de nuestras costumbres a causa de los fríos casi permanentes.
A propósito de vestuario no se ve en las calles, esa inmensa diferencia de vestir entre el elegante y el andrajoso. Do-mina un vestir modesto que demuestra un nivel de mayor justicia social en la posición de las gentes y que hace desaparecer los sentimientos de envidia e irritación.
El hecho de que Moscú no tenga ese espectáculo comercial de las grandes, capitales, no quiere decir que no exista un movimiento intenso de producción y de intercambio de los productos. Hay actualmente un trabajo intenso que daré a conocer en próximos artículos, cuando haya recogido los datos necesarios para evidenciarlos. Y es precisamente ese trabajo activo el que da a la capital sovietista ese aspecto peculiar que impresiona agradablemente al viajero.
Una nota sobresaliente llama la atención en Moscú y es un inmenso número de librerías grandes y pequeñas, establecidas y ambulantes, ventas de diarios y revistas, lo que posiblemente acusa un alto nivel de cultura y un mayor buen gusto por la lectura en la población.
También he visto algo muy curioso, que no lo he notado en otras capitales: ciertas costumbres religiosas del pueblo. Yo he quedado alojado en el hotel Gran París, que está situado frente a una gran plaza, en la esquina de una de las calles que va hasta el Kremlin, con dirección a la iglesia donde residía el Patriarca de Moscú. En esta esquina he visto que algunas personas mirando hacia la iglesia se inclinan reverentes y hacen la señal de la cruz; los hombres además se descubren. ¿No han desaparecido entonces las costumbres religiosas? Existen y nadie molesta a quien las profesa.
Visité la gran Catedral de Moscú, a la hora de un sermón. Había unas doscientas personas. Pero durante una media hora, contemplando los paisajes que entornan la Catedral, pude ver entrar y salir a muchas personas. He visitado otras iglesias y he visto el mismo movimiento.
¿Se tolera la existencia de las iglesias en la capital de la primera República Comunista? ¿Y el clero será comunista?
¡No! El clero no acepta el comunismo de los soviets, se somete solamente a las leyes nuevas como se ha sometido en Francia después de la revolución, como se ha sometido después de la inquisición y de la expulsión de los jesuitas, amoldándose a las nuevas condiciones de la vida. Pero me dicen que empieza la descomposición moral y mental en el clero de Rusia, pues, ya van apareciendo sacerdotes que se dicen partidarios del nuevo régimen político; social y económico de Rusia y que discuten con los no partidarios.
Un extranjero desprovisto de pasiones e indiferente al nuevo orden de cosas establecido en Rusia, después de haber leído todo lo que la prensa ha publicado, podría reflexionar seriamente: ¿Dónde está el comunismo? ¿En qué consiste? ¿Qué es lo que ha destruido y creado el bolchevismo?
Eso no se ve en las calles ni en el aspecto de las gentes. Eso hay que verlo en el funcionamiento del nuevo mecanismo del estado ruso. En su sistema de Gobierno y de legislación; en el sistema de la producción industrial, en el desarrollo del comercio, en la creación de los nuevos órganos sociales, y más que todo, en el alma, o mejor dicho, en el nuevo modo de sentir, de pensar y de razonar del pueblo ruso.
¿Puede haber un alma nueva? ¿Pueden renovarse los sentimientos espirituales? ¿La renovación del espíritu influirá en los actos materiales? No es necesario venir a Rusia para responder afirmativamente. Ello es: la obra de los tiempos.
El alma, el espíritu o la inteligencia, que se manifiesta en el momento actual en el pueblo de Chile, no tiene ningún punto de contacto con lo que era en los años 1800 y 1700, por ejemplo.
Es un hecho evidente que los tiempos son el riego y el abono maravilloso que fundan y desarrollan los nuevos pensamientos de todas las épocas.
El campesino que por primera vez ve trillar a máquina, revoluciona bruscamente, totalmente sus pensamientos y podríamos decir que hasta renueva desde los cimientos, su alma, su espíritu, si así puede decirse.
El ciudadano que habiendo vivido un régimen monárquico absoluto, pase a vivir a una república democrática, tiene que experimentar una completa revolución moral en su modo de ser.
Rusia era una monarquía constitucional en apariencia, absoluta en la realidad.
Un buen día amanece convertida en república de trabajadores, campesinos y soldados. La novedad va marchando como el eco de un sonido, de montaña en montaña, de aldea en
aldea, de hogar en hogar, de ser en ser.
Marchan los acontecimientos y consolidan el nuevo modo de desarrollar la vida.
El alma y el espíritu amoldados a los viejos moldes, inquietos por renovarse, en la agitación de un siglo, se liberan y se alinean a nuevas modalidades desconocidas hasta ese momento. Se empieza a vivir otra vida de costumbres diferentes.
Quien iba antes al trabajo a dar una ración diaria de energía a cambio de una mala ración de pan, sin otra esperanza y sin derecho a contratar las condiciones del cambio de su esfuerzo, hoy va lo mismo que ayer, en cuanto va a trabajar, pero tiene el derecho no solo a contratar las condiciones del cambio de su esfuerzo por la ración de pan y vida,, sino que también a participar, en la acción creadora que perfecciona y desarrolla la fuente productiva, que le alimenta su existencia y que habrá de ser mañana la garantía permanente del pan de todos los tiempos del presente y del porvenir.
Ahora el obrero no marcha al taller con su espíritu mudo, silencioso, inactivo. Ahora no lo anima solo el propósito de cambiar su fuerza por una escasa ración de pan. Hay un alma nueva en cada productor. Sabe que de su esfuerzo unido al de sus demás hermanos depende el perfeccionamiento de su existencia y de las condiciones de la vida que produzcan progresiva felicidad. Va al trabajo con un laboratorio en su cerebro.
En los quince días que llevo vividos en esta capital, visitando muchas fábricas, conversando con distintos obreros, en muchos casos, por medio de intérpretes, he podido recibir la impresión perfecta de que la mayoría de los obreros ha cesado de ser un mecanismo irreflexivo de la producción, ha cesado de ser una fuerza bruta para convertirse en un pensamiento creador, que desarrolla su inteligencia, que quiere contribuir al perfeccionamiento de las condiciones en que trabaja para obtener un alivio personal, del que disfrutarán los demás, y para gozarse en la satisfacción de haber contribuido a aumentar el bienestar social, a simplificar el sistema de trabajo, a elevar los conceptos de la vida.
¿Es en este aspecto nuevo, que lleva solo cinco años de desarrollo donde está el comunismo, donde está el bolchevismo ?
No. No está allí todavía. Allí solo existe el germen del comunismo colocado en el terreno donde ha de fructificar, con el abono y con el riego necesario para su crecimiento lozano y exuberante, abono y riego del que se preocupan cuidadosamente los nuevos dirigentes de esta gran nación.
El actual régimen social de Rusia.—La indispensable "breve reseña retrospectiva".—El absolutismo.—La creación de la "Duma" no cambió sino en la forma las condiciones políticas y administrativas.—"Es a Dios a quien yo debo dar cuenta".
La crisis industrial y económica de la guerra precipitó la revolución.—La abdicación de Nicolás II.—El nuevo Gobierno y sus hombres.—Se mantienen las instituciones de la monarquía.
El Soviet de Petrogrado.—Intervención de Trotsky y los bolcheviques.—El golpe revolucionario "sovietista" del 6 de Noviembre.—La defensa del nuevo régimen y la transformación de sus métodos y programas.—Las dificultades de la hora actual.
Todo el mundo sabe hoy que Rusia, con el mismo derecho que los demás países, está regida por un nuevo sistema de gobierno. Pero todo el mundo no conoce bien las condiciones de este gobierno ni cómo se organiza. Útil, es, pues, para la historia de los acontecimientos humanos escribir sobre el terreno de esta nueva organización social que comprende cerca de 140 millones de habitantes. Pero antes de describir el modo presente de esta nueva organización social, es indispensable hacer una pequeña reseña retrospectiva.
Hasta el año 1905 en Rusia existía un gobierno monárquico absoluto, sin parlamento que le diera un control democrático. Las agitaciones populares de aquella época dieron por resultado la creación de la Duma, nombre dado a la Cámara de Diputados. Con la existencia de la Duma las condiciones políticas y administrativas ro cambiaron en el fondo sino en la forma.
El Zar Nicolás Romanoff, cuya debilidad de carácter era conocida por todos los políticos de la época, sometido en absoluto a las influencias de los mezquinos intereses creados bajo la presión de los acontecimientos del año 1905, prometió no dictar ninguna ley sin el pronunciamiento de la Duma.
Sin embargo, dos meses después solamente, él mismo declaró en un discurso éstas palabras: "Yo asumiré solo el peso de las responsabilidades del gobierno, pues es a Dios a quien debo yo dar cuenta''.
Siendo Rusia un país sin gran desarrollo industrial, la guerra de los años 1914-1918 produjo mayores y desastrosas consecuencias que en ningún otro país.
La desorganización industrial causada por la guerra, el hambre, el cansancio, unidos a la desorganización administrativa produjeron el estallido de la revolución popular cuyo desarrollo corre desde el 9 de Marzo de 1917, habiéndose producido la huelga general en Petrogrado el día 10, a la cual se unió la mayor parte de la guarnición militar.
Los elementos políticos dirigentes, hacen grandes esfuerzos para impedir las desastrosas consecuencias que pueda traer un movimiento de la gravedad, conque aparecía, en medio de la guerra en que estaba empeñada Rusia, el comienzo de la revolución y con la visión da los hábiles políticos telegrafiaron al Zar que se encontraba en el cuartel general, lo siguiente: "La situación es grave. Es urgente encargar a una persona que merezca la confianza del país, para organizar un nuevo gobierno. Todo retardo significaría la muerte. Rogad a Dios que esta responsabilidad, que es la vuestra, no recaiga sobre la corona".
La revolución entretanto, sigue su curso arrastrando en su vorágine desencadenada nuevas fuerzas que la engrandecen.
El día 13 de Marzo, el Zar, perfectamente al corriente del desarrollo de los acontecimientos, abandona el cuartel general para dirigirse a Tzarskcie-Selo, donde se encontraba la familia imperial. En la estación de Bologé se encuentra con la noticia de que las estaciones siguientes están ya en poder de los revolucionarios.
El Zar resuelve quedarse en Psfeov, en donde se encuentra con una comisión de diputados y el general Rousski, quien había recibido de Rodzianko, Presidente de la Duma, el encargo de pedir al Zar, en nombre de la Duma y del gobierno provisorio que se había establecido, que diera su abdicación, pues, consideraban los políticos la única medida que podía salvar al país de un desarrollo más peligroso de la revolución.
El Zar Nicolás, frente a la gravedad de los acontecimientos de la revolución y de la guerra, comprende su situación y redacta su abdicación conocida de todos, declinando sus derechos en su tío, el Gran Duque Miguel, quien declaró no aceptar el trono si una asamblea popular no lo elegía en votación directa.
La abdicación del Zar y la renuncia del Gran Duque Miguel, significaban la muerte de la monarquía. La revolución política se había cumplido por la acción de los obreros y soldados de Petrogrado, sin haber producido víctimas importantes.
El gobierno del país, si podía considerarse que había algún gobierno, en esos momentos estaba en manos de la. Duma, que dirigida con habilidad se había declarado desde el primer instante de parte de la revolución (después de haber hecho todos los esfuerzos posibles para salvar la monarquía) y de haber formado un gobierno provisorio que hasta ese momento asumía las responsabilidades.
Lo curioso de este momento histórico es que no aparece en ninguna parte resistencia al nuevo régimen que se inicia. El movimiento revolucionario, de los obreros y soldados hasta ese momento aparece sin jefes. Es el levantamiento de las masas, cuya fuerza imponente avanza sin plan preciso, lo que excita la inteligencia de los grandes políticos para salvar la barca del estado social del naufragio en aquella tempestad inmensa que se desata en el interior del país, mientras en las fronteras los ejércitos alemanes destrozan los frentes rusos.
La abdicación del Zar y la renuncia del Gran Duque Miguel parecen producir la calma y la confianza.
Se ha organizado un nuevo gobierno. Examinemos las condiciones sociales de su personal, para que se pueda juzgar la razón de los acontecimientos posteriores de la revolución rusa.
El Príncipe Lvov, Presidente del gobierno provisorio, es propietario rural de haciendas y es francamente contrario a la ley agraria, en favor de la cual se pronunciaron más tarde los congresos de campesinos de Rusia pronunciaron más tarde los congresos de campesinos de Rusia.
Rodzianko, Presidente de la Duma, es hacendado, propietario de 1,323 deciatines de tierra.
Konotalov, Ministro de Comercio, es un gran fabricante y hacendado, propietario del Gobierno de Kostroma, posee 6,880 deciatines de tierra y una inmensa hilandería.
Nekrassov, Ministro de vías y Comunicaciones, es ingeniero, antiguo profesor del Instituto Politécnico de Tomsk y es propietario de inmuebles de esta localidad.
Godniev, ex-notario del Imperio y hacendado propietario de 525 deciatines de tierra y de inmuebles.
Teretschenko, Ministro de Finanzas, hombre joven, completamente desconocido, pero archimillonario.
Kerenski, era el único Ministro partidario de la República y de la neutralización de Constantinopla y de los Estrechos; sin embargo formaba parte del Gobierno, en el cual, el Ministro de Negocios Extranjeros, acababa de declarar intangibles los derechos de Rusia sobre los Estrechos y Constantinopla.
Mientras la revolución parecía haber demolido el pasado al destrozar la monarquía, los nuevos gobernantes eran los representantes auténticos y genuinos de aquel pasado, que el pueblo, en ese momento, no parecía preocuparse de que pudiera ser reconstruido.
El Gobierno procura demostrar el deseo de satisfacer las aspiraciones de la revolución, pero nada llega a la práctica. Solo Kerenski desarrolla alguna labor.
Los meses van pasando, las viejas instituciones de la monarquía se conservan y funciona hasta el Senado. Solo ha cambiado el aspecto del Gobierno. Los partidos políticos no pueden orientar su acción.
Frente a los partidos de la burguesía estaba el Soviet de Petrogrado, demasiado numeroso, pues constaba de 1,200 delegados militares y de 800 obreros. Su labor hasta ese momento parecía limitarse al control y a la crítica. Algunos de sus miembros alimentaban la ilusión de creer que había sido suficiente hacer la revolución para dictar su voluntad al mundo entero y realizar el ideal de la fraternidad humana.
Mientras las fuerzas obreras representadas en el Soviet habían hecho la revolución, el nuevo Gobierno no era la representación de esa fuerza ni de esa voluntad.
Pero el Soviet de Petrogrado hasta Setiembre de 1917 aparece como un pequeño ejército turbulento y sin jefes ni organización, cuya mayoría carece aún de un plan de trabajo.
Los bolcheviques., que eran un pequeño número de jefes sin soldados, de una temeridad probada, resueltos y con una fe inquebrantable en sus ideas y en su táctica, venían procurando desde algunos meses atrás ganarse la voluntad de aquella fuerza representada en el Soviet, para dirigirla hacia la realización de sus aspiraciones.
En el mismo mes de Setiembre hacia los días 16, 17 y 18 en la conferencia reunida en Petrogrado, Trotsky reclama la formación de un Gobierno fuerte, verdaderamente revolucionario. "Cuando el pueblo nos ofrezca el poder, dijo Trotsky, nosotros no acobardaremos ni iremos a mendigar por las puertas de la burguesía liberal".
Se ve de un lado en este momento la sombra de un Gobierno provisorio y del otro lado un partido—el de los bolcheviques.—listo a tomar el poder por la fuerza, y esta actitud valiente despertaba el entusiasmo de las masas. A pesar de todo el desconcierto producido por la imposibilidad de encarrilar el nuevo Gobierno y por la continuación de la guerra, nadie cree en Rusia en la posibilidad del advenimiento al poder de los bolcheviques.
Mientras en esas incertidumbres trascurrían los días, los bolcheviques desarrollaban una inmensa labor privada y pública. En los primeros días de Octubre pasean por las calles, en grandes manifestaciones, letreros rojos que decían: "Todo el poder para los Soviets". Es la voz de orden de una nueva faz de la revolución que se grita en las calles, sin que nadie se atreva a restringir esa propaganda en ese momento de excitación pública.
El 24 de Octubre (6 de Noviembre de nuestro calendario), a las 7 de la tarde el Gobierno provisorio sesionaba en el Palacio de Invierno de Petrogrado y discutía la organización de la defensa de esta capital contra los ejércitos alemanes que se aproximaban. Mientras el Gobierno sesionaba ocupándose de asuntos tan graves, el comité militar revolucionario, compuesto de bolcheviques asalta y ocupa el Banco del Estado, la central de telégrafos y teléfonos, el Tribunal de Comercio, la Corte de Justicia, el Senado, la fortaleza de Pedro y Pablo.
A las once de la noche las fuerzas revolucionarias invaden el Palacio de Invierno, dando a los Ministros 20 minutos para rendirse, y advirtiéndoles que los cañones de la fortaleza y los del acorazado " Aurora " están abocados sobre el palacio. Los Ministros son arrestados y conducidos a la fortaleza, menos Kerenski que desapareció con una rapidez sorprendente.
Cumplida esta tarea, que no produce víctimas, Lenin declara el Gobierno provisorio de hecho y proclama: " El triunfo de la República obrera y campesina".
Al amanecer del 7 de Noviembre, la población despierta bajo el nuevo régimen del "Comité Militar Revolucionario" dirigido por Lenin y Trotsky. El golpe de Estado no provocó ninguna resistencia, por la sencilla razón de que la guarnición de Petrogrado simpatizaba con Lenin y su programa de acción.
Los socialistas demuestran su descontento por el golpe de Estado y prometen combatir a los bolcheviques con el mismo vigor conque combatieron al zarismo.
El mismo 7 de Noviembre, Lenin en un discurso pronunciado en el Soviet de Petrogrado, dice: "La Revolución Obrera y Campesina se ha realizado. Se trata ahora de organizar el Estado Socialista proletario".
Desde este momento empieza el trabajo en todas partes para crear las instituciones del nuevo orden social; trabajo que va desarrollándose en medio de la guerra mundial, que en esos momentos arreciaba con fuerzas brutales y en seguida en medio de una serie de revoluciones que distintos generales y almirantes del caído régimen zarista: Yudenich, DeIiikine, Kolahaek, Wrangel, etc., iban desencadenando de día en día para recuperar el estado, lo cual creaba dificultades insubsanables a la nueva labor a que se entregaban los Soviets y los nuevos gobernantes de Rusia.
Los sindicatos obreros y el partido bolchevique, organizados anteriormente para defenderse de la explotación capitalista, se encuentran ahora frente a una situación distinta que les obliga a cambiar sus programas y sus métodos de acción en forma totalmente diversa de la anterior.
Es en medio de esta situación, preñada de dificultades y amenazada de un sombrío porvenir, que se orienta y cimienta el nuevo orden social, cuya nueva construcción explicaré en otro artículo.
¿Qué es un Soviet?—Los Soviets locales y los provinciales.—.Cómo se constituye el Congreso Pan-Ruso de los Soviets;—Generación del Poder Ejecutivo.—La organización de los partidos políticos y los obreros.—Clases de la población que no tienen derechos electorales.
Duración ilimitada de los mandatos populares.—La remoción de los elegidos puede hacerse en cualquier momento.—Funciones de los diversos Soviets que se distribuyen el manejo de los negocios públicos.
Los Congresos internacionales que se celebran en Rusia.—Hay mil obreros llegados de todo el mundo, estudiando en este "laboratorio de experiencias sociales".
Después de esta necesaria reseña retrospectiva de los acontecimientos que pusieron en el Poder a los bolcheviques, veamos ahora cómo, en los cinco años transcurridos se desenvuelven los acontecimientos y se consolida el nuevo Poder obrero.
¿Qué es un Soviet? Un Soviet es una comisión de personas elegidas por el pueblo (como si dijéramos en Chile, una Municipalidad elegida libremente por el voto popular). Su número es variable según las condiciones de la población. En Rusia tienen derecho a votar todos los que trabajan. Las votaciones se hacen en los sitios del trabajo : fábricas, talleres, puertos, cuarteles, naves, campos, almacenes, etc. Los soldados son considerados trabajadores del Estado y están libres de toda presión.
Aparte de que cada población elige un Soviet local, existe un Soviet Provincial, en cada provincia, compuesto de delegados de cada Soviet Local.
Cada Soviet Provincial (que reúne en su seno la representación directa y genuina de todos los pueblos, aldeas y localidades de la provincia) envía delegados al Congreso Pan-Ruso Nacional de los Soviet, que se reúne periódicamente según sus necesidades. Esta corporación, el Congreso Pan-Ruso de los Soviets de toda Rusia, es la autoridad suprema del país y elige los Comisarios del Pueblo, que, reunidos, constituyen el Gobierno Nacional, y que, separados, atienden cada uno un Ministerio.
El Congreso Pan-Ruso elige también una Junta Ejecutiva, llamada "Presidium" , que funciona entre el intervalo entre una reunión y otra del Congreso Pan-Ruso.
En cada pueblo, en cada aldea o campo, etc., existe además del Soviet, la organización política y obrera como la conocemos en todas partes. Los sindicatos obreros y los grupos políticos, siendo el comunista el de mayor importancia en todas partes, colectivamente no participan en las elecciones de los miembros del Soviet, pero es comprensible que los nuevos intereses dirijan el curso de los actos electorales.
En las industrias socializadas o nacionalizadas, que representan el 90 por ciento de la capacidad productiva de las ciudades o de los campos, el personal, pertenezca o no a la organización (cosa que es voluntaria para todos), no sufre ninguna presión para el ejercicio de su derecho electoral, pues los jefes que dirigen la técnica industrial son elegidos por el propio personal y carecen de influencia política. Además, en cada establecimiento el personal reunido en asamblea es el poder soberano y omnímodo del taller.
En las industrias o comercios llamados de propiedad privada, los empresarios, que tienen que obedecer como en todas partes a las leyes del país, no tienen influencia alguna sobre los obreros, que, especialmente en estos casos, cuentan con una mejor organización. Además, los empresarios no tienen derechos electorales ni pueden ser elegidos para cargo alguno.
