Escrito: 22 de
noviembre de 1898. Enviada de . Shúshenskoie a Podolsk.
Publicado por primera vez: En 1929 en la revista
Proletárskaia Revoliutsia, num.4 núm. 4.
Fuente del texto: Editorial Akal, Obras
Completas, Tomo 41.
Preparado para el MIA: Rodrigo Cisterna, febrero de
2016
28/XI.1898.
Recibí carta tuya y de Mitia del 9.XI, querida mamita.
Respecto de los telegramas, hay que tener en cuenta que nuestro cartero pasa por Minus los lunes y jueves por la mañana. Esto significa que deben enviar telegrama los domingos o miércoles por la mañana para que yo los reciba los martes o viernes de mañana (estos son nuestros días de correo, días "de fiesta" locales de Shúshenskoie)[1].
Recibimos una carta de Maniasha, y le contestamos [2], pero no hemos tenido nada más de ella.
Me alegra mucho, mucho que les guste Podolsk. Es una lástima, por cierto, que Mark no pueda vivir con ustedes.
Tengo que hacer otro pedido a Aniuta: que añada a las revistas cuya suscripción solicité los Trabajos de la Sociedad Económica Libre Imperial. El precio es de tres rublos anuales (seis números) incluido el envío. Si esa publicación continúa apareciendo. Si las suscripciones las hacen por medio de Wolf, ellos ya tienen mi dirección, pues me envían "Izvestia".
Tuyo, V. U.
Saludos a todos los nuestros. E. V. también manda saludos para todos. He terminado la mitad de mi libro y ahora estoy seguro de que será más corto, en lugar de más largo de lo que pensé.
Para Mitia
Tu información acerca de mi caza es inexacta. ¿Quién te dijo eso? ¿No será que Aniuta incurre en algunos errores cronológicos y da como noticias nuevas algunos antiguos mitos sobre las liebres? En el otoño hice una buena cacería de liebres aquí, en las islas del lenisei hay montones y pronto nos aburrimos de ellas. Prominski mató varias docenas porque quería las pieles para un abrigo. .
La caza del urogallo y de la perdiz es más interesante, pero más difícil. En julio maté algunos urogallos jóvenes, pero ahora los persiguen a caballo con escopetas; en invierno no se puede llegar suficientemente cerca a pie (excepto en raras ocasiones). Para las perdices (otoño) se necesita un buen perro, y mi Jenny o es demasiado joven o simplemente no sirve. En invierno se cazan perdices con cepos y lazos [3].
Tenemos ahora una nueva diversión: la pista de patinaje, que me aparta mucho de la caza. El próximo verano, espero cazar mucho más; habrá menos trabajo, el perro habrá aprendido, y además será (así lo espero) el último verano en Siberia.
Un apretón de manos. V. U.
[1]La dirección para los telegramas: A. Uliánov, Minusinsk, Shúshenskoie.
[2]Véase el presente tomo, carta 59. (Ed.)
[3] El año pasado cacé alguna que otra perdiz (pocas), pero este año ni una.