De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1968
Primera edició;n 1968
Tomo I, pp. 283-304.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
LAS TAREAS DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA EN EL PERIODO
DE LA RESISTENCIA AL JAPON (3 de mayo de 1937 ) |
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La actual etapa de desarrollo de las contradicciones
externas
e internas de China La lucha por la democracia y la libertad Nuestra responsabilidad de dirigir |
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NOTAS |
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3 de mayo de 1937
LA ACTUAL ETAPA DE DESARROLLO DE LAS
CONTRADICCIONES EXTERNAS E
INTERNAS DE CHINA
1. Debido a que la contradicción entre China y el Japón ha pasado a ser la principal y a que las contradicciones internas de China han quedado relegadas a un plano secundario y subordinado, en las relaciones de China con el exterior y en las relaciones de clase dentro del país se han producido cambios, que inauguran una nueva etapa de desarrollo de la situación actual.
2. Hace mucho que China vive dos contradicciones agudas y fundamentales: la contradicción entre ella y el imperialismo y la contradicción entre el feudalismo y las grandes masas populares. En 1927, la burguesía, representada por el Kuomintang, traicionó a la revolución y vendió los intereses nacionales al imperialismo, creando así una situación caracterizada por un agudo antagonismo entre el Poder obrero-campesino y el Poder kuomintanista y por el hecho de que el Partido Comunista de China tuvo que asumir él solo la tarea de llevar adelante la revolución nacional y democrática.
3. Desde el Incidente del 18 de Septiembre de 1931, y especialmente a partir de los acontecimientos del Norte de China en 1935[1], esas contradicciones han experimentado los siguientes cambios:
a) De las contradicciones entre China y las potencias imperialistas en general, la contradicción entre China y el imperialismo japonés se
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ha acentuado y agudizado sobremanera. Este imperialismo sigue una política de conquista total de China. En consecuencia, las contradicciones entre China y algunas otras potencias imperialistas han sido relegadas a segundo plano, mientras la grieta entre dichas potencias y el imperialismo japonés se ha ampliado. Por lo tanto, se plantea ante el Partido Comunista de China y el pueblo chino la tarea de ligar el frente único nacional antijaponés con el frente mundial de la paz. En otras palabras, China no sólo debe unirse con la Unión Soviética, que ha sido siempre amiga fiel del pueblo chino, sino también, en la medida de lo posible, establecer relaciones de lucha conjunta contra el imperialismo japonés con aquellos países imperialistas que en el presente estén dispuestos a mantener la paz y se opongan a nuevas guerras de agresión. Nuestro frente único debe tener como objetivo resistir al Japón, y no oponerse a todas las potencias imperialistas a la vez.
b) La contradicción entre China y el Japón ha conducido a la modificación de las relaciones de clase en el país y ha planteado ante la burguesía e incluso ante los caudillos militares la cuestión de su propia supervivencia, de manera que en su seno y dentro de sus partidos se ha iniciado un proceso de cambio gradual de actitud política. Esto plantea al Partido Comunista de China y al pueblo chino la tarea de formar un frente único nacional antijaponés. Nuestro frente único incluirá a la burguesía y a todos aquellos que estén en favor de la defensa de la patria, y encarnará la unidad nacional contra el enemigo extranjero. Esta tarea debe y puede ser cumplida.
c) La contradicción entre China y el Japón ha hecho cambiar la situación en que se encontraban las grandes masas populares de todo el país (el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana) y ha originado modificaciones en la política del Partido Comunista. La lucha del pueblo por la salvación nacional ha cobrado mayor amplitud. El Partido Comunista ha desarrollado la política que adoptó después del Incidente del 18 de Septiembre, consistente en concluir acuerdos, bajo tres condiciones (cesar los ataques contra las bases de apoyo revolucionarias, garantizar las libertades y derechos del pueblo y armar al pueblo), con los sectores del Kuomintang que estuvieran dispuestos a cooperar con nosotros para resistir al Japón, y la ha transformado en la política de frente único antijaponés de toda la nación. De esto se han derivado, entre otras, las siguientes medidas de nuestro Partido: en 1935, la declaración de agosto[2] y la resolución de diciembre[3]; en mayo de 1936, el abandono de la consigna de "¡Abajo
d) La contradicción entre China y el Japón también ha producido cambios en lo que se refiere a los regímenes instaurados por los caudillos militares chinos y a las guerras intestinas entre ellos, fenómenos engendrados por la política imperialista de esferas de influencia y por las condiciones económicas semicoloniales de China. El imperialismo japonés estimula tales regímenes y guerras intestinas, con el propósito de facilitar su dominación exclusiva sobre China. Algunas otras potencias imperialistas, en aras de sus propios intereses, favorecen temporalmente la unidad y la paz de China. Por su parte, el Partido Comunista de China y el pueblo chino se esfuerzan al máximo para poner fin a las guerras civiles y a las divisiones y conseguir la paz y la unidad.