Se ha objetado mucho, fuera de Rusia, esto de negar el derecho electoral a esta parte de la población: pero si se considera que el número da esta población es muy pequeño en Rusia frente al inmenso número de la población trabajadora que tiene derechos electorales, se comprenderá que aun cuando tuvieran esos derechos, no serían los empresarios fuerza considerable ni en las grandes capitales.
Estas son, en líneas generales, las condiciones en que se forma cada Soviet. No tiene limitación el tiempo de duración de los elegidos para el Soviet. Pueden renunciar en cualquier momento. Pueden ser removidos por sus electores cuando su conducta no consulte los intereses respectivos.
Las funciones del Soviet son a la vez legislativas y administrativas. Cada localidad, sea una ciudad, una aldea o una villa que tenga un Soviet (como en Chile una Municipalidad) puede desenvolver sus actividades para realizar todos los progresos que sea posible con los elementos de que vaya disponiendo.
Los Soviets Provinciales en la legislación y en la administración provincial desenvuelven una labor de cooperación para todo lo concerniente a la provincia.
El Consejo de los Comisarios del Pueblo, que es el Gobierno Central, desenvuelve su labor de manera de dar a cada pueblo, a cada Soviet, la potencia y los elementos necesarios para el mejor desarrollo de sus actividades progresistas, creando los órganos que van siendo indispensables para la conquista del progreso en todo sentido. Así, el Gobierno Central es el proveedor de los elementos indispensables a la nueva vida, que los va distribuyendo hacia todas las poblaciones.
Este Gobierno, generado en una base real y tangible de todo un pueblo, que desenvuelve su labor en estrecha y verdadera cooperación con todas las fuerzas vivas del pueblo, que debido a esta labor cooperadora ha cimentado un cariñoso prestigio en el transcurso de los cinco años pasados; este Gobierno, digo, que ha consolidado el nuevo sistema de organización social, aunque mirado con recelo por los gobernantes de los demás países, es hoy el ejemplo viviente que observan de cerca los trabajadores de todo el mundo.
En este momento hay aquí cerca de mil trabajadores venidos de casi todos los países del mundo; de las Américas, del África, de la Oceanía y del Asia.: están representados casi todos los pueblos. La Europa está representada totalmente.
Hemos venido a Rusia, como quien viene a visitar un laboratorio de experiencias, y la mirada ávida de todos, desconfiada y pesimista de algunos, optimista de otros, procura penetrar hasta lo más hondo de esta nueva alma nacional, para descubrirlo todo, para analizarlo y para comprenderlo.
Se celebran en este momento dos Congresos: el IV de la Internacional Comunista, que sesiona en el Kremlin, y el II de la Internacional Sindical Roja, que sesiona en el palacio de Monjovaia, que fué de la nobleza rusa. Los obreros venidos a estos dos Congresos lo miran y lo investigan todo: modo de funcionamiento del Gobierno y de los Soviets; modo de funcionamiento de las industrias y comercios sovietizados y de los que funcionan con capital privado.
A pesar de las diferencias del idioma, todo se descubre ante el análisis de la fuerza investigadora.
Al lado de los órganos de Gobierno de este gran país, está la organización sindical proletaria, que es una fuerza viva de control y de crítica y a la vez de fuerza hacedora del Gobierno. Los sindicatos son los que fijan los salarios de todos los trabajadores o empleados de la Nación, cualquiera que sea el sitio de trabajo que ocupe. Y los salarios se han venido fijando y subiendo a medida del desenvolvimiento industrial del país y de las fluctuaciones del valor adquisitivo de la moneda.
Cada Soviet legisla y administra en su radio de acción. Generalmente las Uniones profesionales o Sindicatos son los centros creadores de las nuevas leyes, que, una vez discutidas y aprobadas en el seno del Sindicato, pasan al Soviet para su aprobación y promulgación como ley.
El Soviet local o sea el poder legislador y administrador de cada localidad, puede ser removido, en parte o totalmente, en cuanto la población no esté satisfecha de su labor o competencia.
El Soviet provincial que es formado por delegados de cada Soviet local, está en las mismas condiciones de poder ser removido total o parcialmente en cualquier momento.
El Congreso Pan-Ruso Nacional de los Soviets, que se constituye por los delegados nombrados por cada Soviet provincial, no podrá ser nunca una corporación de elementos permanentes. Cada reunión lleva una cantidad de delegados nuevos que manifiestan la opinión, el sentir, la experiencia y la esperanza de los grupos de obreros a quienes representan. Sus resoluciones, sus orientaciones, sus mandatos, estudiados, discutidos desde el Soviet local, son la expresión del deseo de las masas que constituyen la nación.
No habiendo legislación fija o permanente que entrabe la voluntad del país, el Congreso Pan-Ruso Nacional de los Soviets, con la experiencia anterior va desarrollando una labor progresiva que señala rumbos a todos los Soviets de la nación.
Instituciones que se desenvuelven entre esta fuerza de renovación, es muy difícil que degeneren en fuerzas conservadoras o en sostenes de intereses creados contrarios al programa del comunismo.
Las leyes de este país no se envejecen, porque por los procedimientos en vigencia van renovándose continuamente.
Los cinco años transcurridos, han sido cinco años de labor creadora sin interrupción, de la labor de experimentos realizados sin un ejemplo anterior que imitar.
Esta nueva forma de organización social, de legislación, de administración y de dirección, debe contar con la opinión nacional desde el momento que todo el conjunto de esta obra creadora se va realizando con la intervención de toda la clase trabajadora o proletaria que constituye el 95 por ciento del país, intervención directa que empieza en el Soviet local
donde participan todos los habitantes, hombres y mujeres; y en el sindicato y sigue en el Soviet provincial para llegar al Congreso Pan-Ruso Nacional de los Soviets.
La renovación incesante de los elementos que constituyen y participan en todo este sencillo engranaje de organización social, es también la renovación incesante de las ideas que intervienen en las leyes o acuerdos que van dando forma a la nueva estructura social económica y política de Rusia. Y esto constituye una garantía de que un espíritu también incesante de renovación y de perfección anima y mueve todos los propósitos de esta nación de trabajadores.
La República Socialista Federal de los Soviets Rusos, está dividida en las siguientes Repúblicas:
NOMBRE |
Kilómetros cuadrados en extensión | POBLACION |
Rusia | 3.796,000 | 66.400,000 |
Cáucaso | 297,000 | 6.850,000 |
Crimea | 38,000 | 761,000 |
Kirghize | 2.164,000 | 5.059,000 |
Siberia | 1.800,000 | 9.258,000 |
Rusia Blanca | 60,000 | 1.634,000 |
Ucrania | 448,000 | 26.002,000 |
Turquestán | 1.481,000 | 7.202,000 |
Daghestán | 35,000 | 795,000 |
Azerbaidjan | 87,010 | 2.097,000 |
Armenia | 39,000 | 1.214,000 |
Georgia | 66,000 | 2.472,000 |
Extremo Oriente | 1.674,000 | 1.802,000 |
Totales | 20.958,000 | 134.456,000 |
Y todas estas Repúblicas participan en la labor del Congreso Pan-Ruso de los Soviets.
Para nadie es desconocido el gigantesco esfuerzo hecho por los Generales rusos del caído régimen zarista: Yundenieh, Denikine, Kolchak y Wrangel, financiados por el oro de distintas potencias interesadas en la desaparición del régimen obrero de Rusia. Nadie desconoce tampoco la intención de las guerras de Polonia y Ucrania, ni los efectos del largo bloqueo que contra Rusia se estableció como cerco destinado a ahogar a 140 millones de habitantes obligándolos a rendirse.
Por la guerra, por las contra-revoluciones y por el bloqueo, Rusia carece de materias primas de herramientas, de transportes y de dinero para su reconstrucción económica. En 1918, hacen esfuerzos inmensos y reúnen 25 millones de rublos oro que son enviados a Dinamarca para comprar semillas, especialmente de betarragas. La flota aliada se apoderó de todo el cargamento. Se hizo otra tentativa en Suecia para adquirir material agrícola con el mismo resultado. En Octubre de 1919, un barco cargado de productos farmacéuticos, para aliviar las epidemias desencadenadas en Rusia, es obligado a volver a su punto de partida.
¿Acaso el ataque en esta forma a una inmensa nación, a la que se expone a morir de hambre lentamente, a la que se priva de comer y de medicinarse, cuando dispone de los elementos para ello, puede ser una acción menos cruel que todo el supuesto terrorismo rojo de que tanto se ha hablado? ¿Acaso contra ese bloqueo no se puede justificar ninguna clase de defensa?
Es en medio del desarrollo de toda esa acción de las pasiones humanas, como los obreros, campesinos y soldados organizan el nuevo estado social, constituyen el nuevo poder político, nacionalizando lo que es necesario al nuevo Estado, orientan la reconstrucción industrial, fomentan el crecimiento de la producción con los escasos recursos de que van disponiendo, frente al mundo entero en su contra, y van creando los órganos necesarios al funcionamiento de este nuevo y desconocido mecanismo que hoy, puede decirse, va funcionando cada día en mejores condiciones.
Lo que se ignora de Rusia.—El desarrollo del poder industrial.—Actividades que se organizan para el fomento de la producción.—Perspectivas industriales que se cifran en el aumento de la extracción mineral.—La producción algodonera del Turquestán.
Dificultades que plantea la falta de capitales para el desarrollo de la política de fomento económico del Soviet.—Cómo ha sido encarado el problema del combustible.—Relatividad del atraso industrial de Rusia.
Siempre habíamos oído hablar que Rusia era el país más atrasado, tanto en sus industrias como en su cultura. Nos imaginábamos un país de campesinos, pero sí un país inmenso, que, la mitad a lo menos de su población se dedica a los trabajos del campo y carece de cultura. Esta creencia difundida durante muchos años se cree con pesimismo, todavía, en muchas partes.
Tomando en cuenta su gran población: cerca de 140 millones de habitantes, desde que se le han separado diversas pequeñas nacionalidades como Polonia, Letonia, Finlandia, Estonia; tomando en cuenta su posición geográfica muy cercana a los grandes centros de desarrollo industrial, como Alemania y Francia, puede decirse que Rusia estaba capitalistamente atrasada, pero en realidad el desarrollo de sus industrias venía tomando los más modernos caracteres, como ser la instalación de grandes fábricas destinadas a la gran producción.
Claro que a pesar de ser grande este desarrollo no estaba ni está todavía en relación con su población ni a la altura de las grandes industrias de los países cercanos. Pero éso no le quita la importancia y grandeza efectiva que le corresponde.
Cuenta Rusia con grandes fábricas metalúrgicas, una de las industrias más importantes para cualquier país. Fabrica sus propias locomotoras, contando para ello con establecimientos de inmensa importancia. Uno solo de ellos tiene proyectado entregar en 1923 unas 400 locomotoras.
Se asegura que el rendimiento de la producción de metales para 1923 será superior en 30 millones de puds, (un puds es igual a 16 kilos), y el rendimiento mínimo para 1925 será de 90 a 100 millones de puds.
Estas cifras pueden dar una idea de la magnitud del desarrollo que adquirirá el trabajo en Rusia en pocos años y de lo que ello significa para la economía individual y nacional de esta República de trabajadores.
La importación de maquinaria agrícola, que a causa de la guerra imperialista fué bajando hasta 1920, empieza a mejorarse en 1921, fecha en que los campesinos rusos pueden recibir arados y rastrillas por valor de 12 millones de rublos oro. Esta cifra se equipara ya con la de 1916.
El suministro de maquinaria agrícola para la Rusia campesina, tiene un amplio campo para los capitalistas extranjeros, ya que por varios años. Rusia no podrá producir toda la maquinaria que necesita para sus industrias.
En el ramo de fundición cuenta con fábricas que tienen hornos con capacidad para fundir 40 toneladas de una vez.
La industria textil se encuentra montada en las mejores condiciones que es posible imaginarse. Si bien es cierto que hasta hoy no ha podido desarrollar toda su potencialidad efectiva a causa de la falta de materias primeras por una parte y del natural retroceso sufrido por las revoluciones por otra parte.
Sin embargo, los pocos datos siguientes darán una idea de las esperanzas que se cifran para el porvenir.
La siembra de algodón en el Turquestán alcanzó hasta 1916, a 714,300 deciatinas de tierra. En 1920 bajó a 109.000.
Para 1920-1922 se trazó un plan que proveía una superficie de 237.000 deciatinas. Conviene recordar que el Turquestán estuvo separado de la Rusia por las fuerzas contrarrevolucionarias, hecho que por cierto, fué la causa del retraso de la producción algodonera.
En cuanto a la producción del lino, se puede decir que de la cantidad de 33 millones de puds cultivados antes de la guerra, 7.112 a 9 millones consumían las industrias nacionales del lino; 5 millones ocupaba la industria casera y 20 millones de puds iban a los mercados extranjeros.
Se estima ahora que en dos o tres años la producción del lino habrá llegado a un 75 por ciento de la producción máxima anterior, lo que significa más o menos esperar una producción de unos 24 millones de puds que permitirá enviar cerca de la mitad a los mercados extranjeros.
El programa de producción de 1922, proyectaba emplear 260.000 husos de los 400.000 existentes y unos 7.800 telares de los 13.500 que hay en Rusia.
En el ramo de imprenta, sus grandes fábricas cuentan con todos los elementos modernos y aún con procedimientos propios y secretos que aumentan su potencialidad.
Las imprentas y fábricas de papel en poder del Estado-Obrero, no solo representan un poder industrial inmenso sino que algo mucho más valioso todavía; es el poder para desarrollar la capacidad y la cultura del pueblo. Las imprentas imprimen todos los días millones de hojas de papel que al ser leídas por el pueblo le conducen a perfeccionar las condiciones de su organización como Estado Obrero y reducen a la impotencia todas las intenciones contra el nuevo régimen.
La electrificación de toda la Rusia, que es el gran programa del nuevo régimen y que será por muchos años un, problema difícil pero nunca imposible, es en la actualidad una gran industria en camino de un vastísimo desarrollo. Sus fábricas son admirables, tanto las antiguas como las modernas. Los dirigentes de esta nueva República procuran allanar cuanto antes todas las dificultades que les ha dejado la desorganización producida por la guerra y las revoluciones a fin de ir extendiendo, todos los días, el radio de acción de los servicios eléctricos que aumente la comodidad general y que contribuya al desarrollo ele las industrias que necesitan de la electricidad.
Una de las dificultades más graves en todos los demás países, aquí ha desaparecido completamente. Los inconvenientes derivados de la propiedad privada y sus pretendidos derechos, que en los demás países solo sirven para detener muchos progresos y para encarecer la vida, en Rusia no existen, puesto que han sido totalmente abolidos. En estas condiciones, las líneas eléctricas se podrán extender sobre todo el territorio sin ninguna dificultad, la captación de aguas, la construcción de canales, la construcción de estaciones, etc., que en todos los demás países ofrece mil inconvenientes, hasta insubsanables muchas veces, (debido a las trabas que oponen los propietarios interesados siempre en beneficiarse lo más posible a costa del Estado, en Rusia ya no existen y no hay fuerza alguna que se oponga al desarrollo de esta importante industria.
El único factor que momentáneamente, que transitoriamente diremos mejor, ofrece algunas dificultades graves es la falta de capitales para el incremento de las industrias, que pueden desarrollarse colosalmente en este gran país. Pero este factor será vencido por la acción del tiempo, a medida que algunos capitalistas vayan comprendiendo que la estabilidad del régimen soviético les ofrece garantías para la inversión de sus capitales.
Para apreciar bien esta situación, veamos lo que dice a este respecto una relación dada a la prensa inglesa por el profesor Dr. A. Dolgreíf (miembro de la comisión de planes económicos rusos), refiriéndose a los combustibles:
"Los combustibles constituyen una de las bases principales del desarrollo de la industria y los transportes. Según cálculos hechos recientemente por el profesor Dr. Ramzon, la cantidad mínima de combustibles que consumieron la industria, el ramo de transportes y las casas particulares en 1921, fué de 3.07 millares de millones de puds (cada puds 16 kilos), cantidad que en 1925 ascenderá seguramente a 4.01 millares de millones. Nuestras instituciones técnicas permiten suministrar 3.19 millares de millones de puds de combustibles para 1922 y 4.05 millares de millones para 1925. Si no nos limitamos únicamente al aprovechamiento de la maquinaria existente, sino que pasamos a nuestra debida modernización, tendremos la posibilidad de colocar, con buen éxito, un capital de 928 millones de rublos oro, de los cuales 522 serán fondos sociales y el resto hará las veces de capital en circulación.
Que la industria de los combustibles ofrece un campo muy favorable para la inversión de capitales, sé desprende de las cifras siguientes: durante los años 1921 y 1922, cuando se habían agotado todos los recursos posibles en beneficio de nuestra defensa, la producción media de un leñador bajó de 3,300 puds por obrero antes de la guerra, a más de 1,500 puds después de ella; más, tan pronto como el Estado estuvo en condición de invertir algún capital, volvió la producción de los mineros, sin embargo de no poder trabajar en las mis mas favorables condiciones en que lo hacían antes de 1914 a 3,300 puds, aumentando aún más en los últimos meses de Noviembre y Diciembre. Y esto únicamente con las máquinas y las instalaciones con que se había trabajado hasta entonces y, como es natural, habían sufrido aquí y allá algunos desperfectos de consideración.
La industria carbonera de Donetz, Kusnets, Kiselov y los distritos del sud-Moscú, citando por el orden de su importancia, podría aumentar su producción de 670 a 1,700 millones de puds en el corto período de tres años 1922-J925, con un capital insignificante.
Un examen realizado detenidamente en el distrito de Donetz por una comisión especial dirigida por el ingeniero señor Danehich, dio resultados aún mucho más favorables. La nacionalización de las minas en la cuenca de Donetz ha dado ya resultados positivos. La República está ya en poder de ricas informaciones técnicas y económicas que se refieren a todo el distrito, informaciones imposibles de obtener en tal forma y magnitud antes de 1914. Estamos ahora en condición de rendir cuentas acerca de las condiciones de todas las unidades económicas de la cuenca del Donetz, de obtener informes que difieren esencialmente de los dados antiguamente por entidades industriales y geológicas, y levantar el velo del secreto comercial que las ha tapado hasta nuestros días. Durante los trabajos emprendidos por la comisión, pudo llegar ésta a conclusiones muy diferentes de las que esperaba al dar principio a su labor. ¡Tan buenos han sido los resultados obtenidos en tan poco tiempo! Uno de los principales sino el más importante, es el que mediante la reducción de las antiguas empresas mineras y la contratación del trabajo de la cuenca, podrá aumentar de una manera considerable la producción de dicho distrito, subiendo a 4 millares de millones y más de puds y poniendo al Estado en la favorable condición de cubrir el consumo propio y exportar grandes cantidades a otros países de Europa y América en buenas condiciones de economía y rapidez".
Como hemos dicho, el atraso industrial de que se habla es solo en relación comparativa y la postración económica que se supone, como consecuencia del cambio de régimen, también debe colocarse en esa situación de relación comparativa, pues la realidad nos muestra en estos momentos una acción gigantesca en el movimiento industrial.
Quien visite unas pocas fábricas recogerá esta impresión, pues tiene que encontrarse en presencia de un trabajo verdaderamente colosal.
Precisamente, quizá porque esta gigantesca industria puede tomar un radio de acción incomparablemente mayor, ya que tiene superficie para, ello, es que aparece insignificante.
Durante el régimen zarista había factores que retardaban este desarrollo industrial. La revolución de Marzo de 1917, guiada por Kerenski y Rodzianko, parece ser dirigida en el sentido de colocar el régimen político de Rusia en un plano capaz de imprimirle el desarrollo industrial que permitiera al capitalismo obtener una fuente de gigantescas explotaciones.
Los acontecimientos cuyas fuerzas son superiores a la voluntad de los hombres, colocaron la industria rusa fuera de la acción capitalista y en un plano inexperimentado, con la agravante de pasar cerca de siete años bajo un régimen de violencias y de guerras desde 1914 hasta 1921, sin contar las trabas creadas hasta la fecha por los más grandes países capitalistas.
Iniciado a fines de 1917 el régimen sovietista, tomando las industrias en completa desorganización, recogía del pasado una herencia en estado miserable, destinada a empeorarse por las condiciones que le deparaba el bloqueo internacional y el asedio de la guerra civil en el interior, alimentados por las potencias capitalistas que defendieron así los intereses de las capitales expropiados y emigrados.
No es, pues, Rusia, un país de una pequeña industria, ni las bases principales de su régimen industrial se encuentran en el atraso que generalmente se cree.
El desarrollo del poder industrial.—La agricultura.—Superficie cultivada antes de la guerra y en la época actual.—La modernización de los métodos de explotación de la tierra.—Lo que dice Strumilin, de la Comisión Pública del Orden General.—-Las pérdidas humanas experimentadas por Rusia desde 1914.—Expectativas de rápido desarrollo y organización.
Después de la exposición anterior, veamos lo que nos dicen los datos que siguen, que mostrarán elocuentemente la formidable capacidad de este país.
“Antes de estallar la guerra mundial, era Rusia una de las grandes potencias de la agricultura, dice Osinsky, asistente del Comisario de Agricultura, en una información dada a la prensa inglesa. Bastarán seguramente unos cuantos datos para demostrarlo.
El terreno cultivado en la antigua Rusia, haciendo caso omiso de Polonia y de Finlandia, era de 100 millones de deciatinas más que en las provincias británicas de la India, y menos que en los Estados Unidos de América. Los otros países estaban mucho más atrás. En ese terreno se producía (según cifras oficiales publicadas en 1913), la mitad de la cosecha mundial de centeno, la tercera parte de la cosecha universal de cebada y la cuarta parte aproximadamente, del trigo, avena y patatas que producían todos los países del mundo. Casi la tercera parte de los caballos de trabajo con que contaba el mundo entero (34 millones), le correspondía a Rusia, la cual disponía de 52 millones de ganado vacuno, y era por consiguiente, al primera nación del mundo en este sentido, después de la India y los Estados Unidos de América. En cuanto al ganado lanar solo Austria y la República Argentina eran superiores al antiguo Imperio moscovita, que contaba con 80 millones de cabezas.
