RAUL GONZALEZ TUÑON |
(1905)(argentino) |
Poeta, dramaturgo y
novelista argentino (Buenos Aires).
Obra: El Violín del
Diablo (Buenos Aires, 1926), ganador del Concurso Gleizer; Miércoles de
Ceniza (1928), Premio Municipal; La Calla del Agujero en la Media (1930) ;
, El Otro Lado de la Estrella (Montevideo, 1934); Todos bailan (1935); La
Rosa Blindada (Buenos Aires, 1936); 8 Documentos de Hoy (Buenos Aires,
1936); Las Puertas del Fuego (Chile, 1938); La Muerte en Madrid (Buenos
Aires, 1939), traducido al inglés, ruso, checo, alemán y chino;
Nuevos Poemas de Juancito Caminador (Buenos Aires, 1941); Himno de Pólvora
(Chile, 1943); Primer Canto Argentino (Buenos Aires, 1945); Selección r
de Poesía (Buenos Aires, 1948); Hay alguien que está esperando (Buenos
Aires, 1952); Todos los hombres del mundo son hermanos (Buenos Aires,
1954); La Luna con gatillo (Buenos Aires, 1947); A la sombra de los
barrios amados (Buenos Aires, 1957). También tiene, estrenadas y editadas,
obras de teatro.
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EPITAFIO
PARA LA TUMBA DE MARIATEGUI
(ESCRITO
25 AÑOS DESPUES) |
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HE
AQUI una tumba donde el olvido inapelable
no
obliterará la simple leyenda,
que
oculta una ceniza tan alta.
Lo
mismo que en sepulcros de recuerdo tocante,
lejanos
en el tiempo y la distancia:
José
Martí... Jack london.. .
John
Reed. .. César Vallejo... Aníbal Ponce... |
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Camaradas
eternos
en
la sangre vehemente de América y el mundo;
muertos
de extraordinaria arquitectura,
de
delicada y poderosa esencia.
Pero
aunque se desplome toda la niebla encima
o
la hayan anegado las penetrantes lluvias
o
la hierba implacable lo invada para siempre,
"hija
adoptiva del silencio",
como
la urna melancólica de Keats,
no
importará; lo que aquí yace
vecino
de la fuente y de la noche
y
el secreto sutil de la espadaña,
discurrirá
en el ancho territorio del aire
o
en el cauce vegetal de la corriente oculta:
José
Carlos Mariátegui palpita
en
todo lo que avanza y permanece. |
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Cuando
su voz cesó, la suave plata incásica,
hizo
ascender al duelo del Perú en la historia,
sus
antiguas ciudades sumergidas,
sus
campanas indígenas de piedra
y
el Continente unió sus banderas en torno
de
aquel hombre de ejemplo y estatura.
Luz
de luna limeña y azahar
fueron
adorno para su mortaja. |
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Cuando
su voz se hizo memoria
y
su nombre programa de armonía y de honor,
recordé
que su lúcido mensaje
había
llegado a mi conciencia ansiosa
de
adolescente alerta —alegre y triste,
como
cabal latinoamericano—
y
al corazón, ya suelto a las hondas batallas
del
dulce y grave oficio del poema...
y
luego nos atrajo la aventura.
Me
metí entre las tensas multitudes
y
descendí a los pozos más amargos
y
anduve entre las vagas nubes
y
después empezaron los fragores de vísperas
y
los otros ensueños y la lucha
y
el barro en las banderas de la muerte y el llanto.
El
tiempo transcurrió bajo los puentes
y
sobre las pirámides del cemento y el odio
y
aún amo los caminos de juglar trashumancia
y
me gusta el idilio con las costas que antaño
Pan
rescató a la sombra y habitó la sirena.
Pero
miro hacia otro horizonte más cierto,
mas
creador, más puro, y más azul de mapa;
definitivo,
igual que la orquídea gigante,
la
final, la inasible de los Acantilados
o
que la lámpara del Octavio Día
o
como el más preciso Stradivarius. |
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Hacia
un horizonte derramado y constante
como
el vino y la miel de los Profetas,
y
más hermoso aún,
y
aún más hermoso que los sueños,
porque
él los engendra... porque él es el futuro.
Cuando
el que yace aquí, impresente, traslúcido,
murió
en olor de juventud madura,
nosotros
proseguimos cantando por la vida.
¡El
también avanzó! Y su muerte de mártir,
en
cuyo rostro nunca claudicó la sonrisa,
crece
cada vez más como el carbón, inagotable,
que
levanta del fondo a los mineros muertos
y
los lleva con él hacía el fuego distante
de
las enormes fábricas, del motor campesino,
de
las cocinas populares,
del
corazón de los enamorados,
de
las violentas huelgas,
de
los ojos del sueño vigilante y profundo,
de
las nuevas usinas del hombre y de la rosa
de
la revolución, Huésped del día,
río
de amor que avanza y avanza sobre el mundo. |
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Buenos Aires, 18 de abril de 1955. |
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