e) Con su desarrollo, la contradicción nacional entre China y el Japón ha superado en peso político relativo a las contradicciones entre las clases y entre los grupos políticos dentro del país, relegándolas a un plano secundario y subordinado. Pero estas contradicciones continúan existiendo, y en modo alguno han disminuido o desaparecido; lo mismo ocurre con las contradicciones entre China y las potencias imperialistas excepto el Japón. En consecuencia, se plantea al Partido Comunista de China y al pueblo chino la siguiente tarea: efectuar, de acuerdo con la tarea general de unidad para resistir al Japón, los ajustes apropiados respecto a las contradicciones internas y externas que hoy puedan y deban ser ajustadas. De ahí la política del Partido Comunista de China, que exige paz y unidad internas, democracia, mejores condiciones de vida para el pueblo y negociaciones con los países que se opongan al Japón.
4. La primera etapa del nuevo período de la revolución china, iniciada el 9 de diciembre de 1935, terminó en febrero de 1937, cuando el Comité Ejecutivo Central del Kuomintang celebró su III Sesión Plenaria. Durante esa etapa, los acontecimientos más importantes fueron: el movimiento por la salvación nacional en los medios estudiantiles, culturales y periodísticos; la entrada del Ejército Rojo en el Noroeste; la labor de propaganda y de organización efectuada por el Partido Comunista en relación a su política de frente único nacional antijaponés; las huelgas antijaponesas en Shanghai y Chingtao[8]; la tendencia de Inglaterra a seguir una política relativamente dura con
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respecto al Japón[9]; el Incidente de Kuangtung-Kuangsí[10]; la resistencia de Suiyuán y el movimiento en su apoyo[11]; la actitud relativamente firme de Nankín en las negociaciones chino-japonesas[12]; el Incidente de Sían y, finalmente, la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, celebrada en Nankín[13]. Todos estos acontecimientos gravitaron alrededor de la contradicción fundamental, el antagonismo entre China y el Japón, y, directamente, en torno a la necesidad histórica de establecer un frente único nacional antijaponés. La tarea fundamental de la revolución en esa etapa consistía en luchar por la paz en el país, poner término a los conflictos armados internos, con el fin de lograr la unidad para resistir conjuntamente al Japón. En esa etapa, el Partido Comunista lanzó el llamamiento: "¡Poner fin a la guerra civil y unirse para resistir al Japón!", llamamiento que se ha hecho realidad en lo fundamental, creándose así la primera condición para la efectiva formación de un frente único nacional antijaponés.
5. Debido a la presencia del grupo projaponés en sus filas, el Kuomintang no introdujo ningún cambio nítido y radical en su política ni solucionó concretamente ningún problema en la III Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central. Pero, gracias a la presión del pueblo y a los cambios ocurridos en su propio interior, el Kuomintang se vio constreñido a comenzar a modificar su errónea política de los últimos diez años, es decir, su política de guerra civil, de dictadura y de no resistencia al Japón, para orientarse hacia la paz, la democracia y la resistencia al Japón, y a comenzar a aceptar la política de frente único nacional antijaponés. Este cambio inicial se manifestó en la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang. De ahora en adelante, debe exigirse al Kuomintang un cambio completo de su política. Para ello, nosotros y todo el pueblo tenemos que desarrollar aún más ampliamente el movimiento por la resistencia al Japón y la democracia; criticar, espolear y presionar aún más al Kuomintang; unirnos con sus militantes que se pronuncien por la paz, la democracia y la resistencia al Japón; hacer avanzar a sus elementos vacilantes e indecisos y descartar a los elementos projaponeses.