La cosecha de granos de Rusia Europea, cinco años antes de estallar la guerra universal, de 1909 a 1913, ascendía a 3.172 millones de puds al año, que representaban un valor de 2.500 millones de rublos. La de lino fué de 23 millones de puds de semilla y de 29 de fibras; la del cáñamo, de 17 millones de simiente y de 18 de fibras. El importe total anual procedente de ambas cosechas, llegó a 220 millones de rublos. Los ingenios de azúcar llegaron a producir más de 600 millones de puds (cada puds 16 kilos), de remolacha roja, por valor de 100 millones de rublos: la producción de azúcar iba aumentando cada vez más a despecho de las muchas y grandes dificultades que entorpecían su desarrollo. Según datos facilitados por Prokopovich, la producción neta de las 50 provincias de la Rusia europea de explotación agrícola, fué, últimamente, de 3,500 millones de rublos oro".
Es el país de esta capacidad agrícola desarrollada con sistemas antiguos y deficientes, el que, bajo una administración de trabajadores, va desarrollando sus energías y utilizando su capacidad natural, el que en un porvenir cercano desenvolverá asombrosamente todos sus esfuerzos para bien del mundo entero.
Libre ya la tierra y los brazos, de todas las cargas de la explotación que la gravaron en el período del Gobierno de los zares la producción va subiendo de año en año y no se duda ya que antes de unos diez años sobrepasará a los mejores tiempos de antes de la guerra imperialista.
La guerra mundial, como factor determinante, en primer lugar, la revolución y la contra-revolución después, y el bloqueo internacional contra Rusia, como el sabotaje en el interior de los elementos enemigos al nuevo régimen político destruyeron la potencialidad productiva de este país, potencialidad, que, como hemos venido demostrando se va recuperando de día en día, mediante un trabajo inteligentemente aportado por muchos elementos conscientes de este país.
Según datos que poseen en el Comisariado de Agricultura, las cosechas para 1922 y 1923, ofrecen una expectativa superior a los cálculos hechos que colocarán la economía nacional de la República Soviética en condiciones de disponer de un poderoso excedente que constituirá un fondo de reserva importante para el desarrollo de los años siguientes.
Si no se olvida que el Gobierno soviético es el único comerciante exportador de este país, se podrá apreciar debidamente, lo que significará esta clase de negociaciones ante las expectativas de cosechas que dejan un excedente apreciable.
Strumilin, miembro de la presidencia de la Comisión Pública del Orden General, publica un cálculo del desarrollo de la Economía Rusa en diez años. Haciendo un prolijo estudio de las condiciones de la población, deja establecido que la pérdida total de Rusia, durante la guerra, alcanzó a 21 millón en una población de 154 millones o sea un 13.6 por 100. Para los aptos para el trabajo de 16 a 40 años, esta relación sube a 20% y por la edad masculina a 28%.
Estima asimismo Strumilin que la productibilidad del bracero en la Rusia de los Soviets, que puede calcularse en 2.640 millones de libras esterlinas al año, ha sufrido a causa de la guerra y del bloqueo una baja de 690 millones de y para la edad masculina a 28%.
"Convencido estoy de que también las otras naciones han sufrido pérdidas considerables durante la guerra universal, sigue diciendo Strumilin, pero ninguna de ellas, ni la propia Alemania, puede haberlas tenido tan grandes entre sus obreros como la desventurada Rusia.
A pesar de ello el balance de la fuerza de trabajo ruso no muestra para los próximos años el cuadro aterrador que parece tener a primera vista.
"Junto a los profundos surcos abiertos durante la guerra en las filas de lo obreros aptos para el trabajo, vemos diez filas completas de miembros jóvenes de la población que entran ahora en la edad del trabajo.
"En esta sucesión de generaciones de trabajadores con las más diversas capacidades de trabajo, está contenido todo lo necesario para avaluar el futuro campo de la economía rusa, a lo menos para una década entera.
"Podríamos hacer el siguiente cálculo hipotético. Supongamos que estamos en condición de restablecer, digamos para el año entrante (1923), las mismas condiciones de vida que reinaban antes de que estallara la guerra mundial en 1914. Para ello bastaría un gasto de 12 libras esterlinas al año por cada miembro de la población, y obtendríamos el contravalor de la productividad de antes de la guerra, es decir, 37 libras esterlinas por obrero. Supongamos, además, que no disponemos más que de cinco a seis millones de hombres para un trabajo nada productivo,—en el ejército, servicios personales, trabajos de oficina, etc. Sobre la base de este cálculo y suponiendo que el número de defunciones y nacimientos se mueve dentro de límites normales, y que hay, por término medio, unos 10,4 millones de inválidos y obreros incapaces para un trabajo productivo y conveniente, obtendríamos el siguiente cuadro demostrativo del Balance del trabajo de la Rusia de los Soviets:
Balance de Trabajo aproximado para los años de 1921 a 1923 |
|||||
|
Rentas |
Gastos |
|
||
Año | Número de obreros en millones | Su productividad en millares de millones de libras esterlinas | Cifra de la población en millones |
Gastos de entretenimiento en millares de millones de libras esterlinas | Excedente de las entradas y salidas en millones de libras esterlinas |
1921 |
48,0 |
1,70 |
124,0 |
1,61 |
170 |
1922 |
49,6 |
1,83 |
135,6 |
1,63 |
200 |
1923 |
51,4 |
1,90 |
137,2 |
1,65 |
250 |
1924 |
53,8 |
1,99 |
139,4 |
1,68 |
310 |
1925 |
55,0 |
2,02 |
141,5 |
1,70 |
330 |
1926 |
57,3 |
2,12 |
143,7 |
1,72 |
400 |
1927 |
59,0 |
2,13 |
145,8 |
1,75 |
430 |
1928 |
61,2 |
2,26 |
148,7 |
4,78 |
480 |
1929 |
63,2 |
2,34 |
151,0 |
1,82 |
520 |
1930 |
65,2 |
2,41 |
153,4 |
1,84 |
570 |
1931 |
66,6 |
2,46 |
155,3 |
1,86 |
600 |
Suma |
|
21,52 |
|
17,43 |
4.090 |
Según se desprende de estas cifras, las fuentes auxiliares del trabajo en Rusia, sin embargo de las pérdidas sufridas durante la guerra, ascienden aún a millones y millones de libras esterlinas, aún más de lo que el culto lector puede creer a primera vista".
Estos cálculos progresivos están hechos tomando en cuenta las condiciones que ha creado la nueva política económica establecida desde el año 1921 y que cada día va dando más excelentes resultados.
Como quiera que sean las condiciones en que se desenvuelva la Rusia obrera y campesina, sea que no cuente con otros recursos que los que le son propios y los que le proporcionan su inteligente acción y trabajo, sea que en poco tiempo más cuente con mayor cooperación extranjera, de todos modos irá anotando de año en año un progreso vertiginoso en el conjunto de su trabajo, así en su inmensa agricultura como en todas sus grandes empresas industriales.
Asunto de muchas discusiones y comentarios fué siempre el tema sobre emancipación de la mujer. Pero con la revolución rusa el tema degeneró, pues los comentarios llegaron a límites ridículos y grotescos que no pocas personas tomaron en serio.
Mirar desde afuera lo que ocurre dentro de un país, y sobre todo de un gran país, oír y recoger lo que se habla sin procurarse medios de establecer la verdad, conducir la falsedad de boca en boca, no podrá ser nunca acción juiciosa, y después condenar las falsedades creyéndolas verdaderas, no producirá jamás ninguna acción de progreso y de bienestar.
"Que la mujer ha sido nacionalizada en Rusia y convertida, como los instrumentos necesarios al hombre, en propiedad común", fué una expresión de fuego que cruzó por todas las direcciones del mundo, provocando el horror de las víctimas de esta grotesca falsedad.
Aún cuando muchas personas pudieran reflexionar sobre las condiciones en que la Revolución Rusa haya podido transformar la posición de la mujer en el medio de vida actual, muy pocas se habrán colocado en el terreno de la realidad.
Un viejo pesimismo irreflexivo e ilógico ha querido colocar siempre a la mujer fuera de la realidad presente. Si bien es indiscutible que la Naturaleza ha dado a la mujer una misión procreadora y maternal (aunque no a todas), no podemos apartarnos de la acción de la sociedad actual que ha obligado a la mujer a buscarse medios de vida, violando las leyes naturales, apartándola de la misión que la Naturaleza le ha dado, y entonces la mujer colocada en esta condición, en todo el mundo, por la acción despiadada de la sociedad capitalista, se ha visto lanzada al azar y obligada a buscarse los medios honestos de vivir.
A medida que la sociedad capitalista iba venido desarrollándose, mayor ha sido el número de mujeres llamadas al trabajo, y más que llamadas obligadas, a buscar el trabajo para poder comer y vestirse. Pero el trabajo dado a la mujer era y es pagado con salarios ridículos que no le permitían costearse su mínimo de necesidades. Esta cruel situación económica deparada a la mujer, la ha abierto las puertas, a las más débiles, para que se buscaran los medios de subsistencias por otros caminos que la sociedad ha condenado, pero que no ha creado los medios de evitarlo.
Y el número de mujeres obligadas a buscarse los medios de vida fuera de las esferas del trabajo, aumenta paralelamente junto con el desarrollo de la sociedad capitalista. Esta situación creada a la mujer,—(tan idealizada por la poesía y la literatura sentimental) — provocó en algunos círculos cierta alarma, y surgió la acción feminista,—(que decreció después de la guerra)—que organizó a las mujeres para combatir en pro de su progreso y bienestar, y hasta los partidos políticos más liberales dedicaron en sus programas párrafos que reclamaban alguna emancipación o que establecían reivindicaciones femeninas.
Conocida es de todas las personas cultas la altisonancia que tomó la acción feminista hasta 1914, y que durante el período de la guerra mundial parece que encontró en parte satisfacción de algunos de sus anhelos más sentidos. Las condiciones de la guerra obligaron a la sociedad capitalista a llamar a la mujer y ocuparla en muchas funciones, para las cuales antes se le había considerado incapaz o inadecuada o anti-natural.
Los que siempre gritaron que la mujer estaba destinada por la Naturaleza a una misión maternal que era incompatible con el programa feminista, aplaudían la nueva vía que la guerra, la destrucción y la incultura, abría a las mujeres, haciéndoles hasta en filas del ejército combatiente un sitio de combate, que violaba su misión natural.
En la mitad del período de la guerra, Rusia vibró el clarín de paz, poniendo por su parte, con su Gran Revolución, término a la guerra y llamando a todos los beligerantes a la paz, pero en aquel momento era tan grande el estruendo de los cañones que no fué escuchada.
—Mientras la guerra continuaba en el resto del mundo, mientras la contra revolución pretendió durante cerca de cuatro años, ahogar la nueva sociedad que surgía en Rusia, como del seno del resplandor siniestro que envolvía al mundo, la Nueva Rusia de la Revolución, iba estableciendo sobre bases honestas y naturales los nuevos derechos de la mujer, que la liberaban de la mayor parte de las esclavitudes a que la condenaba la sociedad capitalista.
Y a la par que Rusia emancipaba a la mujer y le habría hermosos horizontes para el porvenir, al mismo tiempo que la Revolución ponía en manos de la mujer las armas con que ella misma continuara cimentando su emancipación, en el resto del mundo, cruzaba la calumnia como en un vehículo siniestro, proclamando la falsedad, con el interés de detener en todas partes la acción bellamente emancipadora de la mayor parte de la Humanidad, puesto que la mujer es casi el sesenta por ciento de la raza humana.
Si hacía más de medio siglo que la mujer rusa,—de todas las clases sociales—ocupaba sitios espectables en la acción revolucionaria, que por tanto tiempo socabó el poder del zarismo y del capitalismo, era natural que a la hora de la Revolución estuviera en el puesto que ocupaba a la víspera.
La Revolución Rusa declaró a la mujer igual al hombre en cuanto a los derechos de que quisiera disfrutar, y con acceso a todos los sitios donde ella quiera y sea capaz de llegar. Puso en sus manos delicadas, las armas necesarias para que continúe abriéndose camino, pues, la Revolución reconocía el fracaso de los programas sentimentales, que solo daban a la mujer derechos teóricos. La Revolución Rusa se los daba prácticos y reales.
La mujer está, pues, hoy, colocada en igualdad de condición al hombre en todas partes de Rusia. Rusia es el germen de la Nueva Sociedad Humana, en medio de la sociedad capitalista que vive llena de errores, por lo tanto la mujer no puede volver todavía a vivir la misión de su naturaleza. Entonces participará en todas las luchas y acciones para que su poder la coloque en el sitio que verdaderamente le haya confiado la Naturaleza y su vocación.
El sistema electoral de Rusia otorga derechos solamente a los que trabajan. No pueden elegir las autoridades e instituciones constitucionales sino las gentes que trabajan. Las elecciones se hacen en los sitios de trabajo : fábricas, talleres, almacenes, escuelas, faenas, oficinas, etc. La mujer admitida a todas las faenas, ejerce sus derechos de propaganda y de voto, en donde quiera que se encuentre.
Hay fábricas en donde la mujer es el sesenta o el setenta por ciento y hay establecimientos donde son poderosas minorías. Tiene, pues, la mujer, una influencia importante en las acciones electorales. Tiene derecho a elegir y a ser elegida, y por esto se le puede ver tomando parte en los consejos de fábricas, en la dirección o administración de fábricas, en la dirección o administración de instituciones y fábricas, en las Escuelas o Universidades, en los Soviets, en las oficinas, en la diplomacia, en el ejército, en la propaganda, en la agitación, etc. En una palabra, quien visite Rusia, convertida hoy en un inmenso laboratorio de actividades, habrá de ver a la mujer, participando al lado del hombre, en todas las labores que la vida ofrece en los momentos presentes. Y habrá de contemplar por cierto, un hermoso espectáculo, condenado teóricamente y desconocido enteramente en muchos países.
En la Escuela, (como en la fábrica), la instrucción se desarrolla en conjunto, niños y niñas, todos juntos desde la escuela primaria a la Universidad, van viviendo la Nueva Vida. Visité la Universidad Oriental, donde entre unos mil alumnos hay unas trescientas mujeres, que habitan todos un mismo edificio. Si bien es cierto que tienen dormitorios separados, todo el resto de la vida universitaria, se hace en común. Y en esa situación considerada delicada por los timoratos, toda esa esplendorosa juventud soñadora, con la imaginación puesta en la nueva sociedad del amor que se va forjando desde la escuela, aprende desde allí a amar realmente la vida basándose en el respeto y en el derecho mutuo.
No se ve que la nueva situación de la mujer, la haya desviado más de su misión; al contrario, se puede pensar justificadamente que armada de derechos iguales al hombre, en una sociedad desviada, podrá encaminarse a reconquistar su situación natural y a contribuir a normalizar las condiciones verdaderas de la vida.
¿Con qué antecedentes, con qué hechos se podría decir fuera de Rusia, que esta nueva situación empeora la condición de la mujer?
Cinco años lleva recorridos la mujer rusa en su nueva condición. Cinco años de experiencias que la alientan para continuar su labor revolucionaria contra todos los errores y prejuicios. La Revolución Rusa no solo ha revolucionado las condiciones de gobierno de los países afectados modificando los órganos de gobierno, no ha transformado además la economía social, modificando la estructura económica de las industrias y de los impuestos, sino que esa revolución ha sido más profunda, ha penetrado en el alma de toda la nación, ha modificado los sentimientos, los pensamientos, las costumbres, la idiosincrasia, la sicología personal.
Una revolución que transforma el ambiente, que crea las fuerzas para mantener en progreso la transformación realizada facilita, por cierto, de una manera efectiva el desarrollo del nuevo ambiente que alimentará las nuevas costumbres y sentimientos.
Así también, esta revolución ha modificado fundamental y sustancialmente la sicología de la mujer. La ha modificado fundamentalmente cuando coloca a la mujer en la práctica en igualdad de condiciones que el hombre, y le garantiza esa situación con su participación en todos los actos públicos. La ha modificado sustancialmente cuando ha convertido en realidad lo que todavía es un programa de aspiraciones en el resto del mundo y cuando ha despertado el interés de la mujer por gozar de su emancipación y cuando ha convencido al hombre de esta realidad.
Hoy la mujer en Rusia lleva en sus manos iguales armas que el hombre para conquistar su definitiva liberación.
Luis E. RECABARREN S.
El compañero Recabarren ha concretado sus impresiones sobre el estado actual de población de Rusia, en diversas conferencias, cuya sustanciación va en seguida:
El Partido Comunista.—Ayer en el pasado reciente, en Rusia, el Partido Comunista tenía un programa que proclamaba la abolición del régimen capitalista y la expropiación de los explotadores, (como se mantiene en el resto del mundo por los demás Partidos Comunistas). Pero hoy, cuando el Partido Comunista tiene el gobierno, tiene todo el poder político en sus mano, después de haber expropiado y abolido todo el sistema de explotación capitalista y de haber puesto en manos de los sindicatos la mayor parte del poder económico, no puede ya mantener su programa de ayer, programa de aspiraciones. Ahora su programa es aplicar y realizar lo que hasta ayer sostuvo en su programa. Han cambiado, pues, las condiciones de su acción.
El Partido Comunista es hoy en Rusia el único Partido de Gobierno, pues no hay otros partidos en aquel país. Los grupos demócratas, llamados mencheviques, son tan insignificantes que no pueden ser tomados en cuenta para las labores del Gobierno. No hay partidos burgueses. Sería un absurdo incomprensible, tolerar la existencia de partidos burgueses que reclamarán el retorno de la explotación y de la tiranía capitalistas. Un pueblo que ha abolido la esclavitud económica y política, y que está construyendo una nueva organización social basada en la libertad y en la justicia, no revelaría inteligencia si tolerara la organización de una acción encaminada a restaurar esa esclavitud y esa tiranía que acababa de abolir por medio de la Revolución.
Siendo el Partido Comunista el único partido de Gobierno en Rusia, asume solo, ante la historia las responsabilidades de su acción. En los cinco años transcurridos ha dedicado su acción a establecer los fundamentos que garanticen el desarrollo progresivo de la economía nacional, bajo el poder absoluto de la clase trabajadora organizada. Ha entregado a los Sindicatos el poder de legislar sobre todo lo que se relaciona con la organización del trabajo y para controlar la producción.
Con el poder político en sus manos, el Partido Comunista, ha abolido el sistema de explotación capitalista y ha dado a la clase trabajadora todos los derechos para intervenir en la construcción de los poderes político y económico, con lo cual el proletariado de Rusia construirá la sociedad comunista trazada en nuestros programas.
Organizar el poder de la clase trabajadora, el poder político y el poder económico, capacitar a la clase trabajadora para el ejercicio de esos poderes, porque no tenía esa capacidad, esta ha sido la tarea de mayor importancia del Partido Comunista que ha realizado hasta el presente y que continúa realizando. Si el Partido Comunista ha podido realizar esta tarea, ha sido en razón de que se trata de un partido fuertemente disciplinado y capaz de realizar esa acción que nadie ha podido disputarle.
Por eso es que la Internacional Comunista, ante el resultado de esta experiencia, recomienda la formación de Partidos Comunistas, reducidos si se quiere en número, pero fuertemente disciplinados, cuya disciplina los capacite tanto para arrancar el poder a la burguesía como para organizar el Estado Proletario después.
La experiencia, también, ha dejado establecido, que no es posible confiar esta labor a los sindicatos, que en razón de la composición de sus elementos, es difícil construir la disciplina que se requiere para asegurar el triunfo de la revolución proletaria, que coloque a la clase trabajadora en posesión de todos los poderes para abolir la explotación capitalista y establecer el comunismo.
El Partido Comunista consciente de estas realidades, ha asumido sin vacilación en Rusia, la responsabilidad de ejercer el poder.
Como he dejado establecido, las funciones del Partido Comunista cambian de método, pues una vez en posesión del poder encaminan su acción a la implantación de su programa, que antes era una aspiración. De Partido revolucionario pasa a ser Partido de Gobierno.
A los Sindicatos obreros les pasa lo mismo, de organismos revolucionarios, cuya existencia tiene por objeto arrancar a la clase capitalista algunas mejoras económicas para la clase trabajadora, mientras llega el momento de abolir el sistema de explotación capitalista, se transforman, una vez conquistado el poder político, en organismos constructores de la nueva estructura económica que hasta antes la de la revolución solo ha sido un programa de aspiraciones.
Este camino ya lo han recorrido los sindicatos rusos. Hasta 1917 eran sindicatos revolucionarios que reunían a la clase trabajadora para disputar a los capitalistas algunas mejoras y hoy organismos del Estado Obrero, constructores de la sociedad comunista.
La vida de los sindicatos rusos está llena de acciones interesantes, dignas de ser conocidas aunque sea en pequeña proporción por nuestros compañeros.
Veamos algunas de sus páginas:
En el informe del camarada Andreef, de la C.G. del T. de Rusia, en el 2do Congreso de la Internacional Sindical Roja, encontramos las siguientes declaraciones:
"Ante todo es necesario que los camaradas extranjeros sepan que los Sindicatos rusos no fueron jamas reformistas.
Los sindicatos de la Europa Occidental y de América tienen que pasar del reformismo a los métodos revolucionarios de lucha, pero los Sindicatos rusos no han sido jamás afectados por la plaga de la clase obrera que se llama reformismo. Desde la época en que el capitalismo no hacía más que comenzar entre nosotros, hasta el momento en que nacían los primeros gérmenes de la lucha y organización obreras, nuestros Sindicatos fueron organismos revolucionarios. Aun antes de la Revolución de Octubre (Noviembre) nuestros Sindicatos han llenado siempre no solamente su rol económico, sino también su rol de combate, caminando la mano en la mano, con el partido político del proletariado, el Partido Comunista: Al principio en la lucha contra el Zarismo y más tarde en la lucha contra el capital. Por ello nuestros Sindicatos no han debido pasar por la etapa dolorosa del reformismo que deben pasar los Sindicatos de los otros países.
