Pero
los jóvenes sabemos que estás más con nosotros
cada
día que pasa, cada hora que transcurre;
y
viene, José Carlos, dibujando la aurora,
navegando
en la sangre mártir de los camaradas;
vienes
en las miradas de las madres humilladas
y
ya te oigo que dices como antes,
con
los labios del pobre:
¡amémonos
los unos a los otros por siempre!
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