6. Actualmente vivimos la segunda etapa del nuevo período. Tanto la anterior corno la presente son etapas de transición hacia la resistencia armada en escala nacional contra el Japón. Si la tarea de la etapa anterior consistía principalmente en luchar por la paz, la de la presente es, ante todo, luchar por la democracia. Hay que comprender que así como sin la paz interna no es posible establecer un auténtico y sólido frente único nacional antijaponés, tampoco es posible hacerlo
7. El imperialismo japonés está intensificando sus preparativos para invadir la parte de China situada al Sur de la Gran Muralla. De concierto con los intensos preparativos de Hitler y Mussolini para una guerra de rapiña en Occidente, el Japón, en Oriente, está concentrando todos sus esfuerzos en la preparación, conforme a un plan bien definido, de condiciones que le permitan acabar con China de un solo golpe: está creando condiciones militares, políticas, económicas e ideológicas en su propio país y condiciones diplomáticas en el plano internacional, y sustentando a las fuerzas projaponesas en China. Su propaganda acerca de "colaboración chino-japonesa" y la suavización de ciertas medidas diplomáticas obedecen precisamente a las necesidades tácticas de su política de agresión en vísperas de la guerra. China se aproxima ahora a un momento crítico en que ha de decidir su subsistencia o extinción, y debemos apresurar al máximo los preparativos para resistir al Japón y salvar a la nación. De ningún modo estamos en contra de los preparativos; a lo que nos oponemos es a la teoría de la preparación prolongada, así como a la indolencia y vida frívola de los funcionarios civiles y militares, de funestas consecuencias para la nación. Todas estas cosas, de hecho, ayudan al enemigo y hay que terminar con ellas lo antes posible.
8. Los preparativos para la defensa nacional en los terrenos político, militar, económico y educacional son condiciones necesarias para resistir al Japón y salvar a la nación, y ninguno de ellos puede ser postergado ni por un solo instante. Pero la clave para la victoria de la guerra de resistencia es la conquista de la democracia y la libertad en el terreno político. La guerra de resistencia requiere la paz y la unidad en todo el país, pero sin democracia y libertad, es imposible consolidar la paz ya conquistada ni fortalecer la unidad interna. La guerra de resistencia requiere la movilización del pueblo, pero sin
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democracia y libertad no hay manera de movilizarlo. A menos que se consoliden la paz y la unidad y se movilice al pueblo, nuestra guerra de resistencia correrá la misma suerte que la de Abisinia. Este país fue vencido principalmente porque su régimen feudal era incapaz de lograr una sólida unidad interna y despertar la iniciativa del pueblo. Sin democracia será imposible forjar en China un auténtico y sólido frente único nacional antijaponés ni cumplir sus tareas.
9. China debe iniciar inmediatamente reformas democráticas en dos aspectos. Primero, en lo referente al sistema político, hay que sustituir la dictadura reaccionaria kuomintanista de un solo partido y una sola clase por un régimen democrático basado en la cooperación de diferentes partidos y clases. A este respecto, debe comenzarse por cambiar los procedimientos antidemocráticos para las elecciones a la asamblea nacional y su convocatoria, celebrar elecciones democráticas y asegurar a esta asamblea libertad en sus reuniones; y luego elaborar una constitución verdaderamente democrática, convocar un parlamento verdaderamente democrático, elegir un gobierno verdaderamente democrático y aplicar una política verdaderamente democrática. Sólo así se podrá consolidar efectivamente la paz interna, poner fin a los conflictos armados en el país y reforzar la unidad interior, de manera que toda la nación resista unida al enemigo extranjero. Puede ocurrir que el imperialismo japonés nos ataque antes de que hayamos dado cima a estas reformas. Por eso, con el fin de estar en condiciones de resistir en cualquier momento los ataques del Japón y vencerlo completamente, debemos proceder sin dilación a las reformas y prepararnos para cumplirlas plenamente en el curso de la guerra de resistencia. Todo el pueblo chino y los patriotas dentro de los diferentes partidos deben abandonar su indiferencia respecto a la cuestión de una asamblea nacional y de una constitución, y concentrar concretamente sus esfuerzos en el movimiento en pro de una asamblea nacional y una constitución, movimiento que es importante para la defensa nacional; deben criticar con severidad al Kuomintang, el partido en el Poder, impulsarla y presionarlo para que renuncie a su dictadura de un solo partido y una sola clase y actúe de acuerdo con las opiniones del pueblo. En los meses restantes de este año, es preciso promover en todo el país un vasto movimiento democrático, cuyo objetivo inmediato debe ser una asamblea nacional y una constitución completamente democráticas. Segundo: el problema de las libertades de expresión, de reunión y de asociación para el pueblo. Sin tales libertades, será imposible poner en práctica las reformas democráticas en el sistema político, movilizar
