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Escrito: En noviembre de 1919.
Primera publicación: El 7 de noviembre de
1919, en el núm. 478 de Biednotá.
Fuente: Tomado de
V. I. Lenin. Obras Completas, tomo 39, Editorial Progreso, Moscú, 1981, pp.
289-291.
Digitalizado para el MIA: Julio Rodríguez, abril de 2012.
HTML: Juan Fajardo, mayo de 2012.
El periódico Biednotá es leído principalmente por los campesinos. En este segundo aniversario de la instauración del poder soviético, deseo saludar a las decenas de millones de campesinos trabajadores que han sido liberados de la opresión de los terratenientes y capitalistas y decir algunas palabras sobre esa liberación.
El poder soviético, que derrocó la dominación del capital y puso el poder en manos de los trabajadores, tiene que lidiar en Rusia con inauditas e increíbles dificultades.
Los terratenientes y capitalistas rusos, a quienes se les han unido ahora los terratenientes y capitalistas de todo el mundo, aún realizan esfuerzos desesperados por destruir el poder soviético. Temen su ejemplo, temen que se gane la simpatía y el apoyo de los obreros de todo el mundo.
Conspiraciones dentro del país; el soborno de las tropas checoslovacas, el desembarco de tropas extranjeras en Siberia, Arjánguelsk, el Cáucaso, en el sur y cerca de Petrogrado; los cientos de millones de rublos gastados para ayudar a Kolchak, Denikin, ludénich y a otros generales zaristas: a todo recurren los capitalistas de todos los países, que amasaron millones y miles de millones con los suministros de guerra, para tratar de derrocar al poder soviético.
Pero todo es en vano. El poder soviético está firme, está venciendo todas esas inauditas e increíbles dificultades, a pesar de los más atroces sufrimientos causados por la guerra, por el bloqueo, el hambre, la carestía, la desorganización del trasporte y la devastación de todo el país.
El poder soviético en Rusia se ha ganado ya el apoyo de los obreros de todo el mundo. No hay un solo país donde no se hable del bolchevismo y del poder soviético.
Los capitalistas hablan de ello con odio y saña furiosa, mintiendo y calumniando sin descanso. Pero su saña los vende, y la masa de obreros de todo el mundo vuelve la espalda a sus viejos dirigentes y apoya al poder soviético.
El poder soviético ha sido extenuado y atormentado por el ataque enemigo contra Rusia. Pero el poder soviético ha triunfado en todo el mundo; ha triunfado, en el sentido de que en todas partes ha conquistado la simpatía de los trabajadores.
El triunfo del poder soviético en todo el mundo está asegurado. Sólo es cuestión de tiempo.
¿Por qué es tan firme y tan sólido el poder soviético a pesar de las pruebas increíbles, del hambre espantosa y de las dificultades causadas por la guerra y el desbarajuste de la economía?
Porque es el poder de los propios trabajadores, de los millones de obreros y campesinos.
Los obreros tienen el poder en sus manos. Los obreros ayudan a los millones de campesinos trabajadores.
El poder soviético ha derrocado a los terratenientes y a los capitalistas, y defiende con firmeza al pueblo contra los intentos de restauración de su poder.
El poder soviético brinda toda la ayuda posible a los campesinos que trabajan, a los campesinos pobres y medios, que son la inmensa mayoría.
El poder soviético cierra todas las puertas a los kulaks, a los ricachos, a los propietarios, a los especuladores, a todos los que quieren enriquecerse sin trabajar, a todos los que medran a expensas de la miseria y el hambre del pueblo.
El poder soviético está con los trabajadores y contra los especuladores, los propietarios, los capitalistas y los terratenientes.
Esa es la fuente de la fuerza, la estabilidad y la invencibilidad del poder soviético en todo el mundo.
Decenas y cientos de millones de obreros y campesinos en el mundo entero son oprimidos, humillados y saqueados por los terratenientes y los capitalistas. El viejo Estado, ya sea de una monarquía o de una república ``democrática” (seudodemocrática), ayuda a los explotadores y oprime a los trabajadores.
Esto lo saben, esto lo vieron, esto lo experimentaron, esto lo vivieron y lo viven decenas y cientos de millones de obreros y campesinos de todos los países.
La guerra imperialista duró más de cuatro años; dejó millones de muertos y mutilados. ¿Por qué? Por el reparto del botín capitalista, por los mercados, las ganancias, las colonias y el poder de los bancos.
Los bandidos imperialistas anglo-franceses vencieron a los bandidos imperialistas alemanes. Con el correr de los días van revelando lo que son: ladrones y saqueadores, opresores de los trabajadores, que medran a expensas de la miseria del pueblo y someten a los pueblos débiles.
Por eso crece en todo el mundo el apoyo de los obreros y campesinos al poder soviético.
La dura y ardua lucha contra el capital ha comenzado victoriosamente en Rusia. Ahora se extiende en todos los países.
Y esta lucha terminará con el triunfo de la República Soviética mundial.