Es útil que el proletariado sepa apreciar el valor de esta experiencia. Si los sindicatos rusos debido al uso de los métodos revolucionarios y al desprecio de los métodos reformistas o democráticos, si debido al uso de esa táctica es que han podido abolir el sistema de explotación capitalista, razonable debe ser para todos los trabajadores tomar debidamente en cuenta que han sido los métodos revolucionarios los que han dado a la clase obrera de Rusia la victoria definitiva contra la explotación capitalista.
Los sindicatos rusos ni creyeron ni se confiaron jamás de las falsas promesas y de los engaños de que siempre se hace víctima a la clase obrera de los demás países.
Los sindicatos rusos confiaron solamente en sus fuerzas y en su acción revolucionaria. Es cierto que tuvieron que sufrir una tras otra persecución, pero es más cierto que al fin triunfaron.
Doy en seguida una noticia ligera de los accidentes sufridos por los sindicatos de Rusia:
Dice Losovsky.
Grandes huelgas y conflictos sociales aparecen después de 1880; en 1890 asistimos a una huelga general en Petrogrado y en la región de Moscú y desde los comienzos del siglo XX aparece un desarrollo impetuoso del movimiento obrero con huelgas de masas y demostraciones que terminan en colisiones sangrientas.
Este movimiento huelguista espontáneo hace nacer entre los trabajadores una necesidad de organización. Pero las organizaciones obreras no pueden existir legalmente, ellas son implacablemente destruidas por el zarismo. Nosotros asistimos a este estado de cosas durante muchos años: al Estallido de las grandes huelgas aparece la necesidad de los Comités clandestinos, de la circulación clandestina de volantes, y los mejores militantes a la cabeza de los movimientos, son encarcelados, deportados a la Siberia o asesinados.
Desde 1905 aparece de nuevo una rápida organización de los sindicatos. En 1907 había cerca de 200.000 obreros organizados, pero este mismo año la represión los destruve de nuevo hasta 1917.
Las organizaciones obreras de masas no surgen hasta Febrero de 1917, cuando la muchedumbre obrera se avalanza como un incontenible torrente al seno de los sindicatos.
La Revolución del 7 de Noviembre que es una Revolución de la clase obrera, es al mismo tiempo la obra de un partido de Soviets y de Sindicatos. Esta revolución ha puesto al frente de los sindicatos nuevas tareas, puesto que una nueva situación fué creada, en la cual las formas sociales sufrieron un desplazamiento radical.
La transformación de los Sindicatos en Rusia se opera como sigue:
Hasta Febrero ce 1917, son organismos contra la explotación patronal y contra la tiranía gubernamental zarista;
En Febrero de 1917 se constituyen en órganos de revolución;
Después de la revolución de Octubre de 1917, son los órganos de la edificación económica de Rusia que deben afrontar tanto la organización del trabajo como la organización de la producción.
En 1921 la introducción de la nueva política económica obliga a los sindicatos a revisar sus métodos y su táctica.
Dice Losovskv, en uno de sus folletos y sobre la formación actual de los sindicatos:
Es evidente que antes de hacer una huelga, los sindicatos hacen uso de otros métodos para liquidar el conflicto. Con este objeto se constituyen órganos de conciliación, jurados de arbitraje, jurados de entente amigable, etc. Pero si todos estos medios pacíficos fracasan la suspensión del trabajo se hace inevitable. Se comprenderá que una huelga en Rusia se desarrollará en condiciones muy distintas que en la Europa Occidental, este no es un país donde la legislación, proclama la libertad de trabajo, es decir la libertad para loa rompe-huelgas. Este no es un país tampoco, donde todo el aparato del Estado: policías, gendarmería sea puesto al servicio de la clase patronal, para protegerlos contra las huelgas, y donde los rompe-huelgas trabajan bajo la protección de las bayonetas policiales. El proletariado ruso está garantido contra esa clase política del Estado, y sabe que el poder de los Soviets no asegurará jamás una tal libertad de trabajo, que no ayudará jamás a los rompe-huelgas a sabotear las huelgas dirigidas contra los empresarios privados o colectivos. Por consecuencia las circunstancias en las cuales estallan los conflictos en Rusia son muy distintas que en los otros países. El proletariado ruso posee un arsenal más abundante para la acción contra la clase patronal.
Es así que en el curso del último año, en varias villas, han estallado algunos conflictos entre obreros y patrones. Es en Vitebsk donde los patrones panaderos quisieron declarar un lock-out y se encontraron frente a la resistencia no solamente de los sindicatos sino también con la del Soviet local de los diputados obreros y el lock-out tuvo que fracasar. Cuando los empresarios ávidos de ganancias comenzaron una explotación cínica de mujeres y de niños, cincuenta empresarios fueron juzgados en Moscú por el tribunal revolucionario, por el tribunal de la clase obrera. En presencia de miles de obreros, los negocios más o menos propios de estos empresarios fueron examinados y el tribunal condenó a una fuerte multa a todos los inculpados por infracción a las leyes sobre protección al trabajo. Estas circunstancias en medio de las cuales se desarrolla la lucha de los sindicatos rusos difieren radicalmente de las condiciones de la lucha de los obreros de la Europa Occidental donde funcionan tribunales de clase de la burguesía.
En las pocas expresiones trascritas de Losovsky podemos ver los dos períodos de acción de los sindicatos rusos de que he hablado antes.
El primer período, durante el régimen capitalista, en su lucha terrible contra la explotación y la tiranía, afrontando todos los sufrimientos que todavía tenemos que afrontar los trabajadores que no tenemos la suerte de vivir en Rusia.
El segundo período, el actual, en su labor de reconstrucción económica y de construcción comunista del nuevo estado en poder de los trabajadores.
Voy a enumerar en seguida todo lo más fundamental, que en el trascurso de los cinco años pasados ha ido estableciendo la clase trabajadora de Rusia.
Tiene todo el poder político y económico en sus manos.
Los órganos del poder político son los Soviets elegidos solamente por la clase trabajadora, pues las leyes electorales de Rusia solo dan derecho a voto y a ser elegidos solamente a los que trabajan, negando esos derechos a los que no trabajan y a los comerciantes y patrones, cuyo número es ya muy insignificante en Rusia.
Los órganos del poder económico son los sindicatos, qué hoy tienen en su poder la tarea de la construcción económica de la sociedad comunista, y mientras dure el período de transición, en su camino hacia el establecimiento del comunismo, tiene también a su cargo la tarea de la defensa de los intereses de la clase obrera.
Con el poder en su manos, la clase obrera de Rusia, por el órgano de sus sindicatos, tiene ya establecido, en condiciones inamovibles, lo siguiente:
—El derecho a legislar sobre la organización del trabajo, con lo cual tiene ya establecido:
LOS COMITÉS DE FABRICA, que son comisiones de obreros elegidos por el mismo personal de cada establecimiento, para fiscalizar la administración; además el personal elige de acuerdo con el Consejo de Economía Nacional, el director del establecimiento y demás jefes que sean necesarios en un establecimiento. Con estos derechos los obreros, se evitan y se libran de todos los abusos de que actualmente son víctimas en los países donde se trabaja todavía bajo el sistema de explotación capitalista.
SALARIOS Y HORAS DE TRABAJO. Los salarios y horas de trabajo no son señalados por el personal de cada establecimiento, sino que es derecho del sindicato de la respectiva industria. Cada sindicato de acuerdo con el Consejo de Economía Nacional, que es también un organismo obrero, de funciones técnicas, determina y legisla o mejor dicho fija las categorías de salarios, que actualmente están divididas en 17, siendo la categoría 1ra la del salario de los aprendices y la categoría 17 la del salario de los técnicos y directores. El salario está fijado en rublos oro, lo cual coloca al obrero empleado a salvo del encarecimiento de la vida que se produce en razón de la baja del precio del rublo papel. (Es decir, más claro, el proletariado ruso está hoy en la misma situación en que estuvieron los obreros ferroviarios de Chile, cuando se les pagaba sus sueldos a razón de 16 peniques por peso).
El hecho de que el proletariado tenga garantido su salario en oro es una conquista de bienestar, que no la tienen los obreros del resto del mundo. Es por esto que pude constatar que en una de las grandes fábricas metalúrgicas de Moscú, se había pagado, durante tres meses, sumas diferentes, a un mismo personal sin alterar sus salarios, en la forma que sigue:
En setiembre, 295. 105. 270.000 de rublos papel.
En octubre, 184. 532. 900. 000. ídem.
En noviembre, 871. 960. 220.000 ídem.
Como se ve esa enorme diferencia en rublos papel no es sino una misma cantidad en rublos oro. Esta ventaja que tiene la clase trabajadora de Rusia no la tiene la clase trabajadora de ningún otro país, salvo la de aquellos países donde el cambio se mantiene casi inalterable, que no produce oscilaciones importantes en el mercado, como por ejemplo en nuestros vecinos del Uruguay, de la Argentina, del Perú y Bolivia, que tienen mucho menos especuladores del salario que en Chile, donde tan mansamente se soporta toda la miseria.
Los sindicatos también fijan las horas de trabajo, y la jornada máxima establecida es de ocho horas: siendo de seis horas las jornadas de los mineros y trabajos insalubres y está casi abolida la mala costumbre de trabajar en horas extraordinarias. Los obreros que trabajan seis horas en trabajos insalubres tienen además un salario mejorado y ración preferida de leche.
Hombres y mujeres trabajan en igualdad de condiciones.
Es un hecho bien establecido, que los sindicatos, son la autoridad encargada de establecer los salarios y los honorarios y que las fuerzas del Estado Obrero cumple y hace cumplir.
La clase obrera en el seno de los sindicatos dicta sus condiciones de trabajo.
La clase obrera en el seno de los Soviets, con la fuerza de los Soviets en su poder cumple sus resoluciones.
En ningún otro país la clase obrera dispone de la facultad de organizar y mejorar sus condiciones de trabajo.
Es el PARTIDO COMUNISTA quien tomando el poder en sus manos, con el apoyo de los sindicatos, y por medio de los SOVIETS elegidos por el mismo pueblo, quien garantiza a la clase trabajadora el ejercicio del poder para mejorarse ella misma.
Los partidos demócratas y socialistas, llamados mencheviques, fueron y son contrarios a que la clase trabajadora disfrutara de ese justo bienestar, pues fueron contrarios a la expropiación de la clase explotadora y gobernante.
El PARTIDO COMUNISTA tomó el poder por medio de la violencia, en la forma en que a la ligera se detalla en la página 15 y siguientes.
No esperó el Partido Comunista, conquistar el poder por medio del voto electoral, por medio de la legalidad como no aconsejan siempre los partidos demócratas, llamados partidos de orden, porque el Partido Comunista está convencido, por los hechos ya vividos, que por medio del ejercicio legal del voto, de la elección de parlamentarios, JAMÁS conseguirá la clase trabajadora tener el poder para abolir el sistema de explotación y opresión capitalista, que le permita vivir en un estado de justicia y libertad. El Partido Comunista convencido de esta verdad histórica recurrió a la violencia para tomar el poder en sus manos, después de haber organizado y disciplinado bien sus filas, escogió el momento de mayor desorden porque atravesara la clase capitalista.
Así es como hoy día la clase obrera tiene en sus manos los elementos para ir construyendo la sociedad comunista del porvenir.
Todavía después de las ventajas ya enumeradas anteriormente, los trabajadores se proporcionan con su poder, las otras ventajas que siguen:
LA HABITACIÓN: En Rusia se proclamó el siguiente principio : “Nadie debe tener dos habitaciones mientras haya alguien que no tenga una”. Pero una gran parte de los trabajadores viven vecinos a los establecimientos donde trabajan, sin pagar arriendos por las viviendas, y los que pagan, en su mayor parte tal vez no deben disponer de más de un día de salario al mes para el arriendo de su habitación. Hay quien solamente emplea un medio día y quienes dispondrán de más según sean sus condiciones de salario. El que está cesante por falta de trabajo no paga arriendo y tiene además alimentación gratuita en los hoteles de la Comuna.
LA EDUCACIÓN, está en gran parte bajo la vigilancia de la clase obrera, pues cada fábrica tiene sus escuelas, donde los hijos de los obreros reciben la educación y donde los obreros pueden vigilar y administrar esa educación. Casi en todas las grandes fábricas hay una escuela para los hijos de los obreros y empleados y una escuela técnica para el perfeccionamiento de la capacidad profesional de los obreros. La educación se hace en conjunto para niños y niñas.
El programa de enseñanza, naturalmente, se hace por los métodos comunistas elaborados por el Comisariado de Instrucción.
La canción nacional que se canta en todas las Escuelas y Universidades de Rusia es LA INTERNACIONAL canción que llama a todos los hombres de la tierra a vivir como hermanos.
LA SALUD DE LOS OBREROS. En cada establecimiento existe un servicio médico, bajo la vigilancia de los obreros, para el cuidado de la salud de todo el personal y sus familias. La excelente organización de estos servicios médicos no existe en otros países. Los obreros, ellos mismos, con el poder absoluto de sus manos, cuidan su salud y se dan todo el bienestar que pueden ir estableciendo con los recursos de que van disponiendo a medida que van progresando.
La previsión social no está pues abandonada. Algunos chalets que fueron de los burgueses se han convertido en casas de salud y para la convalecencia de obreros enfermos en donde pueden ir a pasar alguna temporada con sus familias.
Los vicios, que tanto esclavizaban antes a los obreros, van desapareciendo a la misma rápida proporción con que progresa la cultura. La represión a los vicios cuenta con las fuerzas del Estado y de la toda la organización obrera interesada en su extinción. Es al revés de nuestros gobernantes y capitalistas que se enriquecen a costa del vicio de la clase trabajadora.
LA DICTADURA PROLETARIA en pleno vigor todavía existe y se mantiene por la voluntad de toda la organización de la clase proletaria y ella es la fuerza que garantiza la estabilidad del poder obrero contra la intención de restaurar el sistema de explotación capitalista con todo su conocido cortejo de esclavitud y opresión que es la condición dela clase burguesa.
¿Quiénes son los que protestan de la dictadura proletaria?
Todos los enemigos de la abolición de la explotación capitalista, llamados demócratas, socialistas revolucionarios y algunos anarquistas o supuestos anarquistas.
Ningún obrero consciente concibe que después de derrocado el sistema de explotación capitalista y después de destrozado su sistema de tiranía, se pudiera permitir, a pretexto del derecho y la libertad, que esa clase capitalista volviera a organizarse en partidos que pretendieran reconquistar el poder para restablecer el imperio de su sistema de explotación y de tiranía. Una vez destrozada la organización burguesa, patronal o capitalista, como quiera que se llame, no puede permitirse que vuelva a organizarse, porque su organización significaría la amenaza de volver a tomar el poder para volver a establecer la explotación despiadada de los trabajadores.
La organización patronal, capitalista o burguesa consiste en la posesión del poder político, con todos los órganos de gobierno, policía, ejércitos, jueces, cámaras, etc., con lo cual se asegura el derecho de explotar el trabajo de la clase proletaria.
Cuando la clase trabajadora, con el sacrificio de sus héroes, ha logrado destrozar esa terrible organización patronal o capitalista, cuya crueldad está sufriendo en el resto del mundo la clase obrera, NO ES POSIBLE BAJO EL PRETEXTO DE NINGUNA LIBERTAD permitir que la fiera capitalista vuelva a organizarse.
NO HAY DERECHO A EXPLOTAR EL TRABAJO DE LOS OBREROS, y por lo tanto no puede reconocerse derecho a las clases capitalistas vencidas para volver a su sistema de explotación.
¿Qué libertad y qué derecho reclaman las clases burguesas vencidas por la revolución en Rusia?
¿Puede concebirse que se les vaya a reconocer derecho a publicar diarios o revistas? ¿Qué objeto tendría esto?
Los reformistas, los demócratas, los socialistas revolucionarios que antes opinaban que no era tiempo todavía para hacerla revolución y que una vez producida siguen empecinados en sostener que aún no es tiempo para realizar la expropiación capitalista, etc., ¿qué derecho reclaman esos elementos? ¿El derecho de defender los intereses de la clase capitalista vencida par la revolución? ¿El derecho de restablecer las instituciones burguesas?
¡No es posible otorgar derechos para la reconstrucción del régimen capitalista destrozado por la revolución! Y tampoco puede ser juicioso otorgar derechos para defender ese régimen bajo ningún pretexto.
LA DICTADURA PROLETARIA es la fuerza inteligente que garantiza a los trabajadores la muerte definitiva del sistema de tiranía y de explotación capitalista.
La dictadura proletaria desaparecerá por sí sola cuando las raíces del sistema capitalista hayan desaparecido completamente.
Los que todavía gritan en contra de la dictadura proletaria, ¿defienden los intereses del proletariado o de la burguesía?
La dictadura proletaria no va dirigida contra el proletariado. Es creación del proletariado, la fuerza del proletariado ideada y construida exclusivamente para cimentar el estado proletario contra las pretensiones de restablecimiento de los sistemas de esclavitud de la clase capitalista.
No puede, pues, el proletariado protestar contra la fuerza que le asegura perpetuamente su bienestar.
Después de haber explicado las condiciones en que desenvuelve actualmente sus actividades la clase obrera, dueña del poder en Rusia, creo conveniente tratar algo de lo que la prensa burguesa ha llamado el fracaso del comunismo en Rusia y la vuelta al capitalismo, hechos que son de gran importancia y que en realidad, lejos de significar una vuelta al capitalismo significan una mayor seguridad para el establecimiento del comunismo.
Bajo la denominación de LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA, vulgarmente llamada en Rusia con la abreviación dela “NEP” , se restablecieron en Rusia algunos métodos capitalistas, como ser:
—Arrendamiento de algunas fábricas, a capitalistas;
—Comercio libre; y
—Restablecimiento de los salarios en moneda, como consecuencia de las dos circunstancias anteriores.
Pero también es cierto que, si por una parte se volvió al uso de estos métodos, que bajo ningún concepto puede llamarse fracaso del comunismo, TAMBIÉN ES MUCHO MÁS VERDADERO y REAL que junto con el restablecimiento de esas medidas, se verificó LA EXPROPIACIÓN MAS COMPLETA Y DEFINITIVA de toda la burguesía, cosa que hasta ese momento no se había completado. Es decir la adopción de la “Nueva Política Económica” que significa el restablecimiento de algunos métodos capitalistas, impuso como una medida indispensable LA ABOLICIÓN COMPLETA Y DEFINITIVA DE LA PROPIEDAD PRIVADA, que hasta ese momento no se había completado.
Hasta el establecimiento de la Nueva Política Económica, el comercio se hacía solamente por los órganos del Soviets. Una vez aplicada la “NEP”, se restableció la libertad de comercio, hecho que trajo la circulación de capitales y que por lo tanto, produjo mucho más desarrollo a todas las industrias. Es decir, con el capital burgués se fortifica la potencia industrial sovietista de hoy, base del industrialismo comunista de mañana.
La Rusia acosada por las contrarrevoluciones, que pagaban el oro de los aliado, bloqueada por los aliados, con el desastre del Volga que produjo el hambre en esa región, y soportando todavía las consecuencias de la guerra europea que habían destrozado toda su economía, tuvo que recurrir a la opción de la Nueva Política Económica, con mayor razón cuando no se veía la posibilidad de que la revolución se desarrollase en todos los países que hubieran podido servir de apoyo a la Revolución Rusa.
Para comprender mejor los hechos desarrollados a este respecto en Rusia, veamos lo que dice Trotsky informando al 4to Congreso Mundial de la Internacional Comunista:
Los siguientes puntos de vista constituyen los fundamentos del informe presentado por mí al 4to Congreso de la 3ra Internacional, sobre la situación económica del Soviet en Rusia. — L. TROTSKY.
1. La cuestión de la dirección tomada por el desarrollo económico del Soviet en Rusia debe ser comprendida y valorada desde dos puntos de vista por la clase de los trabajadores conscientes de todo el mundo: primero, desde el punto de vista del interés en el bienestar de la primera república de los trabajadores del mundo, su permanencia, su fortaleza, su progresivo mejoramiento y su evolución hacia el socialismo, y segundo, desde el punto de vista de las lecciones y conclusiones que pueden sacarse de la experiencia rusa por el proletariado de otros países para la aplicación a la actividad constructiva después de la conquista del poder del estado.
2. Los métodos y la rapidez de la actividad económica constructiva del proletariado triunfante son determinados: a) por el estado de desarrollo al cual han llegado las fuerzas productivas, no solo en la economía general sino también en sus ramas separadas y muy especialmente en las relaciones entre la industria y la agricultura; b) por el nivel de cultura y organización del proletariado como clase dirigente; c) por la situación política subsiguiente a la conquista del poder por el proletariado (resistencia de las clases burguesas derrocadas, actitud de la pequeña burguesía y de los campesinos, extensión de la guerra civil y sus consecuencias, intervenciones militares del exterior, etc.)
Cuando más desarrolladas son las fuerzas productivas de un país, mayor es el nivel de cultura, y de organización del proletariado y menor la resistencia de las clases derrocadas, de modo que la transición de la economía capitalista a la socialista puede acometerse más rápida, sistemática y regularmente por el proletariado triunfante.
Una coincidencia significativa de circunstancias históricas ha querido que fuera Rusia el primer país que forzara el paso a la evolución socialista y esto aún cuando Rusia, a pesar de la extrema concentración en las ramas principales de su industria. está económicamente retrasada y sus masas de trabajadores y campesinos, a pesar de sus cualidades políticas extraordinariamente revolucionarias como vanguardia del proletariado, están igualmente retrasadas en cultura y organización.
Estas contradicciones en la estructura, económica, social y política de Rusia y el hecho de que la república de los soviets haya sido y continúe siendo asediada por el capitalismo, es lo que determina la orientación del trabajo económico constructivo del gobierno de los trabajadores y campesinos, y es lo que determina los cambios hechos en esta obra constructiva y las razones para adoptar la así llamada "Nueva política económica”.