10. Nuestros enemigos -- los imperialistas japoneses, los colaboracionistas chinos, los elementos projaponeses y los trotskistas -- vienen haciendo todo cuanto pueden para torpedear cada paso que se da en favor de la paz y la unidad, la democracia y la libertad en China y la resistencia al Japón. En el pasado, cuando nos esforzábamos por la paz y la unidad, ellos hacían todo lo posible para fomentar la guerra civil y la división. En el presente y en el futuro próximo, cuando dedicamos nuestros esfuerzos a la lucha por la democracia y la libertad, no dejarán de llevar adelante su labor de zapa. Su objetivo general es impedir que cumplamos con éxito nuestra tarea de resistencia armada en defensa de la patria, y realizar su plan agresivo de acabar con China. En lo sucesivo, en nuestra lucha por la democracia y la libertad debemos no sólo esforzarnos en la labor de propaganda, agitación y crítica respecto a los elementos recalcitrantes del Kuomintang y a los elementos atrasados dentro del pueblo, sino también desenmascarar al máximo y combatir resueltamente las intrigas de los imperialistas japoneses, así como de los elementos projaponeses y de los trotskistas, que les sirven de lacayos en su agresión contra China.
11. En interés de la paz interna, la democracia y la guerra de resistencia, y con miras a establecer el frente único nacional antijaponés, el Partido Comunista de China, en su telegrama dirigido a la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, contrajo los siguientes cuatro compromisos:
2) Aplicar un cabal sistema democrático en el territorio administrado por el Gobierno de la Región Especial;
3) Suspender la política de derribar al Kuomintang por la fuerza de las armas, y
4) Suspender la confiscación de las tierras de los terratenientes.
12. ¿Está de acuerdo el Partido Comunista con los Tres Principios del Pueblo? Respondemos que sí[15]. Estos Principios han sufrido cambios en el curso de su historia. Los Tres Principios del Pueblo revolucionarios del Dr. Sun Yat-sen, al ser llevados decididamente a la práctica por él en cooperación con el Partido Comunista, se granjearon la confianza del pueblo y llegaron a ser la victoriosa bandera de la revolución de 1924-1927. En 1927, sin embargo, el Kuomintang se volvió contra el Partido Comunista (la "depuración del partido"[16] y la guerra anticomunista) y adoptó una política opuesta, llevando así la revolución a la derrota y poniendo en peligro a la nación; en con-
13. ¿Era errónea nuestra anterior consigna de república democrática de obreros y campesinos? No, no lo era. Puesto que la burguesía, y sobre todo la gran burguesía, se retiró de la revolución, se entregó al imperialismo y a las fuerzas feudales y se convirtió en enemiga del pueblo, quedaron como fuerza motriz de la revolución únicamente el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana, y como partido revolucionario, sólo el Partido Comunista; la responsabilidad de organizar la revolución recayó por fuerza sobre los hombros
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del Partido Comunista, el único partido revolucionario del país. Solamente el Partido Comunista continuó manteniendo en alto la bandera de la revolución, conservó las tradiciones revolucionarias, lanzó la consigna de república democrática de obreros y campesinos y, para hacerla realidad, sostuvo una lucha ardua durante muchos años. Esta consigna no iba en contra de la tarea de la revolución democrático-burguesa, sino que, al contrario, significaba cumplirla resueltamente. En ninguno de sus aspectos, la política que seguíamos en nuestra lucha práctica discrepaba de esta tarea. Nuestra política, que preveía, entre otras cosas, la confiscación de las tierras de los terratenientes y la implantación de la jornada de ocho horas, de ninguna manera traspasaba los marcos de la propiedad privada capitalista y en modo alguno significaba llevar a la práctica el socialismo. ¿Cuál será la composición de la nueva república democrática? La integrarán el proletariado, el