OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

POEMAS A MARIATEGUI

     

    

J. ALBERTO CUENTAS ZAVALA

(Peruano)

 

Poeta y escritor puneño.

Obra: Chucuito (Juli, 1928); Rumores del Titica­ca (Lima, 1929); Francisco Mostajo (Are­quipa, 1958); y Pututo (Limas 1939). 

 

POEMA DE LA VIDA FUTURA A JOSE CARLOS MARIATEGUI

por: J. Alberto Cuentas Zavala

José Carlos, José Carlos: ¿oyes la voz de las usinas? 

¿Oyes el afán de los labriegos, el yunque del herrero 

y las campanas del trabajador llamando a la faena?

¿Oyes el tronar de los cañones, el vuelo de las metrallas

y el dolor, clamando a gritos, en el socavón de las trin

                                                                       (cheras?

¿Oyes el hambre y la miseria, clamando angustiados 

en el corazón de los humanos?

Es que se han desencadenado la barbarie y la injusticia.

y contra ellas estás de pié sobre la llamarada de tu tum

                                                                             (ba.

José Carlos, todos estamos de pie en el nidal de los Andes,

donde tú pusiste la esperanza

y donde escarbaste con tú pico de águila el corazón de los

                                                                           (mortales.

José Carlos, hacen 14 años de tu huída: de la muerte ha

                                                                    (cia la vida.

El disco solar se empaña, matan y persiguen,

pero la flama que encendiste no está apagada.

                           ¡SE ASUSTAN!

Pero, no es el hierro que enrojece ni el carbón que crepita.

Son estrellas en el yunque del herrero, chispas en el co

                                                                               (razón

del artesano, álcali en las manos del labriego,

ronzalazos en la usina de las fábricas,

incendios en el Altiplano.

Ellos timen la culpa, José Carlos.

No es tampoco el grito de la sombra a la sombra.

Es la luz como en las libaciones del. Inti-Raymi.

Es la revolución de los glomérulos en el riñón del mundo

No es la voz de carroña del pasado ni la bilis del hígado.

ri es la miopía de las almas pequeñas y sin sesos.

Eres tú, canto y esperanza, trabajo y músculo, voluntad y

                                                                             (acción

Es el canto del futuro, el poema del porvenir,

el que tú. á golpes de cincel, colocaste como la luz

en la terracota de tú pueblo.

Es el poema de piedra que resiste a la resaca.

La piedra de que formaron al indio de mi raza.

La andesita que no se doblega al viento.

La piedra que silba en el corazón del Altiplano.

Es la fragua de los oprimidos y los perseguidos,

sin Dios, sin habitación, sin pan, sin alas.

Es la llamarada que, como una exhalación, sale de los pul­

                                                                                 (mones

de tantos hambrientos en la refriega humana,

de tantos tuberculosos, llenos de pus, sin sangre.

Es la miseria que cuaja como en un libro el pensamiento.

Como el ala que sacude el barro del pantano.

Como la luz que penetra, tal una estocada, al fondo de la

Es el sudor que destila de la frente del pobre              (mina

como una gota de sangre de un pétalo blanco,

como una gota de ajenjo del corazón humano.

JOSE CARLOS: bebe la adormidera de la tierra.

Sorbe el azul de las aguas celestes.

Escrito está el poema de la vida futura.

Den chispas los cóndilos de tus vértebras

y por las suturas craneales de tu cabeza

salgan, siempre, floración de ideas para el ayllu comuni

                                                                           (tario

¡De tu cabeza, José Carlos, economía del entendimiento!

El único capital., que no vale nada para las gentes bur

                                                                           (guasas

1947, Titikaka de los lnkas.