3. La completa expropiación no solo de la grande y mediana burguesía, sino también de la pequeña burguesía de la ciudad y del campo, fué una medida impuesta tanto por las necesidades económicas como por las circunstancias políticas. La continuación del dominio capitalista en todo el resto del mundo tuvo por consecuencia que tanto la grande como la pequeña burguesía no creyeran en que pudiera mantenerse el estado de los trabajadores. Y esta incredulidad determinó la formación de reservas para la contrarrevolución de la burguesía terrateniente. Bajo tales circunstancias la resistencia de la burguesía debe ser quebrantada y el poder del Soviet confirmado, únicamente por la completa expropiación de la burguesía y de la capa superior de explotadores de la población de la ciudad. La victoria del estado de los trabajadores fué entonces asegurada por esta política firme y decidida, la cual obligó a las masas vacilantes de los campesinos a escoger entre la restauración de los terratenientes y el estado de los trabajadores.
4. De esta manera el estado de los trabajadores tomó posesión, inmediatamente después de su ascensión al poder, de todas las grandes y pequeñas industrias. Las relaciones mutuas entre las distintas ramas de la industria habían sido completamente desquiciadas mucho antes de la revolución, por la reconstrucción de la industria durante y para la guerra. El personal del principal mecanismo de la administración económica había emigrado o estaba ocupado en los frentes bélicos. Y por lo que respecta a los que quedaron en Rusia hacían todo el sabotaje que les era posible.
La conquista y la conservación del poder por la clase trabajadora fueron logradas al precio de la rápida y despiadada destrucción de todo el mecanismo de la administración económica burguesa en todas sus ramas y a través de todo el país. Tales fueron las condiciones que originaron la llamada “guerra comunista”.
5. La tarea más urgente del nuevo régimen consistió en asegurar la provisión de alimentos para las ciudades y el ejército. La guerra imperialista había ya realizado la transición del libre comercio de los cereales al monopolio. Al estado de los trabajadores que había destruido bajo la presión de la guerra civil todas las organizaciones del capital comercial, le fué naturalmente imposible iniciarse restableciendo el libre cambio para los cereales. Se vio entonces en el caso de reemplazar el mecanismo comercial que había destruido por un mecanismo de estado que operara sobre la base de la requisa obligatoria del excedente del producido de las empresas agrícolas.
La distribución de los alimentos y de otros artículos de consumo tomó entonces la forma de dar una ración uniforme sin tener para nada en cuenta la calificación y productividad de quienes la recibían. Este “comunismo” fué con razón llamado “comunismo de guerra”, no solo porque reemplazaba los métodos económicos por métodos de guerra, sino porque servía principalmente propósitos militares. No era cuestión de asegurar un desarrollo sistemático de la economía bajo las condiciones existentes, sino obtener la alimentación necesaria para los ejércitos que se hallaban en el frente y evitar la muerte de la población trabajadora. El comunismo de guerra fué el régimen de una fortaleza sitiada.
6. En la esfera industrial se creó un sistema altamente centralizado basado sobre las uniones obreras. Este sistema tenía por objeto inmediato obtener el mínimo de la producción necesaria para continuar la guerra civil poniendo en movimiento las empresas industriales totalmente arruinadas por la guerra, la revolución y el sabotaje. Se obtuvo así algo parecido a un plan uniforme utilizando las fuerzas productivas existentes en un grado insignificante.
7. Si la victoria del proletariado ruso hubiera sido seguida rápidamente por la victoria del proletariado en la Europa occidental, ello no solo hubiera contribuido poderosamente a acortar la guerra civil en Rusia, sino que las relaciones más estrechas de la economía del Soviet de Rusia con aquellas de los países proletarios altamente desarrolladas hubiera abierto nuevas posibilidades de organización y de técnica para el proletariado ruso. En este caso la transición del “comunismo de guerra” al socialismo real hubiera podido realizarse, sin duda, en un período mucho más breve y sin las convulsiones y retrocesos que la Rusia proletaria ha debido sufrir durante estos cinco años.
8. La retirada económica—o hablando con mayor corrección la retirada política al frente económico—fué absolutamente inevitable tan pronto como quedó definido el hecho de que la Rusia del Soviet tenía por delante la tarea de construir su economía, auxiliada únicamente por su propia organización y sus propios recursos técnicos, hasta tanto transcurriera el período indefinido que se necesita para preparar al proletariado de Europa para la conquista del poder.
Los sucesos originados en Febrero de 1921 por la contrarrevolución evidenciaron que era completamente imposible posponer la mejor adaptación de los métodos económicos del trabajo socialista constructivo a las necesidades de los campesinos. Por otra parte, los hechos revolucionarios ocurridos en Alemania en Marzo de 1921 mostraron que era totalmente imposible demorar por mayor tiempo una “retirada” política, en el sentido de una lucha preparatoria para conquistar la mayoría de la clase trabajadora. Estos dos movimientos de retroceso fueron contemporáneos, y tienen, según hemos visto, una íntima relación. Pueden ser considerados como retrocesos en un sentido dado, pues lo que en verdad demostraron fué que tanto en Alemania corno en Rusia era necesario un período de preparación: un nuevo curso económico en Rusia y una lucha para plantear exigencias favorables a la transición y el frente único en occidente.
9. El soviet dejó entonces los métodos del comunismo de guerra y volvió a los del mercado. La requisa de los excedentes agrícolas, fué reemplazada por los impuestos en especies, con lo cual los campesinos quedaban en libertad para vender su excedente en el mercado; se restableció el tráfico monetario, tomándose una serie de medidas para estabilizar los cambios; se reintrodujo el cálculo comercial en las empresas industriales del estado y los salarios pasaron otra vez a depender de la capacidad y producción de los trabajadores y un número grande de industrias pequeñas y medianas fueron entregadas a la explotación privada. La característica esencial de la " Nueva política económica" reside en la reanudación del mercado con sus métodos y sistemas.
10. Después de cinco años de existencia de la República del Soviet, su economía puede, en líneas generales, resumirse así:
a) Toda la tierra y el suelo pertenecen al estado. Alrededor de un 95 % de la tierra arable se halla a disposición de los campesinos para el cultivo; los impuestos en especies pagados por los campesinos en el curso del último año pasaron de 300 millones de puds de centeno de una cosecha, aproximadamente las tres cuartas partes de una cosecha media de antes de la guerra.
b) Todo el sistema ferroviario (más de 63.000 verstas) es de propiedad del Estado. Los empleados y obreros que ascienden a más de 800.000, realizan actualmente más o menos una tercera parte del trabajo que se hacía antes de la guerra.
c) Todas las empresas industriales pertenecen al estado. Las más importantes de ellas (más de 4.000 empresas) ocupan a más de un millón de obreros y son dirigidas por el propio Estado. Alrededor de cuatro mil empresas de segunda y tercera categorías, que emplean más de 80.000 obreros, trabajan sobre la base de arrendamientos. Cada empresa del estado emplea un promedio de 207 trabajadores y cada una de las arrendadas un promedio de 17. Pero de las industrias arrendadas solo la mitad está en manos de los particulares, la otra mitad ha sido arrendada por organizaciones independientes del mismo estado o por organizaciones cooperativas.
d) El capital privado opera hoy principalmente en la esfera del comercio. De acuerdo con los primeros cálculos hechos —pero que son solo aproximados— más o menos el 30% del movimiento comercial se hace con capital privado y el 70% restante consiste en sumas en propiedad de las organizaciones independientes y de las cooperativas que mantienen estrecha relación con el estado.
e) El comercio exterior, que alcanzó en el último año las importaciones a la cuarta parte de antes de la guerra y en las exportaciones a una veinteava parte, está completamente concentrado en manos del Estado.
11. Los métodos del comunismo de guerra, esto es, los métodos de un registro y una distribución toscamente centralizados, han cedido el lugar a la nueva política: los métodos del mercado; la compra y venta, el cálculo comercial y la competencia. Pero en este mercado el estado desempeña una función directiva, en su condición de más poderoso propietario, comprador y vendedor. La abrumadora mayoría de las fuerzas productivas de la industria, así como todos los medios de tráfico ferroviario, están directamente concentrados en manos del Estado. De esta suerte la actividad de los órganos económicos del Estado se ven controlados por el mercado y, en una extensión considerable, también regidos por él. El cálculo comercial y la competencia sirven para discernir si las diferentes empresas trabajan con beneficio. El mercado sirve de eslabón entre la agricultura y la industria, la ciudad y el campo.
12. En tanto exista un mercado libre, es inevitable que el capital privado funcione en él y que entre en competencia con el capital de Estado, al principio en el comercio solamente, para luego intentar penetrar en la industria. La guerra civil entre el proletariado y la burguesía se sustituye por la competencia entre la industria proletaria y la industria burguesa. Y así como uno de los principales objetivos de la contienda en la lucha civil es la conquista política de los campesinos, en la misma forma la lucha actual se libra alrededor del control del mercado agrícola. En esta lucha el proletariado tiene enormes ventajas de su parte: las fuerzas productivas de más alto desarrollo en el país, y el poder del Estado. La burguesía, por su parte, posee la ventaja de su mayor pericia y, hasta cierto punto, sus relaciones con el capital extranjero, especialmente el de los emigrados.
13. Debe recalcarse la importancia de la política impositiva del Estado obrero y la de la reunión de las instituciones de crédito en manos del Estado, siendo estos los más poderoso medios para asegurar el ascendiente de las formas de la economía de Estado, esto es, las formas de tendencia socialista, sobre las formas del capitalismo privado. La política impositiva permite utilizar para los fines del Estado obrero porciones siempre mayores de las rentas del capital privado, no solamente en la agricultura (el impuesto en especies), sino también en el comercio y la industria. De este modo aun el capital privado (¡las concesiones!) es compelido por la dictadura proletaria a pagar tributo a la acumulación socialista que actualmente se inicia.
Por otra parte, el crédito comercial-industrial concentrado en manos del Estado proporciona (como lo prueban los datos estadísticos de los últimos meses) el 75% a las empresas de Estado, el 20% a las cooperativas, y el 5% a lo sumo a las empresas privadas.
14. El aserto de los socialdemócratas, quienes declaran que el Estado sovietista ha “capitulado” frente al capitalismo, es pues una obvia y torpe desfiguración de hechos concretos. En realidad el Estado sovietista sigue el camino económico que sin duda hubiera seguido en los años 1918-1919, de no haberse visto obligado por las exigencias imperativas de la guerra civil a expropiar completamente a la burguesía de un golpe, a destruir el aparato económico burgués y reemplazarlo por el aparato del comunismo de guerra
15. El más importante resultado político y económico de la NEP es la comprensión real y permanente establecida, por los campesinos, que se sienten estimulados a extender e intensificar sus operaciones al ser admitidos al mercado libre. La experiencia de los últimos años, especialmente el aumento de las cosechas de invierno, asegura toda clase de razones para esperar un mejoramiento continuo y sistemático de la agricultura. Esto significa no solo la creación de una reserva alimenticia para el desarrollo industrial de Rusia, sino una muy importante reserva de mercancías para el comercio exterior, De hoy en más, los cereales rusos aparecerán en cantidades siempre crecientes en el mercado de Europa. El significado de este factor para la revolución socialista de Occidente, se puede ver claro.
16. Las ramas de industria que trabajan para el consumo inmediato, y especialmente para el mercado rural, han hecho indiscutidos y muy notables progresos durante el primer año de la NEP. Se reconoce, en cambio, que la situación de la industria pesada es aún extremadamente difícil, pero este atraso dela industria pesada, debido solo a las condiciones producidas durante los últimos pocos años, se atenuará en proporción al progreso realizado en la reconstrucción del cambio de mercancías; podrá darse un impulso real a la construcción de máquinas, a la explotación metalúrgica y a la producción de combustible, que naturalmente es seguro que recibirán la mayor atención del Estado, únicamente después que se hayan obtenido los primeros éxitos en la agricultura y en la industria liviana. El Estado extenderá su esfera económica, concentrará un capital rodante cada vez mayor en sus manos, y renovará entonces por medio del Estado el capital fundamental (acumulación original socialista). No hay absolutamente razones que permitan asegurar que la acumulación de Estado procederá en forma más lenta que la acumulación capitalista privada y que el capital privado saldrá vencedor de la lucha.
17.—En lo que concierne al capital extranjero (compañías mixtas, concesiones, etc.), el papel desempeñado por él en Rusia, aparte de su política propia extremosamente vacilante y cauta, está determinado por las consideraciones y cálculos del Estado obrero, el cual se conserva invariablemente dentro de los límites requeridos para el mantenimiento de la economía de Estado cuando confiera inversiones industriales o cuando entra en contratos comerciales. El monopolio del comercio exterior es en este respecto una seguridad extraordinariamente importante para el desarrollo socialista.
18.—A despecho de esta transferencia de su economía a los principios del mercado, el Estado obrero no renuncia al plan de economía sistemática, ni aún para el próximo período. El hecho solo que todo el sistema ferroviario y la enorme mayoría de las empresas industriales son explotadas y financiadas por el Estado, hace inevitable una combinación del control centralizado del Estado con el control automático del mercado. El Estado concentra más y más su atención sobre, la industria pesada y los medios de transportes, como fundamentos económicos, y en gran medida adapta su política con respecto a las finanzas, rentas públicas, concesiones y contribuciones a los requerimientos de estos factores. Bajo las circunstancias del presente período, el plan económico del Estado no se aplica a la tarea utópica de sustituir la previsión universal a los efectos elementales de la oferta y la demanda. Al contrario; partiendo del mercado como forma fundamental de la distribución de los productos económicos y de la regulación de la producción, el actual plan económico tiende a asegurar el mayor dominio posible de las empresas de Estado en el mercado, combinando todos los factores de tasación, industria, comercio y crédito, y a establecer las relaciones recíprocas entre estas empresas sobre el más alto grado de cálculos previos y uniformidad, de modo tal que, sostenido por el mercado, el Estado pueda progresar con rapidez, especialmente en la esfera de las recíprocas relaciones entre las empresas del Estado.
19.—La inclusión de los campesinos en el plan sistematizado de economía de Estado, vale decir, de la economía socialista, es una tarea todavía más fastidiosa y complicada. Las organizaciones cooperativas, controladas y dirigidas por el Estado, allanan las dificultades de esta labor satisfaciendo las más imperativas necesidades del campesino y de sus haciendas. Este proceso será conducido con tanta mayor rapidez económica en proporción al acrecentamiento de la cantidad de productos de la industria que puedan ser destinados a las villas por intermedio de las cooperativas. Pero el principio socialista habrá triunfado completamente en el dominio de la agricultura una vez que la electrificación se haya realizado, poniendo fin a la separación bárbara de la producción agraria. El plan de electrificación forma así un elemento importante del plan económico del Estado colectivista, y como su importancia aumentará en proporción al acrecentamiento del poder productivo de la agricultura, ganará ascendiente en el futuro, convirtiéndola en el fundamento de toda la economía socialista.
20.—La organización económica consiste en la correcta distribución de fuerzas y medios con un propósito determinado entre las varias ramas y empresas, y en la racional, vale decir, más económica utilización de estas fuerzas y medios en cada empresa. El capitalismo obtiene este fin por la oferta y la demanda, la competencia, los mercados favorables y las crisis. El socialismo alcanzará el mismo objeto por la elaboración consciente de la economía nacional primero y mundial luego, como un todo uniforme, sobre un plan general fundado en los medios de producción y exigencias existentes y por consecuencia comprensivo y al mismo tiempo notablemente elástico. Semejante plan no puede hacerse a priori; ha de elaborarse de acuerdo con la herencia económica legada al proletariado por el pasado, y en su elaboración han de introducirse alteraciones y reconstrucciones sistemáticas, con creciente ánimo y decisión, en armonía con el aumento de la experiencia económica y del poder técnico logrado por la clase obrera.
21.—Está completamente claro que ha de transcurrir una larga época entre el régimen capitalista y el socialismo, y que durante esta época el proletariado debe hacer uso de los métodos y formas de organización del intercambio capitalista (dinero, cambio, bancos, cálculo comercial), con el propósito de ganar un creciente control del mercado, y a fin de que éste llegue a ser tan centralizado y unificado que permita abolirlo finalmente y reemplazarlo por un plan centralizado cuyo fundamento fuera toda la evolución económica anterior, constituyendo así el requisito previo para un ulterior desarrollo de la economía. La República sovietista recorre hoy esté camino; pero solo se halla en su comienzo y muy lejos aún de la meta. El hecho de que la República sovietista fué obligada por las condiciones objetivas a adoptar el comunismo de guerra, y forzada por la demora de la revolución en Occidente a efectuar cierta retirada—retirada, sin embargo, más formal que material—ha velado el cuadro real, ofreciendo a los pequeños burgueses adversarios del Estado obrero la oportunidad de hablar de capitulación al capitalismo. En realidad, sin embargo, el curso de la evolución en la Rusia sovietista no es del socialismo al capitalismo, sino del capitalismo—temporariamente apretado por los métodos del llamado comunismo de guerra—al socialismo.
22. La afirmación según la cual la disminución de la producción en Rusia es el resultado de los métodos económicos socialistas o comunistas, es completamente insostenible e históricamente absurda. En realidad, ella resultó principalmente como consecuencia do la guerra, y después, de la revolución, que postró a Rusia por la guerra civil. La revolución francesa, que echó las bases para el formidable capitalista de Francia y del resto de Europa, tuvo por resultado inmediato la mayor devastación y la ruina económica.
Diez años más tarde de la revolución. Francia era mucho más pobre que antes de ella. La circunstancia de que en la república del Soviet la industria no produjera en el año último más que una cuarta parte de la producción de antes de la guerra, no prueba el fracaso de los métodos socialistas, que aún no han podido ser aplicados, sino la magnitud de la ruina económica, consecuencia inevitable de una revolución como la sufrida.
Pero mientras exista la sociedad humana basada en las clases, todo gran adelanto deberá ser pagado con el sacrificio de las vidas humanas y de materiales, sea ya para la transición del feudalismo al capitalismo, o para la transición mucho más transcendental del capitalismo al socialismo.
23. Lo que antecede basta por sí solo para contestar en qué grado la política económica designada como nueva en Rusia forma un estado necesario de toda revolución proletaria. Deben distinguirse dos elementos en la nueva política económica: a) el momento de la “retirada”, ya caracterizado más arriba,y b), el manejo económico del estado proletario sobre la base del mercado con todos sus métodos, procedimientos y combinaciones.
a) En cuanto a la “retirada”, ella puede también ocurrir en otros países como resultado de acontecimientos políticos provocados por la necesidad, en el trajín de la guerra civil, de despojar al enemigo del mayor número de empresas de las que el proletariado es capaz de organizar económicamente.
Las retiradas parciales que resulten de esto pueden ocurrir en cualquier país, pero en ninguno tendrán el carácter y la gravedad que tuvieron en la Rusia agraria, donde la guerra civil comenzó recién cuando el proletariado conquistó el poder. Hoy no podemos dudar que en la mayoría de los países capitalistas el proletariado llegará unicamente al poder después de una obstinada, severa y larga guerra civil; en otras palabras, el proletariado de Europa tendrá que atacar a los cimientos del poder enemigo antes de llegar al poder, y no después de su conquista. Y en cualquier caso la resistencia, de la burguesía—militar, política y económica—será cada vez más débil, en relación al número de países en que el proletariado haya conquistado el poder. Esto significa que el momento de la conquista armada de la industria y el momento subsiguiente de la retirada económica tendrán un rol incomparablemente menor en otras partes que el que tuvieron en Rusia.
b) Por lo que respecta a la utilización de los métodos y organizaciones creados por los capitalistas para regular nuestra economía, todos los estados de trabajadores tendrán que pasar por ese período en mayor o menor grado en su marcha desde el capitalismo al socialismo. En otras palabras, todo nuevo gobierno obrero, después de haber destruido inevitablemente todas las organizaciones económicas capitalistas en mayor o menor grado durante la guerra civil (intercambio, bancos, truts, sindicatos), los restaurará de nuevo, subordinándolos políticamente, y después de haberlos dispuesto la organización del mecanismo colectivo de la dictadura del proletariado, tendrán que apoderarse de ellos por el trabajo constructivo para ir gradualmente con su ayuda realizando la reconstrucción de la economía sobre la base socialista.
Cuanto mayor sea el número de los países en que el proletariado esté en el gobierno, y cuanto más fuerte sean los proletarios al subir al poder, más difícil será al capital y aun a los capitalistas el emigrar y más débil será el apoyo que puedan prestar para realizar el sabotaje en la parte administrativa y de los técnicos intelectuales. Con ello será mucho menor la destrucción de los materiales y organizaciones capitalistas, y más fácil la tarea de la reconstrucción.
24. La rapidez con que el estado de los trabajadores pase este período, durante el cual el socialismo naciente se encuentra aún envuelto y se desarrolla dentro de su crisálida el capitalismo, dependerá, según se ha indicado, de la situación política y militar y también del nivel de organización y cultura que haya alcanzado la clase trabajadora y del grado de desarrollo y de las condiciones de las fuerzas productoras existentes en el momento de llegar los trabajadores a ocupar el poder.
Cuanto más avanzado sea el grado de evolución de estos factores, con mucha mayor celeridad pasarán evidentemente los estados proletarios por transición a la economía socialista y de aquí al comunismo perfecto.
L. TROTSKY.
Después de este claro y concreto informe de Trotsky, veamos lo que dice Lenin:
“Para explicar “como hemos comenzado esta nueva política económica” debo decir que a principios de 1918, he tenido una corta polémica referente a la cuestión de nuestra actitud al respecto del capitalismo de Estado. Decía entonces: “En relación a la política económica actual de la República Federal Socialista de los Soviets, es decir en relación a la situación económica de 1918, el capitalismo de Estado constituye un progreso. Si por ejemplo podríamos en seis meses introducir el capitalismo de Estado entre nosotros sería un gran éxito y la mejor garantía que en el intervalo de un año el socialismo estaría firme e inconmoviblemente estable en Rusia.
Esto puede parecer extraño, asimismo insensato, puesto que nuestra República era una República Socialista y todas las medidas que tomábamos, incluso las medidas económicas no podían ser salificadas de otra manera que de socialistas. Pero en relación a la situación económica, de la República en esa fecha, yo sostenía la opinión que el capitalismo de Estado constituía un paso adelante e ilustraba este pensamiento por la simple enumeración de los diversos elementos de nuestra estructura económica. Estos elementos eran los siguientes:
1ro—Una forma patriarcal, (la agricultura en su forma más primitiva);
2do—La pequeña producción, (comprendo en ella la mayoría de los campesinos que trafican con sus cereales);
3ro—El capitalismo privado;
4to—El capitalismo de Estado;
5to—El socialismo.