campesinado, la pequeña burguesía urbana, la burguesía y todos los individuos que en el país estén en favor de la revolución nacional y democrática; ella será una alianza de estas clases en la revolución nacional y democrática. El rasgo distintivo aquí es la inclusión de la burguesía; esto obedece a que, en las circunstancias actuales, cabe la posibilidad de que la burguesía coopere nuevamente con nosotros y participe en la resistencia al Japón; por lo tanto, el partido del proletariado no debe rechazarla, sino acogerla y reanudar la alianza con ella para la lucha común, a fin de favorecer el avance de la revolución china. Con miras a poner término a los conflictos armados internos, el Partido Comunista está dispuesto a suspender su política de confiscación violenta de las tierras de los terratenientes y a solucionar el problema de la tierra por la vía legislativa y por otros medios apropiados en el curso de la construcción de la nueva república democrática. El primer problema por resolver es si la tierra de China será de los japoneses o de los chinos. Puesto que la solución del problema de la tierra para los campesinos tiene como premisa la defensa de China, es absolutamente necesario pasar de la confiscación violenta a métodos nuevos y apropiados.
Así como en el pasado fue correcto lanzar la consigna de república democrática de obreros y campesinos, también ahora es correcto renunciar a ella.
14. A fin de crear un frente único nacional para luchar juntos contra el enemigo, es menester resolver en forma apropiada ciertas contradicciones internas con arreglo al principio de que la solución debe contribuir al fortalecimiento y ampliación del frente único nacional
15. De acuerdo con la tarea general de la lucha por un frente único nacional antijaponés y por una república democrática unificada, las tareas del Ejército Rojo y de la base de apoyo antijaponesa son las siguientes:
2) Nuestra base de apoyo debe convertirse en una parte integrante del Estado en su conjunto, aplicar un sistema democrático correspondiente a las nuevas condiciones, reorganizar sus fuerzas de preservación del orden y eliminar a los colaboracionistas y saboteadores, y así llegar a ser una región modelo en la resistencia al Japón y en el ejercicio de la democracia.
3) En esta región, hay que llevar adelante la construcción económica indispensable y mejorar las condiciones de vida del pueblo.
4) Es preciso realizar la construcción cultural indispensable.
16. La burguesía china, que en determinadas circunstancias históricas puede participar en la lucha contra el imperialismo y el feudalismo, vacila y claudica en otras debido a su debilidad económica
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y política. Esta es una ley ya confirmada en la historia de China. De tal manera, por veredicto de la historia, la tarea de la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal no puede cumplirse bajo la dirección de la burguesía sino únicamente bajo la del proletariado. Además, sólo poniendo en pleno juego dentro de la revolución democrática la perseverancia y la consecuencia del proletariado, se podrá superar la vacilación y la inconsecuencia inherentes a la burguesía y prevenir el aborto de la revolución. ¿Debe el proletariado seguir a la burguesía, o ésta al proletariado? Este problema, el de a quién atañe la responsabilidad de dirigir la revolución china, es la clave de la cual depende el triunfo o fracaso de ésta. La experiencia de los años 1924-1927 muestra cómo la revolución avanzaba cuando la burguesía seguía la dirección política del proletariado, y cómo fracasó cuando, en lo político, el proletariado se convirtió en cola de la burguesía, de lo cual fue responsable el Partido Comunista[17]. No debemos tolerar que se repita este hecho de la historia. En las actuales circunstancias, sin la dirección política del proletariado y su partido no será posible establecer el frente único nacional antijaponés, ni alcanzar los objetivos de paz interna, democracia y resistencia armada, ni defender a la patria, ni fundar una república democrática unificada. Hoy, la burguesía, representada por el Kuomintang, aún se muestra muy pasiva y conservadora, y prueba de ello es su prolongada vacilación en aceptar el frente único nacional antijaponés, propuesto por el Partido Comunista. Por eso es tanto mayor la responsabilidad del proletariado y su partido de ejercer la dirección política. Es un deber inalienable y una responsabilidad ineludible del Partido Comunista asumir las funciones de estado mayor general en la guerra de resistencia contra el Japón para salvar a la nación.
