De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1972
Primera edición 1968
(2a impresión 1972)
Tomo III, págs. 189-96.
APRENDAMOS A REALIZAR EL TRABAJO
ECONOMICO[*]
10 de enero de 1945
Héroes del trabajo y trabajadores modelo:
Ustedes han celebrado una conferencia y resumido sus experiencias; los saludamos y les rendimos homenaje. Ustedes poseen tres cualidades y han desempeñado tres funciones. En primer lugar, la de promotores. Debido a sus extraordinarios esfuerzos y numerosas innovaciones, han convertido su trabajo en un modelo para todos, elevado las normas de trabajo e inspirado a otros a seguir su ejemplo. En segundo lugar, la función de columna vertebral. La mayoría de ustedes todavía no son cuadros, pero ya constituyen la columna vertebral de las masas, su núcleo; gracias a ustedes, nos será más fácil impulsar el trabajo. En el futuro, pueden llegar a ser cuadros; en el presente, forman un ejército de reserva de cuadros. En tercer lugar, la función de puente. Ustedes constituyen el puente que une a los dirigentes con las grandes masas. Por su intermedio, las opiniones de las masas llegan a la dirección, y las de la dirección a las masas.
Ustedes tienen muchas cualidades y han rendido grandes servicios, pero recuerden siempre que no deben caer en el engreimiento. Todo el mundo los respeta, y se lo merecen; sin embargo, esto lleva fácilmente a la presunción. Si se envanecen, abandonan la modestia, cesan en sus esfuerzos y pierden el respeto a los demás, a los cuadros y a las masas, dejarán de ser héroes y trabajadores modelo. Ya hubo gente así en el pasado, y espero que ustedes no seguirán su ejemplo.
Esta conferencia ha hecho el resumen de sus experiencias. Es un excelente documento, válido tanto aquí como en las demás regiones,
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y no voy a tratar ese tema. Sólo quiero decir algo acerca de nuestro trabajo económico.
En los últimos años hemos empezado a aprender cómo realizar el trabajo económico, y hemos logrado grandes éxitos, pero esto no es más que el comienzo. Debemos trabajar para que, en dos o tres años, la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y las regiones liberadas en la retaguardia enemiga puedan autoabastecerse, totalmente o en gran parte, de cereales y artículos industriales, e incluso dispongan de excedentes. Debemos esforzarnos por obtener mayores éxitos en la agricultura, la industria y el comercio. Sólo entonces podremos afirmar que sabemos más sobre el trabajo económico y que podemos hacerlo mejor. Si en un lugar determinado las condiciones de vida del ejército y del pueblo no han mejorado, si la base material para la contraofensiva aún no es sólida, y si la agricultura, la industria y el comercio, en vez de progresar cada año, se estancan o incluso declinan, esto demostrará que los cuadros del Partido, del gobierno y del ejército en dicho lugar no han aprendido a realizar el trabajo económico, y allí sobrevendrán gravísimas dificultades.
Hay una cuestión sobre la cual debo, una vez más, llamar la atención de todos ustedes, y es que nuestras ideas deben adaptarse al medio en que vivimos. EL medio en que actuamos es el campo; al parecer, esto no ofrece duda a nadie, pues ¿quién podría ignorar que vivimos en el campo? Pero la verdad es otra. Muchos de nuestros camaradas, aunque viven todos los días en el campo e incluso creen conocerlo, en realidad no lo conocen, o por lo menos, no a fondo. No parten del hecho de que nuestro medio es el campo, que está basado en la economía individual, dividido por el enemigo y empeñado en la guerra de guerrillas, y en consecuencia, suelen manejar de manera inadecuada, o no muy adecuada, los problemas políticos, militares, económicos y culturales, el trabajo del Partido y los asuntos del movimiento obrero, campesino, juvenil o femenino. Abordando los problemas rurales desde un punto de vista urbano, elaboran subjetivamente muchos planes inapropiados e imponen su aplicación; por lo tanto, con frecuencia se estrellan contra el muro. En los últimos años, nuestros camaradas han progresado mucho gracias a la campaña de rectificación y a los fracasos sufridos en su propio trabajo. Pero aún debemos velar por que nuestras ideas se adapten por completo al medio en que vivimos; sólo así podremos obtener resultados satisfactorios y rápidos en todos los campos de nuestra actividad. Si realmente comprendemos que el medio en que actuarnos son las bases
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de apoyo rurales, fundadas en la economía individual, aisladas por el enemigo y empeñadas en la guerra de guerrillas, y si tomamos esto como punto de partida para todo nuestro trabajo, los resultados que obtengamos pueden parecer muy lentos y en modo alguno espectaculares; pero en realidad, ¿cómo serán estos resultados si los comparamos con los del trabajo que se realiza partiendo de otro punto de vista, por ejemplo, del punto de vista urbano? Lejos de ser lentos, serán muy rápidos. Pues, si partimos del punto de vista urbano, alejándonos de las condiciones reales de hoy, no será ya cuestión de obtener efectos rápidos o lentos, sino de sufrir constantes fracasos sin conseguir el menor resultado.