Todas estas clases estaban representadas en Rusia en 1918. Me daba por tarea entonces buscar las relaciones recíprocas, existentes entre ellas, y de estas relaciones surgía lo que a todo el inundo pueda parecer tan extraño, que una forma no socialista, en una República que se proclama socialista, sea reconocida como superior al socialismo.
Veíamos claramente que el elemento pequeño burgués prevalecía y no podíamos hacernos una idea exagerada de las posibilidades existentes para una obra de construcción socialista.
Habiendo demostrado que desde 1918 habíamos previsto el capitalismo de Estado como una línea de retirada posible, paso ahora a los resultados de nuestra nueva política económica. En 1921, después de pasada la etapa más difícil de la guerra civil, estalla una grave crisis interior la más grave según creo desde el nacimiento de la República, grandes masas campesinas y no solamente campesinas sino también algunos obreros manifestaban su descontento. Era la primera vez y espero que será la última en la vida de la República Sovietista, que teníamos las masas campesinas contra nosotros, si no en forma consciente, al menos instintivamente, y por el estado de su espíritu.
¿Cuál era la causa?
La causa consistía en que en nuestro avance económico fuimos muy lejos sin asegurar nuestras bases: sino estábamos en condiciones de darnos esas bases y de limitarnos a tareas más fáciles, estábamos perdidos. Por ello desde la primavera del mismo año decidimos por unanimidad la nueva política económica.
Esta posición, ¿nos ha salvado? o bien los resultados ¿no han sido decisivos? Creo que con toda conciencia podemos responder afirmativamente. El año y medio transcurrido, prueba positiva y absolutamente que podemos soportar el examen con éxito.
Tomemos por ejemplo el sistema financiero, el famoso rublo ruso, si conseguimos estabilizar el rublo al principio por un cierto tiempo, después para siempre, nuestra economía podrá desarrollarse sobre bases sólidas. En 1921, el período de estabilización del curso del rublo papel duró menos de tres meses; en 1922, aún cuando no ha terminado este período ha durado cinco meses. Este hecho prueba que después de iniciada la nueva política económica, estamos progresando. La estabilidad del rublo tiene una gran importancia para los campesinos y la masa enorme de los pequeños productores, y los campesinos se encuentran ahora en una situación tal que no podemos temer de su parte ningún movimiento hostil.
En la pequeña industria notamos un progreso general que trae aparejado un mejoramiento relativo de la situación de la clase obrera tanto en Petrogrado como en Moscú.
En la gran industria la situación es aún difícil. La historia económica capitalista nos demuestra que para los países atrasados los empréstitos a largos plazos podrían ser muy útiles al progreso de la gran industria, pero no los hemos obtenido y todo lo que se ha escrito sobre concesiones y otras operaciones análogas no existen más que sobre el papel. La gran industria representa, pues, un problema difícil, pero a pesar de ello notamos una mejora en su situación. Igualmente nuestra actividad comercial que nos ha proporcionado un cierto capital, alrededor de veinte millones de rublos oro. Son recursos que podemos emplear para facilitar el desarrollo de la gran industria. Tenemos absoluta necesidad de la gran industria, pero para poder colocarla en estado normal hace falta años. La gran industria necesita de subsidios del Estado. Si no pudiéramos acordárselos estaríamos perdidos como país civilizado y sobre todo como país socialista. Hemos hecho un paso decisivo puesto que comenzamos a encontrar los recursos necesarios para volver su actividad a la gran industria.
La cuestión más importante para nosotros es la preparación económica del régimen socialista. No podíamos preparar ese régimen por la vía directa, fué necesario accionar por vía indirecta. El capitalismo de Estado que hemos instituido es de una especie particular. No corresponde a la definición ordinaria de capitalismo de Estado. Tenemos todos los puestos de dirección, el suelo, las partes más importantes de las industrias, hemos arrendado cierta parte de la pequeña y de la mediana industria, QUEDANDO TODO EL RESTO EN NUESTRAS MANOS. En el comercio hemos fundado sociedades mixtas, es decir sociedades en que una fracción del capital pertenece a capitalistas privados extranjeros y la otra parte NOS PERTENECE. Aprendemos a hacer el comercio y además, si algún día lo consideramos necesario tenemos siempre la posibilidad de disolver esas sociedades en que la mayoría del capital nos pertenece. Aprendemos y no arriesgamos nada.
Sin duda hemos cometido muchas faltas : somos, un país atrasado, nuestra cultura es mínima, estamos sin ayuda. Nuestro organismo de Estado tiene muchas deficiencias; los antiguos funcionarios nos han saboteado, y debemos trabajar mucho para transformar el aparato administrativo, para perfeccionarlo y atraerle nuevas fuerzas; procuramos hacerlo y hasta tal vez demasiado rápidamente con nuestras escuelas de administración sovietista, con nuestras facultades obreras, donde docenas de millares de jóvenes aprenden y trabajan. Nuestra tarea está comenzada y esperamos que dará sus frutos cuando tengamos dentro de algunos años una masa de jóvenes instruidos en la medida necesaria para transformar radicalmente nuestra deficiente organización de Estado.”
Estas claras y precisas declaraciones de Trotsky y de Lenin, dejan establecido, sin lugar a dudas, los siguientes hechos:
Toda la tierra es propiedad del Estado;
Todos los ferrocarriles, todas las industrias grandes, medias y pequeñas son, como la tierra, propiedad del Estado Obrero.
Esto es fundamental. El llamado derecho a la propiedad privada ha sido abolido en Rusia. Nadie es propietario de tierras, casas o fábricas en Rusia.
Abolido el derecho a la propiedad que significaba la terrible esclavitud de las masas de la población, la organización obrera: el Partido Comunista y las Federaciones Obreras por industrias toman a su cargo la tarea de organizar la administración de la producción y de los servicios públicos.
En la tarea de organizar la administración de la producción y los servicios públicos, se tropieza con dificultades que impiden el rápido progreso a que aspiran los comunistas, dificultades creadas por los daños causados por siete años de guerra y contrarrevoluciones, que destrozaron las industrias, por la sequía del Volga, y por el bloqueo que los países llamados civilizados han mantenido contra Rusia. En esta situación los gobernantes de Rusia resuelven arrendar algunas partes, de las industrias y volver a la libertad de comercio con cuyas medidas, el gobierno adquiere los recursos para reconstruir la gran industria.
Estas medidas de arrendar algunas partes de la industria y facilitar el comercio libre—que darán grandes recursos al Estado Obrero—no anulan el hecho fundamental y inamovible de la abolición de todo derecho a la propiedad privada, es decir por sobre el arrendamiento de algunas fábricas a capitalistas privados, y el restablecimiento de la libertad de comercio, que hasta Diciembre de 1922, solo abarca un 30 por ciento del movimiento comercial, por sobre todo eso se mantiene en pie que:
—Toda la tierra es propiedad del Estado;
—Todos los ferrocarriles, todas las industrias siguen siendo propiedad del Estado Obrero.
Agreguemos a esto las declaraciones de Lenin, cuando dice más o menos:
—Está en nuestras manos abolir cuando queramos cualquier acuerdo celebrado con los capitalistas privados. “Aprendemos y no arriesgamos nada”.
Es inútil, pues, que los agentes del capitalismo pretendan desprestigiar las actividades de los nuevos gobernantes de Rusia. Ellos saben lo que hacen.
Las nuevas fuerzas que dirigen la organización social de Rusia, marchan de una manera segura a la construcción de la sociedad comunista, aún cuando para ello tengan que afirmarse, en determinados casos, en algunos métodos del sistema capitalista.
Sobre mantener intacta la abolición del sistema capitalista de propiedad privada; sobre mantener intacta, en poder del Estado Obrero, toda la tierra, todos los ferrocarriles, todas las industrias, etc., sobre conservar este hecho fundamental, conquistado con la Revolución proletaria del 7 de Noviembre, se mantiene en pie, invariable estos otros hechos:
—El gobierno en manos del Partido Comunista;
—Los Soviets, órganos del nuevo sistema de gobierno, siguen, siendo elegidos por la masa trabajadora;
—Las Federaciones Obreras, conservan sus derechos, como órganos del Estado Obrero, que intervienen en la producción y en la organización del Trabajo ;
—Los obreros en las fábricas, conservan sus derechos, de seguir interviniendo en el control del trabajo.
A los enemigos del comunismo no les falta motivo para demostrar sus falsos razonamientos con que combaten el sistema sovietista de Rusia y su actual situación industrial. Han combatido a Rusia desde el primer momento, protestando que no es aceptable la dictadura proletaria, y la siguen combatiendo por la misma razón y además por la introducción de la Nueva Política Económica.
Combaten la dictadura proletaria sin conocer las necesidades de su aplicación allá. Fingen ignorar que un país tan inmenso necesita de muchos elementos para defender su nuevo estado de cosas, o se quieren figurar que la burguesía derrotada está ya definitivamente conforme con el nuevo estado de cosas y no hay peligro ninguno de que pretenda volver a conquistar el poder para restablecer su sistema de explotación.
Combaten la Nueva Política Económica, pretendiendo hacer creer a los incapaces de reflexionar, que eso es una vuelta al sistema capitalista, con lo cual los actuales gobernantes de Rusia demostrarían una complicidad con el capitalismo. Valiéndose de estos pretextos y ocultando su odio al comunismo, quieren hacer creer a los que no comprenden bien lo que se está haciendo en Rusia, de que es imposible el establecimiento de un sistema comunista.
Los que se hacen llamar anarquistas hablan de que es inaceptable que haya un sistema de gobierno en Rusia, porque dicen que derrotado ya el régimen capitalista, no hay necesidad de gobiernos ni de ejércitos, demostrando con estas teorías o que son unos perfectos imbéciles o que son agentes del capitalismo que se valen de este pretexto para desprestigiar el nuevo régimen que sé está organizando en Rusia.
No puede suprimirse la actual forma de gobierno, porque significaría, la más grande traición al pueblo, pues sería abrir el camino para que la burguesía aprovechara semejante situación y restaurara su régimen de explotación y de tiranías.
Pero por el hecho de que exista, en Rusia, la dictadura proletaria, que es la obra y la acción del mismo proletariado; pero aún suponiendo que esa dictadura sea solo la obra del Partido Comunista, ¿por este hecho se niega que la clase trabajadora de Rusia tenga en sus manos el poder económico y que por medio de sus Federaciones establece los salarios, los horarios, las condiciones de trabajo, fiscaliza la administración, interviene en la administración, en la educación, en la salud, en la vivienda, etc.? Efectivamente la mayoría de los que se hacen llamar anarquistas, opinan en más pesimistas condiciones que los mismos capitalistas, cuando niegan que existan todas las ventajas ya conquistadas.
La clase capitalista ha reconocido que el sistema capitalista está abolido en Rusia. Este reconocimiento puede significar dos cosas:
Que la clase obrera al apoderarse de las industrias capitalistas se ha constituido a la vez en clase capitalista, lo que es un absurdo suponer, o que la clase obrera al expropiar a la clase capitalista ha socializado en realidad todos los medios de producción y de cambio.
La intervención en todos los movimientos del Estado Obrero, de los Sindicatos o Federaciones Obreras de Rusia, es tan efectiva, que bien podríamos afirmar que el Estado Obrero no puede desenvolverse sin la cooperación de las Federaciones Obreras.
Leamos lo que a este respecto nos dice el camarada Andreef, delegado al Congreso Internacional de los Sindicatos Rojos por la Confederación General del Trabajo de Rusia, la Confederación Obrera más grande del mundo que cuenta en la actualidad con más de cinco millones de cotizantes, y cuya palabra merece fe a toda la clase trabajadora organizada del mundo: (Andreef dice en su informe al 2do Congreso de la Sindical Internacional Roja ):
“Antes de la nueva política económica, 1921, los sindicatos habían llegado a ser el brazo principal de la dictadura del proletariado, puesto que el Partido y los Soviets eran insuficientemente fuertes para edificar con sus manos el nuevo Estado Obrero. En consecuencia, las tareas de la lucha de clases, de la lucha para el mejoramiento de las condiciones de vida, fueron reemplazadas en gran parte por esa tarea de edificación económica. Ese rol de construcción económica los sindicatos lo conservaron hasta el momento en que fué puesta en vigor la nueva política económica. Los métodos esenciales del sistema económico aplicado por la clase obrera en el curso de este primer período fueron los siguientes:
1) Nacionalización casi absoluta de la industria grande, mediana y pequeña; 2) Requisiciones de alimentos suprimiendo la libertad de comercio; 3) El reemplazo del sistema de cambio por una repartición metódica (sistema de cartas de alimentación); 4) Centralización de la gestión directiva entre las manos de organismos nacionales, llamados Comités Generales. El sistema de estos Comités Generales ha degenerado con el tiempo, en su propia antítesis, pero no es por ello menos cierto que la marcha natural del desenvolvimiento de los hechos, nos empujaba hacia una centralización cada vez mayor de la industria. Y, por fin, como punto 5) La rectificación de los salarios y el pago de los mismos en mercancía sobre un plan nacional.
Es el camino que hemos seguido en el curso de los años 1918, 1919 y 1920. Si las condiciones particularmente difíciles no nos hubieran desviado, hubiéramos continuado este camino todavía. Parece que tendremos más tarde que rehacer esta etapa una vez más en las vicisitudes de la revolución internacional, cuando la clase obrera haya podido vencer definitivamente.
Es evidente que en esas condiciones los sindicatos debían revisar radicalmente sus relaciones con el Estado. En lugar de guardar la actitud hostil de antes, tratábase ahora de reforzar por todos los medios el aparato del Estado. Las antiguas tareas de la lucha de clases debían ser reemplazadas por la organización de la economía, la preparación de los militantes mejores dotados a las funciones directivas, la realización metódica y la normalización de la jornada del trabajo. Paso por alto el trabajo educativo de las masas que ha quedado, como en el pasado, entre las manos de los sindicatos, que solamente no lo han abandonado en este primer período de la dictadura proletaria sino que lo han ensanchado.
Fijando esas tareas sindicales estábamos en desacuerdo con los adversarios de la revolución proletaria, los mencheviques y los socialistas revolucionarios, que habían ensayado, después de la disolución de la Constituyente, de transformar los sindicatos en bases de su acción contrarrevolucionaria. De otra parte cierta tendencia en el seno del Partido Comunista mismo, se oponía igualmente a ese punto de vista.
Los mencheviques discutían la utilidad de la estabilización de los sindicatos. En efecto los mencheviques sostienen que los sindicatos, aún bajo el régimen sovietista, deben atenerse a sus antiguas tareas, a sus antiguas relaciones con el Estado. En cuanto a nosotros, sosteníamos, que, a medida que la dictadura proletaria se reforzaba, los sindicatos debían incorporarse de más en más al sistema general del Estado Proletario. Eramos nosotros los que teníamos razón; prácticamente los mencheviques y los socialistas revolucionarios perdían día a día su importancia en el movimiento sindical ruso; el número de sus representantes en los Congresos Sindicales disminuía de año en año y en el último Congreso Nacional de los sindicatos, no tenían ni un solo mandato, y solo habían logrado una tarjeta de invitación; los hechos han demostrado quien tenía razón y quién no la tenía.
La nueva política económica ha obligado nuevamente a los sindicatos a revisar sus prácticas. Esta revisión se ha efectuado desde febrero de 1922, y ella fué aprobada por el 5to Congreso Nacional de los Sindicatos Rusos. En relación con los rasgos esenciales de la nueva política económica, (reemplazo del aprovisionamiento por el Estado, por el sistema de los cambios libres, restablecimiento del mercado libre, empresas privadas y arrendadas, desenvolvimiento de la autonomía de los órganos locales del Estado), los cambios sufridos por la práctica del movimiento sindical ruso, se han manifestado en primer lugar, por el reforzamiento del rol de los sindicatos, desde el punto de vista de los intereses materiales y morales del proletariado ; 2do Reducción de la participación de los sindicatos en la dirección de la industria; 3ro Abandono de la fijación de los salarios por el Estado, regularización libre de los salarios por contratos colectivos basados en un mínimo de salarios fijados por el Estado. Además las modalidades de admisión en los sindicatos fueron modificados, así como el carácter de las relaciones recíprocas en la organización sindical.
Como se ve la cuestión de las relaciones esenciales entre el Estado Proletario y los Sindicatos no ha sido modificada. En el fondo los sindicatos han guardado su lugar en el sistema del Estado Proletario, lo mismo que en el primer período de la revolución.
Las relaciones de los sindicatos y del Estado Proletario podían ser cambiadas: 1ro. En el dominio de la participación de los sindicatos en la producción ; 2do. En el dominio de los contratos colectivos; 3ro En el dominio de las huelgas y conflictos. Aquí todavía, debemos notar, que aún cuando la participación de los sindicatos a la producción haya sido reducida en cierta medida, ella fué mantenida en su forma reducida y sometida a una importante regularización. Otrora, los sindicatos dispersaban sus esfuerzos en ese dominio. Ahora, concentran toda su actitud sobre las cuestiones fundamentales, dirigen sus esfuerzos a la participación en los órganos administrativos fundamentales de la economía nacional. Y debemos reconocer, nosotros, miembros del Comité Central de la C. del T. Ruso basándonos en una práctica de varios meses, que sobre todo la importancia de los sindicatos del punto de vista de la participación en la producción no ha sido disminuido. Como en el pasado los sindicatos permanecen estrechamente ligados a los órganos económicos del Estado, y el carácter de las relaciones de los sindicatos con el Estado permanece el mismo en su esencia.
En cuanto a los contratos colectivos, nuestros contratos no reflejan, como bajo un régimen, capitalista la relación de fuerzas de clases en lucha, ellos son la expresión estrictamente técnica de deberes recíprocos, de partes contratantes, puesto que los órganos económicos que establecen contratos colectivos con los sindicatos son ellos mismos, también, representantes de la clase obrera tanto como los asociados. Esos contratos son la expresión fiel de los recursos materiales que pueden ser puestos por el Estado a la disposición de los obreros bajo formas de salarios.
Una última cuestión práctica, la del trabajo educativo, de los sindicatos se desarrolla por todos los medios. La práctica que poseemos consiste en primer lugar en ayudar al Estado en sus actividades de instrucción pública desde el punto de vista de la organización de Escuelas, etc.
Los sindicatos rusos han jugado un rol importante en la “obrerización” de los establecimientos de instrucción pública. Desde ahora el 50 por ciento de los estudiantes de Escuelas Superiores está constituido por proletarios calificados, designados por los sindicatos de su seno y que en tres años se transforman en técnicos de valor para nuestras industrias.
Camaradas: Quisiera terminar mi Informe haciendo referencia a la cuestión de la influencia de partidos no comunistas sobre nuestro movimiento sindical. He dicho ya que los mencheviques y socialistas revolucionarios pierden cada año terreno en nuestro movimiento sindical. Los sindicatos rusos se unen de más en más al único partido revolucionario del proletariado, al comunismo revolucionario. Puede objetarse que esta situación se explica por el hecho que el gobierno sovietista no deja a los mencheviques tomar parte en el trabajo, que el gobierno sovietista pone en prisión a los mencheviques. No tengo ninguna intención de discutir la justicia de la actividad de los órganos del poder de los Soviets, puesto que los enemigos de la clase obrera que son los mencheviques y los socialistas revolucionarios, no merecen ser tratados de otra manera; pero las persecuciones no conciernen a todos los socialistas revolucionarios ni a todos los mencheviques. Son muy numerosos los que de entre ellos pueden trabajar en las organizaciones económicas.
Pues bien, la influencia menchevique, decae cada vez más. Las persecuciones políticas no entran para nada, puesto que es imposible de destruir con la ayuda de las persecuciones, la influencia de un partido que responde a los intereses del proletariado, a pesar de las persecuciones de los comunistas en el extranjero, la influencia comunista se desarrolla y se refuerza en los sindicatos occidentales, pero entre nosotros la influencia menchevique baja de día en día, pues los socialistas revolucionarios y los mencheviques se matan ellos mismos por su pobre ideología. Podemos decir que en la hora actual del movimiento sindical ruso es ideológicamente uno y está fuertemente vinculado al partido del proletariado, al Partido Comunista. Las líneas de las dos organizaciones esenciales coinciden.
Camaradas: El solo ruego que permitiré formular terminando mi informe consistirá en pedirles a ustedes los representantes de la clase obrera del occidente y de la oriente, de ayudarnos a nosotros los sindicatos rusos, a probar al proletariado internacional la falsedad de todas las acusaciones lanzadas más allá de las fronteras contra los sindicatos rusos. Burocratismo, dependencia, frente a frente al gobierno, ausencia de vinculaciones con las masas, etc. Ustedes pueden ayudarnos haciendo conocer a los camaradas de occidente el movimiento sindical ruso, tal como es en realidad; en las condiciones reales de la vida de la clase obrera rusa. Es necesario que los camaradas occidentales sepan que los obreros rusos, habiendo derrumbado el poder del capitalismo en Rusia han instaurado en lugar de ese poder el poder del proletariado. Es necesario que nuestros camaradas extranjeros conozcan los sacrificios enormes soportados por el proletariado ruso durante la guerra civil, en el hambre y en el frío. En esas condiciones extremadamente difíciles que la clase obrera rusa marcha hacia la victoria no solo al nombre de la Revolución Rusa sino de la Revolución Mundial. Nuestra Revolución no es más que el prólogo de la Revolución Mundial.
Es preciso que la clase obrera del occidente sepa que actualmente la guerra civil terminada, nos encaminamos por el largo camino de la edificación económica de nuestro país. Hemos conseguido no solamente contener la destrucción de nuestra economía sino también de mejorar cada vez más en forma importante las condiciones materiales del proletariado ruso.”