17. ¿Cómo ejerce el proletariado, a través de su partido, la dirección política sobre todas las demás clases revolucionarias del país? En primer lugar, plantea consignas políticas fundamentales que correspondan al curso del desarrollo histórico, y, para convertirlas en realidad, lanza consignas de acción para cada etapa de desarrollo, así como para cada acontecimiento importante. Hemos formulado, por ejemplo, consignas fundamentales como la de "Frente único nacional antijaponés" y la de "República democrática unificada", y hemos formulando también las consignas de "Poner fin a la guerra civil", "Luchar por la democracia" y "Resistir al Japón", como objetivos concretos para la acción común de toda la nación. Sin objetivos concretos como éstos, no puede haber dirección política. En segundo lugar, cuando todo el
18. Una vez lograda la paz interna y establecida la cooperación entre los dos partidos, deben introducirse modificaciones en las formas de lucha, de organización y de trabajo que en el pasado adoptamos guiándonos por la línea seguida bajo el antagonismo entre los dos Poderes. Esos cambios consisten principalmente en pasar de las formas militares a las pacíficas, y de las formas ilegales a las legales. Dichos cambios no serán fáciles de realizar y debemos aprender de nuevo. Dar a los cuadros una nueva formación constituirá un eslabón clave.
19. Muchos camaradas han preguntado por la naturaleza de la república democrática y su porvenir. Nuestra respuesta es la siguiente: en cuanto a su naturaleza de clase, se trata de una alianza de todas las clases revolucionarias, y respecto a su porvenir, puede ser que avance hacia el socialismo. Nuestra república democrática será establecida en el curso del cumplimiento de las tareas de la resistencia armada nacional, bajo la dirección del proletariado y en la nueva situación internacional (con el socialismo victorioso en la Unión Soviética y en vísperas de un nuevo período de la revolución mundial). Por lo tanto, aunque social y económicamente no pasará de ser un Estado de carácter democrático-burgués, en términos políticos concretos, tendrá que ser un Estado basado en la alianza de la clase obrera, el campesinado, la pequeña burguesía y la burguesía, y en esto se distinguirá de las repúblicas burguesas
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en general. Por eso, en lo que se refiere a su porvenir, si bien es posible que tome un rumbo capitalista, existe también la posibilidad de que se dirija hacia el socialismo, y el partido del proletariado chino debe luchar con energía por esta última perspectiva.
20. Luchar contra la actitud de "puertas cerradas"
y el aventurerismo y, al mismo tiempo, contra el seguidismo, es un requisito
indispensable para llevar a efecto las tareas del Partido. En el movimiento
de masas, nuestro Partido ha tenido tradicionalmente la tendencia a una
grave actitud de "puertas cerradas", a un sectarismo altivo y al aventurerismo.
Esta es una perniciosa tendencia que dificulta la labor del Partido de
forjar el frente único nacional antijaponés y de ganarse
a la mayoría de las masas. Es absolutamente necesario eliminar esta
tendencia en cada uno de los sectores concretos de nuestro trabajo. Lo
que debemos hacer es apoyarnos en la mayoría y tener en cuenta la
situación de conjunto. No toleraremos que renazca el seguidismo
de Chen Tu-siu, reflejo del reformismo burgués en las filas del
proletariado. Rebajar la posición de clase del Partido, desdibujar
su fisonomía y sacrificar los intereses de los obreros y campesinos
a las necesidades del reformismo burgués, conduce indefectiblemente
la revolución a la derrota. Lo que debernos hacer es aplicar una
firme política revolucionaria y luchar por la victoria total de
la revolución democrático-burguesa. A fin de superar las
perniciosas tendencias a que nos hemos referido arriba, es absolutamente
imprescindible elevar el nivel teórico marxista-leninista de todo
el Partido, porque el marxismo-leninismo es la única brújula
que puede guiar la revolución china hacia la victoria.