Prueba evidente de ello son los grandes resultados obtenidos con la actual forma de campañas por la producción que venimos promoviendo en el ejército y entre la población.
Tenemos que golpear a los agresores japoneses y prepararnos para tomar las ciudades y recuperar el territorio perdido. Pero, ¿cómo conseguir este objetivo encontrándonos en el campo, que está basado en la economía individual, dividido por el enemigo y empeñado en la guerra de guerrillas? No podemos imitar al Kuomintang, que no mueve un dedo y depende totalmente de los extranjeros, incluso para artículos de consumo diario como las telas de algodón. Somos partidarios de apoyarnos en nuestros propios esfuerzos. Esperamos obtener ayuda extranjera, pero no debemos depender de ella. Nos basamos en nuestros propios esfuerzos, en el poder creador de todo el ejército y de todo el pueblo. Entonces, ¿qué método utilizar? Nuestro método consiste en lanzar grandes campañas por la producción tanto en el ejército como entre la población.
Como estamos en las zonas rurales, donde los recursos humanos y materiales se encuentran dispersos, hemos adoptado, para la producción y el abastecimiento, la política de "unificar la dirección y descentralizar la administración".
Como estamos en las zonas rurales, donde los campesinos son productores individuales que se encuentran dispersos y emplean instrumentos de producción atrasados, donde la mayor parte de las tierras aún pertenece a los terratenientes y los campesinos sufren la explotación feudal bajo la forma de arriendos, hemos adoptado la política de reducir los arriendos y los intereses y la de organizar la ayuda mutua en el trabajo, a fin de estimular el entusiasmo de los campesinos por la producción y elevar la productividad del trabajo agrícola. La reducción de los arriendos ha aumentado el entusiasmo de los
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campesinos por la producción, y la ayuda mutua en el trabajo ha elevado la productividad del trabajo agrícola. Según las informaciones que he recibido de varias regiones del Norte y Centro de China, desde que se han reducido los arriendos, los campesinos se interesan mucho más por la producción y crean gustosos grupos de ayuda mutua, al estilo de las brigadas de intercambio de trabajo que tenemos aquí, en los que la productividad del trabajo de tres personas equivale a la de cuatro en el pasado. Así, 90 millones de personas pueden hacer el trabajo de 120 millones. Hay también casos en que dos personas realizan el trabajo que antes hacían tres. Si, en lugar de recurrir a la coacción y el autoritarismo, métodos que no conducen a nada porque pretenden ir demasiado rápido, adoptamos la política de persuasión paciente y de educación mediante el ejemplo, es posible que dentro de algunos años la mayoría de los campesinos estén organizados en grupos de ayuda mutua para la producción agrícola y artesana. Cuando tales grupos de producción sean una cosa corriente, no sólo se incrementará considerablemente la producción y surgirán toda clase de innovaciones, sino que también habrá progreso político, se elevará el nivel cultural, mejorarán las condiciones de higiene, los vagabundos serán reeducados y cambiarán los hábitos sociales; en breve plazo, los instrumentos de producción también serán mejorados. Entonces, nuestra sociedad rural se irá erigiendo progresivamente sobre una base nueva.
Si nuestros cuadros estudian concienzudamente esta esfera de trabajo y ayudan a la población rural con la máxima energía a desarrollar las campañas por la producción, dentro de pocos años habrá en el campo abundancia de cereales y artículos de consumo diario, lo cual nos permitirá no sólo proseguir la guerra y hacer frente a los años de malas cosechas, sino también acumular para el futuro grandes reservas de cereales y artículos de consumo diario.