Pruebas evidentes que demuestran la disminución de las fuerzas mencheviques (demócratas), son las cifras siguientes que indican la creciente disminución de delegados a las conferencias y congresos nacionales realizados en Rusia, como sigue:
|
Número de delegados |
Mencheviques y simpatizantes |
Porcentaje representado |
3ra Conferencia, Junio 1917 |
220 |
120 |
55,5 |
Conferencia, Sept. de 1917 |
117 |
45 |
38,4 |
1er Congreso de las Uniones Profesionales, Enero 1918 |
416 |
90 |
21,4 |
2do Congreso de las Uniones Profesionales, Enero 1919 |
748 |
70 |
9,4 |
3er Congreso de las Uniones Profesionales, Abril 1920 |
1229 |
78 |
6,3 |
En el Congreso del año 1922, los mencheviques no tuvieron ni un solo delegado.
Ahora veamos leí otro aspecto, es decir el crecimiento constante de las fuerzas bolcheviques y comunistas cuya influencia crecía, precisamente por agradar más al pueblo y a la organización su táctica claramente revolucionaria y su concepto sobre la lucha de clases de una manera clara e intransigente.
Las cifras del crecimiento de las fuerzas comunistas en el seno de los sindicatos es como sigue:
|
Número de delegados |
Comunistas y simpatizantes |
Porcentaje representado |
3ra conferencia, Junio 1917 |
220 |
80 |
36,5 |
Conferencia, Sept. 1917 |
117 |
67 |
58 |
1er Congreso, Enero 1918 |
416 |
273 |
65 |
2do Congreso, Enero 1919 |
748 |
494 |
60 |
3er Congreso, Abril 1920 |
1220 |
940 |
78,1 |
Estas cifras son tomadas de datos oficiales publicados por Losovsky en 1921.
De modo que las afirmaciones del camarada Andreef, respecto al término de la influencia de los mencheviques (demócratas) quedó confirmada con las cifras citadas.
La prensa burguesa no ha cesado de hablar del hambre de Rusia atribuyéndolo siempre a producto del mal gobierno de los comunistas y al supuesto desorden o incapacidad de los obreros.
La realidad, sin embargo, es conocida del mundo entero, la falta de lluvias en la región del Volga, dejó esa región sin cosechas el año 1921, y afectó a 40 millones de personas. A la falta de cosechas de esa región, había que agregar el cerco de bayonetas que Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia, Japón y Estados Unidos habían colocado, cercando la Rusia, para impedir que entrara alimentos de ninguna parte, aun cuando Rusia los comprara.
Estos dos hechos más importantes: la falta de cosechas en el Volga y el bloqueo de Inglaterra y demás países aliados, eran bastantes para mantener el hambre. Sin embargo hay que agregar a eso las revoluciones fomentadas por Inglaterra y Francia contra Rusia, y las consecuencias de la guerra, cuyo período abarca cerca de siete años, desde 1914 a 1921, situación por cierto ajena a la voluntad de los comunistas y de los obrero.
En Chile se repite muy a menudo, tanto por la prensa burguesa como por los gobernantes y parlamentarios que nuestro malestar económico es producto o consecuencia de la guerra europea. Así vemos que cuando les conviene a los burgueses el malestar de nuestro país proviene como consecuencia de la guerra europea, pero ese mismo criterio no lo quieren aplicar a Rusia.
El desastre económico de lluvia, para los burgueses, no puede ser consecuencia de la guerra europea, con mayor razón ese país que soportó el mayor peso del conflicto, y en cambio lo aplican a Chile que estuvo muy lejos de la guerra y que al contrario vendió toda su producción a muy buen precio durante los cuatro años que duró la contienda. ¡Es la lógica burguesa!
El hambre en Rusia fué consecuencia de las causas que dejo anotadas, todas muy ajenas a la voluntad de. los comunistas, de manera que la calumnia que continuamente siembran los burgueses no es bastante para obscurecer la verdad al que sabe buscarla.
Quiero darles a conocer, ahora, el informe presentado a los delegados al cuarto Congreso de la Internacional Comunista, sobre esta misma cuestión, que es como sigue:
Munzenberg informa sobre el COMITÉ PRO HAMBRIENTOS.
Divide su informe en dos puntos:
1ro La obra de socorro hasta el presente; y
2do La obra a realizar en la actualidad y en el porvenir. Para indicar la importancia de este problema bastará recordar que alrededor de 40 millones de seres humanos han sido expuestos directamente al hambre y que alrededor de tres millones han muerto. La ayuda a los hambrientos ha provocado una demostración de solidaridad obrera desconocida hasta el presente. En todos los países, desde el Japón hasta las Indias, las Américas del Norte y Sur, además de Europa, se han organizado campañas en favor de los hambrientos afectados por el desastre del Volga. Sin embargo los resultados obtenidos no son todo lo que puede aportar el proletariado. Hasta el 1ro de Agosto de 1922 todas las organizaciones extranjeras, gobiernos, destacamentos de Cruz Roja, A.R.A. (Internacional de Seguros Americanos). Nanzen, Croker, junto con los seguros obreros han llevado a Rusia 33 millones de puds en cereales, mientras que Rusia sola ha transportado 165 millones de de puds de víveres, y 31 millones de puds de semillas. Todos los países extranjeros no han hecho más que la sexta parte de lo que la Rusia hambrienta para combatir el hambre del Volga. Señala como en el primer momento los gobiernos burgueses quisieron ejercer un verdadero “chantaje” contra la Rusia con la cuestión del hambre. Y en esos momentos solo la presión de la clase obrera y especialmente de los obreros ingleses pudo evitar la alianza militar que se proyectaba aprovechando la situación. Esta presión se fué haciendo tan intensa que hasta gobiernos tan reaccionarios como el francés, se vieron obligados a votar sumas para los hambrientos. Igualmente la 2da y 2da y 1/2 Internacionales quisieron aprovechar la situación.
En el primer momento bajo la presión de esas masas se pronunciaron en favor de una gran acción por los hambrientos, luego, cuando esa presión disminuyó tentaron explotar la catástrofe contra la Rusia y especialmente contra su sistema de organización, (contra el sistema de los Soviets). A pesar de lo dicho antes el resultado de esta campaña ha sido mejor del que esperábamos. En este contribuyó toda la Federación Sindical de Amsterdam, no ha reunido más que 1.400.000 gulden holandeses. El Partido Comunista Holandés solo que tiene alrededor de 2 o 3 mil miembros y no los 20 millones de Amsterdam, había contribuido con 500 mil gulden holandeses. Con otros detalles demuestra toda la importancia de la contribución de los Comités formados por los Partidos Comunistas, para luego pasar a la segunda parte de su informe.
Respecto a la nueva misión del Comité pro-hambrientos transformado en COMITÉ DE AYUDA ECONÓMICA PARA RUSIA, indica los orígenes de esa iniciativa que hacen posibles la ayuda económica por medio de empréstitos para financiar las empresas industriales de Rusia, facilitarles máquinas, materias primas, etc., para contribuir a su obra de reconstrucción económica en forma útil y en la medida de la capacidad de cada país.
No es una acción filantrópica la que el Comité se propone. Debe continuar siendo una acción complementaria de las aspiraciones políticas de los Partidos Comunistas y si tomamos en consideración la situación política actual y las condiciones rusas, tenemos la esperanza que este concurso puede ser un buen apoyo para la causa de Rusia y de la Revolución Mundial.
Es preciso remarcar bien la condición como se socorrió a los hambrientos del Volga. Fíjense bien nuestros lectores:
El mundo entero en su grandioso esfuerzo de solidaridad llevó a los hambrientos del Volga: treinta y tres millones de puds de alimentos y la Rusia sola reunió ciento noventa y seis millones de puds de alimentos y de semillas para alimentos.
El mundo entero, como dice el informante, apenas si reunió sexta parte de lo que pudo reunir la Rusia sola, cercada, bloqueada, asediada por las contra-revoluciones y en medio del desastre económico que le traspasaban como herencia el zarismo y la guerra.
Esto demuestra que la Rusia en manos de los comunistas, aun en medio del desastre que le legaba el pasado, era más potente, mucho más que todo el resto del mundo para salvar su propia situación en sus horas de angustia. No era, pues, Rusia,aquel país absolutamente miserable que nos presentaba la prensa burguesa, cuando demostraba ante el mundo su gran potencia para vencer el hambre y al mismo tiempo las contra-revoluciones pagadas con el oro de Inglaterra y demás países aliados contra el naciente comunismo de Rusia.
Eso revela, a quien tanga buenos ojos para ver, que Rusia muy a pesar de la desastrosa situación en que la dejó el zarismo y la guerra, es una fuerza colosal en manos de los comunistas y de los sindicatos revolucionarios, cuya potencia va creciendo cada minuto que trascurre al mismo tiempo que la potencia del capitalismo se va derrumbando precipitadamente en el resto del mundo para felicidad de la Humanidad.
Que la Rusia obrera y comunista es hoy una gran potencia económica que va creciendo gigantescamente minuto por minuto a la vez que el poder capitalista se debilita y se arruina, es cosa que muy bien lo sabe y lo conoce la clase capitalista y no disimula el temor que le produce el crecimiento de la potencialidad de la Rusia obrera y comunista.
Veamos lo que dice el escritor burgués Joaquín Edwards Bello, en “LA NACIÓN” de Santiago del Domingo 4 de Marzo de 1923:
A pesar de todo lo que se escribe, de los horrores del hambre, las ejecuciones, etc., el régimen ruso se solidifica y cada día las naciones del Occidente europeo se ven obligadas a llamar nuevos funcionarios de la Rusia soviética para tratar familiarmente con ellos. Las noticias que llegan de Moscú, de viajeros formales, y las fotografías que exhiben algunos periódicos no producen horror ni mucho menos. A lo más alguna estatua derribada y una fisonomía nueva de iglesia. Trotsky que vivió algún tiempo en España y que ha escrito cosas muy picantes sobre este país, ha hecho poner un gran letrero en todas las iglesias: “La religión es el opio del pueblo”...
Últimamente, la R. S. F. S. R. Rusia soviética federativa socialista rusa, acaba de proclamar los Estados Unidos Soviéticos o comunistas. Esta Federación de naciones sovietistas incorporara a todas aquellas otras naciones que así lo pidan, formando un gran Estado obrero. Se cree que muchas naciones agrupadas alrededor de la Entente se dejarán incorporaren este nuevo Estado; nos referimos a aquellas que son limítrofes de Rusia y que han sido incorporadas a otros Estados sin consulta popular.
Estos inmensos Estados Unidos que se extenderán desde el Mar Negro hasta el Pacífico, sin más emblema que la bandera roja, harán competencia en el futuro a los Estados Unidos capitalistas de América con la bandera de Stars and stripes.
Nadie sabe lo que nos reserva el futuro. Pero echando una mirada al Mapa Mundi no deja de causar escalofrías la grandeza territorial de la Rusia Roja, capaz de los más audaces sueños espirituales. Rusia produjo los más poderosos cerebros literarios de esta época. No hay novelistas como Tolstoi y Gork, ni cuentistas comparables con Leónidas Andreiev. Toda la literatura moderna sigue la estela rusa. Una nación tan formidable, que produjo tales cerebros, no se dejará arrollar fácilmente.
Y en esa lucha de los Estados Unidos capitalistas contra los Estados Unidos Rojos, semi-asiáticos, ¿qué posición tomara nuestra América, donde el autóctono semi-asiático tiende a subir cada día más?
Eso lo responderán los siglos: la respuesta la dará el año dos mil.
Indudablemente y esto es lo interesante por ahora. Rusia se repone y fortifica su régimen. A principios del año pasado parecía irremediablemente perdida y ahora da pruebas de vitalidad y firmeza. Tehitcherín ha sido la figura más interesante en la Conferencia de Lausanne.
Entre paréntesis de la situación viven miserablemente en Inglaterra un millón y medio de obreros desocupados. Es una tragedia acoté de la Conferencia y los programas de engrandecimiento nacional. Esta inmensa masa de desocupados va en movimiento convergente sobre Londres. En cuanto llegan a Londres se les coloca en las llamadas “poor houses”, mucho peores que los albergues de don Arturo, donde duermen en una especie de cajón de muerto y son sometidos al régimen de agua y pan seco.
Los pobres de Londres han sido siempre impresionantes, y ahora más que nunca. Bonar Law no ha querido recibir jamás una delegación de esos desocupados que la ley inglesa considera simplemente como vagabundos, sin tomarlos en serio para nada. Son vencidos, detritus, desperdicios del régimen capitalista. Esa miseria invade la gran metrópoli inglesa, se cuela donde menos se piensa haciendo extraordinarios contrastes. Cada día aumenta y el gobierno se muestra impotente para socorrerlos. Este es el verdadero y más arduo problema nacional británico, consecuencia de la guerra.
El día de Navidad, cuando los ricos estaban entregados a las delicias del Pudding y el Mistle toe, los desocupados invadieron la plaza de San Pablo e hicieron una parodia de banquete, simulando brindis y bailes y tortas imaginarias que comían de memoria... Esto formaba un triste contraste en Londres, donde hay tanta opulencia, en ese día de expansiones familiares, cuando de los hogares calientes llega un rumor de risas y bailes. Pensando en eso viene a mi mente el cuento de Leónidas Andreiev, “El Angelito”, ese angelito de cera de un árbol de Pascua aristocrático que se deshace en un hogar miserable, mientras el niño duerme con su padre, obrero vencido... Al día siguiente, el hermoso angelito de materia cebosa, negrezca, encima del jergón miserable. El calor pobre lo ha disuelto...
Rusia está latente con sus sueños locos y sus quimeras de nieve encima de esta Europa desquiciada. Los desocupados de Londres, por primera vez, cantan la Internacional y llevan banderas rojas.
Inglaterra está en el petróleo, hoy mismo, Domingo 7 de Enero, mientras mitines monstruos de desocupados, tienen lugar en todo el país; hablarán 1.000 oradores. Trafalgar Square temblará en este Domingo histórico,
¿A dónde vamos?
J. E. B.
Todavía hay más: Una prueba más no solamente para establecer la verdad acerca del inmenso poder de Rusia, sino también del indiscutible talento de sus hombres, lo ha explicado al público lector de Chile, uno de los escritores burgueses más conocidos: Víctor Noir, en “La Nación” del 20 de Enero de 1923, en las siguientes expresiones.
“Es la Rusia la que ha armado a Kemal Pacha y al gobierno de Angora, en nombre de la libertad de Turquía.
Es ella la que ha despertado el pensamiento del Asia y removido el corazón de la India.
Moscú es el observatorio que ha lanzado la voz de rebelión a todos los pueblos del Oriente.
En 1920, Raskolnikow desaloja a los ingleses del Mar Caspio y Tchiteherine firma en Angora la alianza con la Turquía.
Zinoview reúne en Bakou, en Noviembre del mismo año, el Congreso de los Pueblos Oprimidos del Oriente.
Los delegados rusos van en 1921 al Congreso Nacional de la India que se celebra en Nagpur para proclamar la lucha por la Independencia de esa raza.
Los delegados bolcheviques organizan en Tchita la República del Extremo Oriente, que va desde el lago Baikal al Pacífico. El nuevo Estado exige y obtiene de los japoneses la evacuación de Vladivostock. Luego se deja absorber por la gran Rusia.
Desde los campamentos turcos, el pensamiento ruso se dirige, como antaño los Czares, sobre el Afghanistan que domina las fronteras de la India.
Desde la base de Tehita, la diplomacia moscovita inquieta con su propaganda la Corea entera, reanuda relaciones con la China y hace renacer el mismo problema que provocó la guerra de 1904 entre Rusia y el Japón.
Mientras llega la hora de entrar en acción sobre el tapete de la Europa, la Rusia sovietista convulsiona al Asia. Abre en Samarkanda, la ciudad sagrada de los tártaros, en medio de las trescientas mezquitas, la Universidad bolchevique que ha de darle reservas inmensas de adeptos.
Luego invade la Persia. Y opone en todas partes tan formidable valla a la influencia británica, como no la soñaron los cancilleres czaristas del siglo XIX.
El Occidente ha despertado un poco tarde a la realidad de esta política y al verdadero significado de la tregua firmada en 1919 sobre los campos de Polonia.
Y llegó al ejército. (Dice Víctor Noir)
El 28 de Diciembre de 1921, el ejército ruso, compuesto de 5.000.300 veteranos, fue reducido a 1.370.000 hombres escogidos, comprendiéndose en este efectivo a la flota y los institutos de instrucción militar.
Los cuadros de oficiales y de suboficiales formados en la guerra civil, se han completado en un 57% con los jefes y oficiales de los ejércitos imperiales.
A fines de ese año, Trotsky, que se ha dedicado incansablemente a organizar la potencia militar de la Rusia, pasaba una de esas grandes revistas a que es tan aficionado, en la plaza mayor de Moscú, con motivo de la promoción de los oficiales de estado mayor salidos de la Academia Roja de Guerra.
Pronunció un discurso lleno de fuego y de entusiasmo contra la Entente y contra Polonia. El instructor alemán Pik que le siguió en el uso de la palabra, habló del día no lejano en que los ejércitos de soldados y de obreros cruzarían como una tromba de un extremo a otro del globo.
Trotsky ha obligado a los pueblos a encargarse del bienestar de los soldados. Ha llegado hasta invitar compulsivamente a las obreras para cuidar de la ropa y para adornar las habitaciones de los guardias rojos.
Ordena, al mismo tiempo que todo soldado sepa leer. Dispone que todo desertor sea fusilado. Y en Julio de 1922, los tribunales revolucionarios debieron juzgar a treinta y seis alumnos de las escuelas militares que habían rehusado seguir los cursos de aplicación.
Se fusiló a cinco de ellos, declarados culpables de haber violado el “juramento rojo” de los militares.
El uniforme ha cambiado poco. Es siempre el capote gris con adornos rojos, el cinturón sin hebilla, el casco estilo mongólico. El aspecto de la tropa es marcial y los regimientos se presentan admirablemente.
La tropa obedece ciegamente a sus oficiales. No hay galones ni presillas. Los signos del mando consisten en estrellas y cuadrados rojos bordados en las mangas.
El saludo y el paso de marcha son siempre germánicos. Cada regimiento de infantería tiene dos mil hombres, con sus grupos de ametralladoras y de granaderos, sus exploradores montados y sus secciones de telegrafistas y artificieros.
Cada soldado presta el juramento revolucionario, fijado en tabletas muy visibles en todas las paredes de los cuarteles La vieja disciplina czarista rige con mas fuerza que nunca en el servicio. Los reglamentos son los mismos del ejercito alemán.
Cada regimiento tiene su club y su gran sala de lectura con diez mil volúmenes de dotación.
La oficialidad está dominada por el espíritu de hacer colaborar al ejército en la reconstrucción de la unidad nacional y en la educación del espíritu cívico.
El programa es formar los ciudadanos para la lucha por la producción. Se inculca al soldado las nociones fundamentales de marxismo. Se le enseña historia. Se le dan nociones de agricultura y de oficios varios.
En cada cuartel hay un teatro con guarda ropa, lleno de espejos y gran foyer. En las horas de descanso las orquestas ejecutan la Marsellesa y los himnos revolucionarios.
Por todas partes se ven los retratos de Marx y de Lunacharsky.
El ejército ruso es el más instruido del mundo. Sus soldados leen sin cesar una prensa numerosísima y entusiasta.
Los colaboradores de Trotsky siguen diariamente los resultados de esta experiencia. La tropa demuestra gran entusiasmo por los deportes y por el teatro. Cultivan también artes como la escultura y la pintura en talleres especiales, donde las siluetas de Lenin y de Trotsky son los modelos favoritos.
Incesantemente se invita a los Guardias Rojos a escribir a sus familias para contarles cómo viven, lo que ven y lo que aprenden.
De este modo el ejército es la creación más original y poderosa de la democracia rusa. Vive en la fraternidad. Su alimentación es igual a la de los jefes que residen en los palacios revolucionarios. Y los soldados socorren entusiastamente a los muchachos hambrientos que pululan en torno de los cuarteles.
Pero hay algo más todavía. Faltaba un estímulo para oficiales y soldados y Trotsky ha creado una condecoración: ¡La Orden de la Bandera Roja!
El Napoleón Sovietista sabe a donde va…
V.N.
Podríamos hacer muchas citas para probar lo que nosotros hemos afirmado durante los cinco años transcurridos: que la Rusia a pesar de la situación miserable legada por el zarismo se desenvuelve progresivamente, venciendo los obstáculos que le sigue creando el régimen capitalista. Pero es bastante con lo expuesto. De esa exposición de opiniones burguesas resulta confirmada nuestra opinión.
Rusia es una potencia en todos sus aspectos.
Que tiene un gran ejército, lo que significa una contradicción a las ideas comunistas, gritan los burgueses, y le hacen coro los anarquistas. Víctor Noir, bien informado nos ha contado lo que es el GRAN EJERCITO ROJO, que no ex solamente un gran ejército para Rusia, sino que es la VANGUARDIA DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL QUE HABRÁ DE CONCLUIR EN TODA LA TIERRA CON LA ESCLAVITUD MANTENIDA POR EL SISTEMA CAPITALISTA.
¿Es que los anarquistas creen que se va a vencer a la burguesía con las manos vacías?
Cuando los anarquistas sostienen la teoría de que no debe haber ejército en Rusia, hacen una traición a la clase obrera porque pretenden que se desarme cuando la burguesía continúa armada en el resto del mundo, y dispuesta a seguir manteniendo en la esclavitud al proletariado.
Cuando en Rusia se disuelva el ejército rojo sus soldados se esparramarán por todo el país como elementos de cultura y civilización cosa que no se puede decir en ningún otro país de la tierra.
Será inútil que, escritores de cualquier polo, se sacien escribiendo y desprestigiando a Rusia, presentándola como un país de raza inferior, pues al fin y al cabo algún escritor burgués también, y con mayor razón nosotros, escriben la verdad, es decir, que el pueblo de Rusia va desarrollando una cultura y una civilización superiores.
La burguesía y sus agentes, lo mismo que los ignorantes se empeñan y trabajan por desnaturalizar la verdad de lo que pasa en el desarrollo de la organización social en Rusia.
Así por ejemplo niegan que el poder económico esté en manos de la clase trabajadora, por la circunstancia de que el poder económico de los capitalistas, en el resto del mundo sea todavía una fuerza de control mucho mayor que el poder económico de Rusia.
Eso no es una razón.