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[1]Se refiere a toda una serie de actos de agresión emprendidos en 1935 por los invasores japoneses en el Norte de China y de actos entreguistas y humillantes cometidos en esa parte del país por el gobierno del Kuomintang, acaudillado por Chiang Kai-shek. En mayo de ese año, los invasores japoneses exigieron del gobierno del Kuomintang la autoridad administrativa sobre el Norte de China. En junio, Je Ying-chin, representante de ese gobierno en el Norte del país, accedió a esta exigencia y Firmó con Yoshijiro Umezu, comandante de las fuerzas invasoras japonesas acantonadas en dicha zona, un acuerdo conocido como "Acuerdo Je-Umezu", por el cual China se vio despojada de la mayor parte de sus derechos soberanos sobre las provincias de Jopei y Chajar. En octubre, a instigación de los invasores japoneses, los colaboracionistas chinos realizaron una revuelta en Siangje, provincia de Jopei, y ocuparon
[2]Se refiere a la declaración emitida por el Partido Comunista de China el 1. de agosto de 1935. Sus puntos esenciales están contenidos en los siguientes extractos:
[3]Se refiere a la "Resolución sobre la presente situación política y las tareas del Partido", adoptada en la reunión del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada el 25 de diciembre de 1935 en Wayaopao, Norte de Shensí. Esta Resolución hizo un análisis completo de la situación nacional e internacional de esa época y de los cambios operados en las relaciones de clase dentro de China y definió la política del Partido. La Resolución dice en parte lo siguiente:
[4]El 5 de mayo de 1936, el Ejército Rojo expidió un telegrama abierto al gobierno de Nankín exigiéndole que pusiese fin a la guerra civil y entablase negociaciones de
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paz con el Partido Comunista con miras a lograr la unidad contra el Japón. El texto completo del telegrama es como sigue:
[5]Véase "A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek", nota 7, en el presente tomo. [pág. 285]
[6]La consigna de "República popular" fue formulada en la "Resolución sobre la presente situación política y las tareas del Partido ", adoptada en la reunión de diciembre de 1935 del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, y en el informe del camarada Mao Tsetung "Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés". Luego, en vista de las exigencias de la situación, el Partido adoptó la política de obligar a Chiang Kai-shek a luchar contra el Japón y, calculando que la mencionada consigna no sería aceptada por la camarilla de Chiang Kai-shek, la sustituyó por la de "República democrática" en una carta dirigida al Kuomintang en agosto de 1936. Más tarde, en la "Resolución sobre la nueva situación en el movimiento por la resistencia al Japón y la salvación nacional y sobre la república democrática", aprobada por el Comité Central del Partido en septiembre del mismo año, se explicó en términos concretos esta última consigna. Ambas consignas, aunque distintas en la Forma, significaban en esencia lo mismo. A continuación se transcriben dos párrafos concernientes al problema de la república democrática, sacados de esta Resolución.
[7]El
texto de este telegrama, enviado el lo de febrero de 1937, es el siguiente:
"A la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del
Kuomintang Señores:
Toda la nación celebra con
regocijo el arreglo pacífico del Incidente de Sían. De ahora
en adelante, será posible llevar a cabo la política de paz
interna, de unidad y de solidaridad contra la agresión extranjera;
ésta es una dicha para todo el país y toda la nación.