No sólo debemos organizar la actividad productora de los campesinos, sino también organizar a las unidades del ejército y a las entidades oficiales para que participen en la producción.
Debido a que estamos en el campo, a que éste es con frecuencia devastado por el enemigo y enfrenta una guerra de larga duración, las unidades del ejército y las entidades oficiales deben producir, y pueden hacerlo en razón del carácter disperso de la guerra de guerrillas. Además, como en la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia las tropas y el personal de las entidades oficiales son muy numerosos en relación con la población, pasarán hambre si no producen; por otro
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lado, si se exige demasiado a la población, ésta no podrá soportar la carga e igualmente pasará hambre. Considerando todo esto, decidimos lanzar una gran campaña por la producción. Tomemos, por ejemplo, la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia. De los 260.000 dan (un dan equivale a 300 jin ) de mijo que necesitan anualmente el ejército y las entidades oficiales, 160.000 dan provienen de la población y el resto lo producen ellos mismos; si no produjeran, es indudable que o ellos o la población pasarían hambre. Pero, como las campañas por la producción ya están en marcha, no sólo nos hallamos libres del hambre, sino que tanto el ejército como la población están ahora bien alimentados.
A excepción de cereales, vestuario y mantas, las entidades oficiales de la Región Fronteriza satisfacen por sí mismas la mayor parte de sus necesidades, y algunas de ellas se autoabastecen por completo. Muchas de esas entidades pueden incluso suplir en parte sus necesidades de cereales, vestuario y mantas.
Los méritos de las unidades del ejército de la Región Fronteriza son todavía mayores. Muchas de ellas se autoabastecen de cereales, vestuario, mantas y de todo lo necesario; es decir, se autoabastecen ciento por ciento y no piden nada al gobierno. Esta es la norma más elevada, la primera, que ha sido alcanzada gradualmente en el curso de varios años.
En el frente, como hay que combatir, no puede adoptarse esta norma. Allí podemos establecer una segunda o tercera norma. La segunda consiste en que, a excepción de cereales, vestuario y mantas, que son suministrados por el gobierno, la producción propia cubre las demás necesidades: aceite comestible (medio liang por persona al día), sal (medio liang por persona al día), verduras (de uno a un jin y medio por persona al día), carne (de uno a dos jin por persona al mes), combustible, útiles de escritorio, gastos diversos, subvenciones para la educación y la sanidad, gastos de limpieza del armamento, tabaco, calzado, calcetines, guantes, toallas, cepillos de dientes, etc.; todo esto representa alrededor del 50 por ciento del total de gastos. Esta norma puede ser alcanzada gradualmente en dos o tres años, y de hecho ya lo ha sido en algunos lugares. Puede ser aplicada en las zonas ya consolidadas.
La tercera norma se aplica en las regiones periféricas y las zonas guerrilleras, donde las unidades, aunque no pueden satisfacer por sí mismas el 50 por ciento de sus necesidades, sí pueden hacerlo de un 15 a un 25 por ciento. Alcanzar esta norma será ya un buen resultado.
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En resumen, todas las unidades del ejército y las entidades oficiales, salvo casos especiales, deben participar en la producción en los intervalos de los combates de la instrucción militar o del trabajo. Además de dedicar esos intervalos a la producción colectiva, deben organizar a cierto número de personas para que se ocupen exclusivamente de la producción, estableciendo granjas agrícolas, huertas, pastizales, talleres, fábricas pequeñas, brigadas de transporte y cooperativas, o produciendo cereales y verduras en asociación con los campesinos. En las condiciones actuales, toda entidad oficial o unidad del ejército debe crear su "economía doméstica" con el objeto de vencer las dificultades. Negarse a hacerlo sería una vergüenza, un hábito propio de haraganes. A fin de estimular el desarrollo de la producción, también debemos instituir, para todos aquellos que participan directamente en la producción, un sistema de primas individuales acorde con la calidad del trabajo realizado. Además, para impulsar de manera efectiva la producción es necesario que los jefes asuman responsabilidades, participen personalmente en el trabajo y apliquen el método de ligar el núcleo dirigente con las amplias masas y de combinar el llamamiento general con la orientación particular.