Si en una casa hay una docena de naranjos cargados de flores, se puede decir con toda exactitud: estos árboles tendrán muchas naranjas o bien, este año tenemos muchas naranjas.
Así los obreros de Rusia: tienen en sus manos tolas las fábricas, todos los elementos de transporte, toda la. tierra que produce los materiales que las fábricas utilizarán para manufacturarlas, todas las minas, etc.
Tienen, pues, en sus manos todo el poder productor que es la esencia del poder económico.
Nadie niega que la organización capitalista del resto del mundo sea un estorbo que mientras exista, retardará la implantación de un sistema comunista perfecto y por lo tanto controlará en parte el poder productor y económico de Rusia obrera y campesina.
Pero frente a este factor económico de la burguesía está en todos los países el proletariado revolucionario que en su lucha permanente, tanto por las mejoras inmediatas como por las aspiraciones hacia el comunismo, ayuda poderosamente al proletariado de Rusia en su lucha por el comunismo integral.
La lucha y la acción inevitable que sostiene el proletariado de todos los países, por pequeños que sean sus triunfos, constituyen diariamente un debilitamiento del poder burgués, y por lo tanto un progreso y un reforzamiento del poder obrero dentro y fuera de Rusia.
El movimiento en este sentido marcha hacia el reforzamiento del poder obrero que significa el reforzamiento de su poder económico.
Los obreros de Rusia tienen en sus manos el poder económico de su país.
Dentro de Rusia ese poder no puede ser abatido por ninguna clase de fuerzas y solo recibe el control exterior en cuanto sale a luchar fuera de Rusia.
Cuando Rusia lleve trigo u otros productos al mercado extranjero, venderá con más ventaja que cualquier otro país porque el trigo de Rusia no necesita percibir la utilidad que el capitalista reclama en todos los demás países. De esta manera, a medida que se desarrolla la capacidad productora de Rusia, crecerá su potencia económica sobre los demás países.
Esto prueba que Rusia tiene un poder económico.
En todos los países gobernados por los capitalistas explotadores sin piedad del trabajo humano, los fondos o dineros fiscales nacionales para atender los gastos y obras públicas de la Nación, se reúnen por medio de impuestos o contribuciones que se cobran directa e indirectamente a todos los habitantes. Este sistema de impuesto es cada día más odioso en todos los países.
En Chile, quien quiera que revise la labor de las Cámaras, no verá otra cosa que proyectos y leyes que gravan y gravan a la población con nuevos impuestos.
En Rusia no se grava al pueblo con impuestos.
Los fondos fiscales, en Rusia, para atender todos los gastos generales de la nación, se reúnen con las utilidades que dejan todas las empresas industriales, ferrocarriles, correos, telégrafos y otros servicios; con el producido de los arrendamientos de algunas fábricas o concesiones, con el impuesto en especies que deben pagar los campesinos como único aporte al Estado.
Los campesinos contribuyen a formar el fondo del Estado Obrero, entregando una parte de sus cosechas, en productos, que no llega al 15 por ciento. No tienen la obligación de pagar impuestos en dinero. De manera que el campesino que algún año no haya podido cosechar, tampoco tiene obligación de pagar ningún impuesto.
En todos los demás países los campesinos deberán pagar los muchos impuestos que pesan sobre ellos, aunque no cosechen nada.
Cuando un año es seco y arruina a los campesinos, el Estado cobra implacablemente sus impuestos y los grandes propietarios sus arriendos en cualquier país que no sea Rusia.
En Rusia el campesino es libre.
El único propietario de la tierra es el Estado Obrero y Campesino. En estas condiciones el trabajador del campo solamente paga una contribución proporcional cuando tiene una cosecha.
Es decir entrega una parte de su cosecha y es dueño absoluto del resto de su cosecha.
De esta manera, el campesino que tenga una pequeña cosecha contribuirá con menor cantidad que aquel campesino que haya logrado una cosecha más grande.
En Chile los campesinos gozarán de la misma suerte, desde el día en que el poder político pase a manos de los obreros de las ciudades y de los campos. Cuando los campesinos dejen obedecer a sus explotadores y sepan unirse con todos sus hermanos de miseria, entonces quitaremos a los explotadores el poder político y el poder económico.
Si la tierra es la fuente de producción de todos los alimentos y cosas necesarias para poder vivir, nadie tiene derecho a llamarse dueño de la tierra. Porque adueñarse de la tierra es lo mismo que adueñarse de los alimentos indispensables para vivir. Debido a la ignorancia del pueblo, algunos hombres se han hecho dueños de la tierra y de sus productos y de esta manera se han hecho dueños de la vida de todas las personas.
Esto no es justo ni es honrado.
Por eso los comunistas gritamos al mundo entero, que hay que abolir el mal llamado derecho a la propiedad, de la tierra y de los instrumentos de producción.
El día que toda la tierra sea del Estado, desde ese día no habrá ni pobres y miserables.
El día que toda la tierra sea del Estado, desde ese día no habrá más hambres y miserias, porque antes de mandar las cosechas a países extranjeros atenderemos primeramente nuestras propias necesidades y cuando así obremos el pueblo de Chile andará bien vestido, tendrá buena habitación y comerá en abundancia.
Si necesitamos traer de otros pueblos, productos que no produce nuestra tierra, entonces sembraremos más extensiones de tierra a fin de tener mayor cosecha para vender al extranjero, sin necesidad de reducirnos nosotros al hambre.
Esto haremos cuando los campesinos y los obreros estemos unidos para abolir y hacer terminar el poder de los ricos, pues, siendo los pobres la gran mayoría, necesitamos tener nosotros todo el poder en nuestras manos, como pasa actualmente en Rusia.
No hay que confundirse cuando hablamos de abolir todo derecho de propiedad, porque el que hoy sea propietario de una casita o un pedacito de tierra no será molestado para nada, pues la pequeña propiedad que apenas sirve a una familia, no es lo que produce el malestar.
Es la gran propiedad, generalmente improductiva, la que produce el malestar y la pobreza y es esa gran propiedad la que vamos a abolir cuando seamos capaces de derribar del poder a los actuales explotadores, no tampoco, para condenarlos a la miseria y al hambre, sino para quitarles el poder que hoy tienen y con el cual nos oprimen y nos mantienen en la miseria por su egoísmo, por su ambición y por su falta de honradez.
La condición en que hoy está organizado el trabajo en Rusia, tanto en el campo como en las ciudades, no es todavía el comunismo, pues, no se puede pasar directamente, de un golpe, en poco tiempo desde el sistema capitalista al comunismo.
Desgraciadamente dada la forma actual como está organizado el mundo, con los poderosos engranajes establecidos por las burguesías, es preciso pasar por un período transitorio durante el cual se van preparando los órganos necesarios para el desarrollo y establecimiento de una organización comunista.
Pero si no se puede organizar inmediatamente un sistema comunista, eso no quiere decir que sea preferible continuar viviendo bajo el sistema de la explotación actual que degenera la raza, que la reduce a la miseria, a la prostitución y a la delincuencia.
Tampoco es posible conformarse con las promesas que jamás se cumplen.
Por eso, aunque sea, poco a poco, iremos marchando a organizar el comunismo.
Principiaremos por tomar todo el poder de manera que la clase trabajadora, con el poder en sus manos, una vez desarmada la clase explotadora y gobernante, vaya organizando la nueva sociedad.
Hemos dicho que en Rusia no hay impuestos en la manera de los demás países. Las utilidades que dejan las fábricas, en vez, que pasen al bolsillo de los capitalistas como en todos los países, en Rusia pasan a ser el fondo público, el tesoro nacional.
De esta manera, la clase obrera y campesina siente un doble interés en producir.
Primero: para alcanzar el más alto salario (mientras se mantenga el sistema de salario, pues, habrá de abolirse a medida que se perfeccione la organización);
En seguida: para dejar al Estado la más alta utilidad para el desarrollo de todos los servicios generales y para el engrandecimiento de todas las industrias.
Así pues, la tarea económica de cada personal de fábrica es producir para mejorar directamente su propia situación, pues, con lo producido por cada fábrica deben atenderse las siguientes necesidades:
—El salario de todo el personal;
—La reducción de la jornada de trabajo;
—La compra de las materias primas o materiales.
—La educación elemental y la técnica;
—El servicio médico para toda la familia;
—Biblioteca y cultura;
—Previsión social (invalidez, vejez, etc.);
—Reparaciones;
—Reservas;
—Alquiler de los edificios y habitaciones pagadas a los Soviets locales, como rentas para los servicios municipales (higiene pública, limpieza, alumbrado, etc.);
—El saldo o utilidad, después de atendidos todos esos servicios, constituye el fondo público para los presupuestos nacionales o regionales.
Así más o menos, trabaja cada fábrica, cada industria, cada servicio público.
Existen los organismos necesarios y competentes para el desarrollo de esta manera de trabajar.
Se irán creando nuevos organismos según las necesidades que se vayan notando. Podrán desaparecer también algunos organismos cuando se comprendan que son inútiles.
El salario habrá de desaparecer un día cuando la capacidad, la competencia y la cultura lo impongan, pues, la supresión el salario significa un gran progreso en la organización de la distribución y administración de toda la producción. Cuando las fábricas tengan hoteles donde todo el personal y sus familias puedan alimentarse; cuando tengan sus cooperativas o almacenes de aprovisionamiento de los demás elementos para vivir; diversiones, etc.; podrá ser llegado el momento de suprimir parcialmente el salario que quedaría reemplazado por servicios de distribución de los elementos necesarios a la vida.
Pero hay que comprender que todo esto requiere competencia y cultura cada vez más perfectas.
El alcoholismo como plaga social o como industria no existe en Rusia. Va desapareciendo por diversas razones;
1ro No se fabrica alcohol, sino en proporciones pequeñas;
2do El Estado de Rusia, al revés de los demás países, tiene interés en que el alcoholismo desaparezca completamente; y
3ro Todos los sindicatos, todos los centros, comunistas, todas las instituciones culturales, se encargan de la tarea de elevar la cultura para llegar a la completa extirpación de todos los vicios creados, fomentados y protegidos por los Estados capitalistas.
Así como el alcoholismo marcha a su desaparición así también va desapareciendo la prostitución.
La fuente creadora de la prostitución, que es producto del sistema capitalista, por la miseria, por el mal salario, por la desocupación, por los vicios por la ignorancia por la carestía de la vida, por las dificultades para vivir con decencia, por la opresión, y demás causas que produce el estado capitalista, van desapareciendo en Rusia a medida que va progresando la condición económica y por la razón de que en este país la mujer puede desenvolverse en igualdad de condiciones que el hombre.
Respecto a la constitución de la familia existe en Rusia un Código Civil que declara libre y en estado de matrimoniarse al hombre y a la mujer a los 18 años. También existe un Derecho a divorcio bastarte amplio. La situación de los hijos no es un grave problema en Rusia para el caso de la disolución del matrimonio, pues el Estado cuida preferentemente de los niños.
La iglesia en Rusia tiene libertad para sus misiones religiosas, pero son debidamente vigiladas, pues todos saben, que el clero es en realidad un verdadero instrumento del capitalismo.
Las objeciones que se hacen acerca de que Rusia no ha podido todavía establecer un régimen comunista, son totalmente desprovista de razón y de seriedad. Quien lea detenidamente el informe de Trotsky que corre desde la página 52 adelante de este libro, podrá darse cuenta de lo que significa edificar un Estado Obrero sobre las ruinas de un régimen capitalista que desaparece entre el torbellino de la más inmensa de las guerras que han azotado a la humanidad, como fue la guerra europea que asoló al mundo durante los años 1914 a 1918; es sobre el montón de ruinas que acumuló el régimen capitalista durante la guerra es venciendo las contra-revoluciones de los capitalistas que lucharon por reconquistar el poder hasta 1922, es por encima de todos los inconvenientes de la guerra, de las contra-revoluciones, del hambre, de la incultura del pueblo, y de la falta de cooperación obrera de los demás países, es por encima de todo que la Rusia Obrera y Campesina se desenvuelve y triunfa victoriosamente.
El párrafo 7 del informe de Trotsky, dice:
1. Si la victoria del proletariado ruso hubiera sido seguida rápidamente por la victoria del proletariado en la Europa occidental, ello no solo hubiera contribuido poderosamente a acortar la guerra civil en Rusia, sino que las relaciones más estrechas de la economía del soviet de Rusia con aquellas de los países proletarios altamente desarrolladas hubiera abierto nuevas posibilidades de organización y de técnica para el proletariado ruso. En este caso la transición del “comunismo de guerra” al socialismo real, hubiera podido realizarse, sin duda, en un período mucho más breve y sin las convulsiones y retrocesos que la Rusia proletaria ha debido sufrir durante estos cinco años.
Estas razones y las demás contenidas en diversas páginas de este libro, demostrarán al lector lo irrazonable que es exigir a los comunistas la construcción o edificación rápida de un régimen nuevo sobre las ruinas y el caos dejados por un régimen que desaparece y sobre los inconvenientes creados después por el capitalismo desde fuera de Rusia.
No querer creer todas estas cosas ni querer apreciar estas razones es colocarse fuera de toda realidad.
Pero quien se detenga a admirar con honradez y detención cada uno de los hechos construidos, durante los cinco años pasados, tomando en cuenta todos los inconvenientes que obstruían la obra creadora de los comunistas, quien así discierna tendrá que colocarse en el mismo terreno que nosotros que el pueblo de Rusia después de deshacerse de todos los inconvenientes, marcha ahora hacia la construcción de la sociedad comunista; si bien es cierto que todavía existen obstáculos por destruir.
Uno de los factores de más importancia que facilitarán la marcha de los comunistas hacia el comunismo es el progreso de la educación.
La tarea de la educación y de la cultura es en Rusia una preocupación constante de todas las personas que comprenden que solo un pueblo instruido y culto puede ser capaz de establecer un sistema social donde la felicidad y la perfección se desarrollen progresivamente.
Lo que más ha admirado al mundo burgués, ha sido la grandiosa organización de la educación en Rusia, bajo un sistema y condiciones que ningún otro país ha podido establecer, ni se han preocupado de ello por cuanto en los países capitalistas no tienen interés los gobernantes en la verdadera instrucción popular. Los países gobernados por un sistema capitalista solo tiene interés en mantener la esclavitud de las grandes masas del pueblo, para realizar fácilmente la explotación, cosa que no es fácil hacer con un pueblo instruido.
Como el Gobierno de Rusia está en manos de los trabajadores, la tarea de la educación y de la cultura está preferentemente protegida por la acción de todo el Estado y le todas las instituciones obreras, que actualmente no tienen ninguna traba para su labor de cultura.
Este hecho de encontrarse Rusia en condicionas de poder desarrollar progresivamente la educación y la instrucción de las masas populares, es una garantía y una promesa de que siendo una realidad el progreso de la educación y por lo tanto de la inteligencia de la población, todo presentimiento de degeneración desaparece y toda idea de la aparición de un nuevo sistema de tiranía no puede tener consistencia, toda suposición de que la incapacidad popular pudiera ser consecutiva resulta absurda e inaceptable, pues, si el ensanche de la acción educacional es cada día más una verdadera realidad, a la que se abrazan entusiasmadas y deseosas de saber multitudes de personas de ambos sexos, si esto es una verdad innegable en toda Rusia, reconocida por distintos visitantes burgueses, en esto se basa perfectamente la esperanza de que el pueblo de Rusia cada día que trascurra será más capaz y por lo tanto no admitirá ninguna acción que tienda a menoscabar los derechos generales, ni mucho menos al olvido del programa por el cual se hizo la revolución, ni al establecimiento de ninguna clase de tiranías ni efectivas ni disimuladas.
Un pueblo que no detiene su perfeccionamiento cultural no estará nunca en peligro de esclavizarse ni de caer en esclavitudes. Y en esa, condición se encuentra únicamente en el mundo el feliz pueblo de Rusia, que tuvo la suerte y la fuerza y la inteligencia para derrotar el sistema de explotación capitalista.
En las páginas 17 y 18 de este libro hemos dicho como se hacen las elecciones de los poderes constitucionales de Rusia.
Queda demostrado que toda la población trabajadora es la dueña del poder desde el momento que en sus manos está elegir los elementos del poder, y en sus manos también está anular el poder. Si es en los sitios del trabajo donde se hacen las elecciones, si es en verdaderas asambleas donde se eligen los miembros de los Soviets, estamos en presencia de actos electorales totalmente diferentes de los demás países. En Rusia es una realidad, UNA VERDADERA REALIDAD que el pueblo elige sus administradores en Rusia es UNA VERDADERA REALIDAD que el pueblo tiene derechos electorales.
En Chile carecemos de derechos electorales, desde el momento en que desde la inscripción en los registros se empieza por molestar a los ciudadanos que no vienen recomendados por los políticos de influencia y de que las inscripciones se hacen al capricho de los mayores contribuyentes y en horas en que la mayoría de los ciudadanos están trabajando.
La inscripción en masa de los inquilinos de los fundos se opone como una fuerza que contrarresta efectivamente toda influencia de inteligencia que pudiera haber en el electorado de las ciudades. Pero todavía en las ciudades se recurre a comprar el derecho a voto de los ciudadanos, o se suplantan los electores ausentes o muertos, o se falsifican las actas o los verdaderos resultados de las elecciones como lo necesiten los dirigentes políticos de las clases capitalistas.
Esto es UNA VIEJA REALIDAD EN CHILE QUE NADIE PUEDE NEGAR, y estas costumbres anulan todos los derechos que se han escrito en las leyes y así resulta una mentira todo lo que se dice de que existan derechos o libertades. Cuando se dice que Chile es un país donde la DEMOCRACIA es una costumbre establecida, se dice una mentira exacta.
En Chile no hay democracia.
El gobierno se hace para servir los intereses de los grandes capitalistas sin tomar en cuenta para nada los intereses de los demás habitantes de la nación. Quien examine honradamente los actos del gobierno, tendrá que reconocer esta verdad
Para engañar al pueblo se dice: ¿No es una verdad que los obreros demócratas están en el gobierno?
Y nosotros preguntamos: ¿En compañía de quiénes gobiernan los demócratas? Y todo el pueblo verá y reconocerá que los demócratas gobiernan juntos y de acuerdo con los grandes capitalistas del país o con los representantes de esos grandes capitalistas. Y gobernando en compañía de esos grandes capitalistas tendrán que servirse preferentemente los intereses de ellos y por lo tanto abandonar los intereses de la clase trabajadora, pues en el gobierno de un país no se pueden servir JAMÁS los dos intereses al mismo tiempo.
Esta es la VERDAD.
Los capitalistas que son muy hábiles han permitido que pasen hasta el Congreso y hasta el Gobierno algunos demócratas, pero a condición de que sirvan solamente sus intereses, pero de esta manera al llevar a los demócratas al gobierno, mantienen la ilusión del pueblo a quién hacen esperar y creer que así algún día vendrá algún mejoramiento, y mientras los trabajadores mantienen sus esperanzas NO LUCHAN. SE CRUZAN DE BRAZOS ESPERANDO EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS, y así sigue tranquila la clase capitalista explotando y oprimiendo la población.
Eso es lo que se ha conseguido con la democracia: adormecer a las clases trabajadoras bajo la influencia de una esperanza.
La DEMOCRACIA es algo así corno un juguete con que el explotador capitalismo ilusiona y entretiene al pueblo para calmar sus furores y para desviar su atención.
¿Qué abuso se ha suprimido en el país desde que están en el Gobierno los demócratas?...
¿Ha terminado la tiranía y los abusos de los carabineros?
¿Ha desaparecido el sistema de fichas y la supresión del comercio libre en los minerales?
¿Han desaparecido los procesos calumniosos contra los obreros organizados?
¿Ha desaparecido la persecución a la prensa obrera y los obreros federados?
¿Ha desaparecido la violación a las leves del descanso dominical, de accidentes del trabajo, la que reprime el alcoholismo?
¿Ha desaparecido la costumbre de los capitalistas de arrojar violentamente y sin desahucio a los obreros de las faenas?
¿Ha desaparecido la prohibición de que los obreros de las minas y del salitre puedan recibir visitas en sus habitaciones?
¿Qué es lo que han conseguido los demócratas mientras gobiernan en compañía de los capitalistas y a cambio de su concurso?
SERÍA BUENO SABERLO.
Solo han conseguido unos cuantos empleos para unos cuantos amigos y la VANIDAD de sentirse gobernantes cuando en realidad solo están para servir los intereses de los capitalistas y nunca los intereses del pueblo.
Pero mientras tanto la burguesía consigue entretener al pueblo y desviarlo de sus aspiraciones.
En Rusia los trabajadores no creyeron JAMÁS en las mentiras de la democracia y fueron derechamente por el camino de la REVOLUCIÓN que es más corto y MÁS SEGURO, y eso les ha dado la victoria que nosotros los comunistas celebramos.
Todo lo que queda dicho en este libro es un terminante desmentido a cuanto, antojadiza y malévolamente ha dicho alguna prensa y propagandistas oficiosos de que yo estuviera convencido de un fracaso del comunismo en Rusia.
Desde hace cinco años hemos repetido en Chile: En Rusia no existe todavía el comunismo. Lo que hay en Rusia es el poder en manos de los comunistas y con el poder se está, primero, preparando los elementos y los órganos para la organización de una vida comunista o de una sociedad comunista.
Si no se ha organizado todavía una vida comunista, no quiere decir eso que sea un fracaso, porque jamás nadie ha pensado que el comunismo sea un sistema social posible de establecerse en pocos días.
He vuelto de Rusia, más convencido que antes que urge apresurar la Revolución Social que ponga en manos del pueblo todos los poderes para la construcción de la sociedad comunista.
He vuelto de Rusia, más dispuesto que antes, para que el pueblo se disponga pronto a tomar en sus manos todas las fuerzas del poder, porque su incultura, no será nunca motivo serio para retardar la Revolución. Al contrario el retardo de la revolución significa mantener la incultura y todas sus consecuencias. Urge, pues, apresurar la Revolución para acabar con la incultura y sus consecuencias.
Finalmente pido excusas por no haber podido escribir más ordenadamente estas crónicas, pues las exigencias de la organización no me han dejado tiempo para redactarlas tranquilamente.
Luis E. Recabarren S.