En momentos en que los invasores japoneses actúan con desenfreno
y la supervivencia de la nación china pende de un hilo, nuestro
Partido espera vivamente que, en consonancia con tal política, la
III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido
adopte los siguientes puntos como política del Estado:
[8]En noviembre y diciembre de 1936, más de 45.000 obreros de 26 fábricas textiles japonesas y chinas de Shanghai realizaron una gran huelga. En diciembre, los obreros de todas las fábricas textiles japonesas de Chingtao declararon una huelga de solidaridad. Los obreros de Shanghai ganaron la huelga: sus salarios fueron aumentados en un g por ciento a partir de noviembre y los patrones de las Fábricas se comprometieron a no despedir arbitrariamente a los obreros y a no golpearlos ni insultarlos. La huelga de Chingtao, sin embargo, fue reprimida por la infantería de marina japonesa. [pág. 285]
[9]Después de que los invasores japoneses ocuparon en 1933 Shanjaikuan y penetraron en el Norte de China y, especialmente, después de la firma del "Acuerdo Je-Umezu" en 1935, los imperialistas ingleses y norteamericanos, al ver directamente perjudicados sus intereses en el Norte y el Centro de China, comenzaron a cambiar de actitud frente al Japón e influyeron en la política del gobierno de Chiang Kai-shek hacia ese país. Cuando en 1936 se produjo el Incidente de Sían, Inglaterra propuso rechazar las demandas japonesas perjudiciales para sus intereses en China, e incluso dejó entrever que el gobierno de Chiang Kai-shek, con tal que mantuviese su dominación sobre el pueblo chino, bien podría "entrar en alguna suerte de alianza con el Partido Comunista", con miras a asestar golpes a la política de agresión del Japón. [pág. 286]
[10]En junio de 1936, Li Tsung-yen y Pai Chung-si, caudillos militares de Kuangsí, y chen Chi-tang, caudillo militar de Kuangtung, declararon su oposición conjunta a Chiang Kai-shek so pretexto de "resistir al Japón y salvar a la nación". En agosto, esta oposición fue deshecha por Chiang Kai-shek recurriendo a la corrupción y la división. [pág. 286]
[11]Las tropas japonesas y las tropas títeres emprendieron en agosto de 1936 la invasión de la provincia de Suiyuán. En noviembre, las tropas chinas allí acantonadas les opusieron resistencia, y todo el pueblo inició un movimiento en apoyo de esta resistencia. [pág. 286]
[12Después de la conclusión del "Acuerdo Je-Umezu" en 1935, bajo la presión de la creciente marea antijaponesa del pueblo chino y bajo la influencia de la política relativamente dura del imperialismo anglo-norteamericano con respecto al Japón, el gobierno kuomintanista de Nankín tomó frente a éste una actitud algo más firme. En las negociaciones celebradas con el Japón de septiembre a diciembre de 1936, el gobierno del Kuomintang recurrió a tácticas dilatorias, de manera que las negociaciones se suspendieron sin haber llegado a ningún resultado. [pág. 286]
[13]Se refiere a la reunión del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang celebrada en Nankín el 15 de febrero de 1937, después del arreglo pacífico del Incidente de Sían. [pág. 286]
[14]El gran escritor chino Lu Sin creó en A Q, protagonista de su famosa novela La verdadera historia de A Q, el tipo de los que siempre se consuelan de sus desgracias y fracasos en la vida real considerándolos como "victorias morales". [pág. 290]
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[15]Se refiere a los principios y el programa formulados por Sun Yat-sen respecto de tres cuestiones: el nacionalismo, la democracia y la vida del pueblo, y no a su concepción del mundo ni a su ideología. En la etapa de la revolución democráticoburguesa, los comunistas estaban de acuerdo con los puntos básicos del programa de Sun Yat-sen y cooperaron con él; pero esto no significa que estuvieran de acuerdo con la concepción del mundo o la ideología de la burguesía y la pequeña burguesía, que él representaba. Como vanguardia del proletariado chino, los comunistas diferían radicalmente de Sun Yat-sen en cuanto a la concepción del mundo o ideología, así como al enfoque teórico del problema nacional y de otros problemas. Véase "Sobre la nueva democracia", Obras Escogidas de Mao Tsetung, t. II. [pág. 290]
[16]Reorganizado por Sun Yat-sen en 1924, el Kuomintang se convirtió en una alianza revolucionaria de varias clases, y en él ingresaron comunistas a título individual. Al traicionar a la revolución en 1927, el Kuomintang masacró en todo el país a los comunistas y a muchos de sus propios miembros de izquierda, verdaderos partidarios de las Tres Grandes Políticas de Sun Yat-sen, y a esto lo llamó "depuración del partido". A partir de entonces el Kuomintang degeneró en un partido contrarrevolucionario de los grandes terratenientes y la gran burguesía. [pág. 290]
[17]Se refiere a la situación creada por la dirección oportunista del Comité Central del Partido en la primera mitad de 1927. [pág. 294]