Algunos sostienen que si las fuerzas armadas se dedican a la producción, no podrán combatir ni adiestrarse, y que si las entidades oficiales lo hacen, no podrán realizar su propio trabajo. Este argumento es falso. En los últimos años, nuestras fuerzas armadas de la Región Fronteriza, entregándose a actividades productoras en gran escala, se han provisto de ropa y alimentos suficientes; al mismo tiempo, han realizado, con mejores resultados que antes, su adiestramiento y sus estudios político y cultural, y han fortalecido más la unidad tanto dentro de sus filas como con el pueblo. El año pasado, en las regiones del frente, aunque se llevaba a cabo una gran campaña por la producción, se registraron enormes éxitos en el combate y se inició una campaña extensiva de adiestramiento. Y gracias a la producción, el personal de las entidades oficiales ha mejorado sus condiciones de vida y trabaja con mayor dedicación y eficiencia. Esto ocurre tanto en la Región Fronteriza como en las regiones del frente.
Por lo anterior se ve que, desarrollando campañas por la producción para autoabastecerse, las entidades oficiales y las unidades del ejército, que viven en las condiciones impuestas por la guerra de guerrillas en el campo, mostrarán mayor energía y actividad en los combates, en el adiestramiento y el trabajo, y reforzarán su disciplina y su cohesión interna así como su unidad con el pueblo. Estas campañas
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por la producción son fruto de la larga guerra de guerrillas de China, y constituyen una gloria nuestra. Cuando hayamos aprendido a realizarlas, no temeremos ninguna dificultad material. De año en año ganaremos en vigor y energía, y con cada batalla crecerá nuestra fuerza; aplastaremos al enemigo, y no tendremos ningún temor de que nos aplaste.
Hay otro punto que merece la atención de nuestros camaradas del frente. Algunas de las bases recién establecidas son bastante ricas en recursos materiales, y descansando en esta riqueza, los cuadros que trabajan allí se niegan a hacer economías y a producir. Esto está muy mal, y ellos sufrirán inevitablemente sus consecuencias en el futuro. Allí donde estemos, debemos utilizar con la mayor economía nuestros "recursos humanos y materiales, y de ningún modo entregarnos al despilfarro viendo sólo el momento presente. Donde nos encontremos desde el primer año de trabajo hemos de pensar en los muchos años venideros, en la guerra prolongada por sostener, en la contraofensiva en la reconstrucción después de expulsado el enemigo. Debemos por un lado, guardarnos del despilfarro y por el otro, esforzarnos por desarrollar la producción. En el pasado, algunas regiones pagaron caro el no haber hecho cálculos a largo plazo, el no haber prestado atención a usar con economía los recursos humanos y materiales ni a desarrollar la producción. He aquí una lección que debe llamar nuestra atención.
Respecto a los artículos industriales, la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia ha decidido autoabastecerse por completo en dos años de algodón, hilados, telas de algodón, hierro, papel y muchos otros artículos. Todo lo que no se produce aquí o se produce en pequeñas cantidades, tenemos que cultivarlo o fabricarlo nosotros mismos a fin de autoabastecernos, y no depender ni en lo más mínimo de las regiones de fuera. Esta tarea será cumplida por el sector público, el sector privado y el cooperativo. Para todos los productos exigimos no sólo gran cantidad sino también buena calidad, es decir, deben ser resistentes y durables. El Gobierno de la Región Fronteriza, el Cuartel General de la Defensa Conjunta del VIII Ejército y el Buró del Noroeste del Comité Central del Partido han hecho muy bien en tomar firmemente en sus manos este trabajo. Espero que todas las regiones del frente actúen de la misma manera. En muchos lugares ya se procede así, y mi deseo es que tengan éxitos.
En la Región Fronteriza y en las demás regiones liberadas, aún se requieren dos o tres años para dominar todas las ramas del trabajo
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económico. El día en que cultivemos la totalidad
o la mayor parte de nuestros cereales, fabriquemos todos o casi todos los
artículos industriales que necesitemos y podamos así autoabastecernos
totalmente o en gran parte e incluso dispongamos de excedentes, será
el día en que habremos aprendido por completo a realizar el trabajo
económico en las zonas rurales. En el futuro, cuando hayamos expulsado
al enemigo de las ciudades, también sabremos realizar las nuevas
tareas económicas. China depende de nosotros para su reconstrucción.
Esforcémonos por aprender.