Pronunciado: Ante el XII Congreso Nacional del Partido
Comunista de China el 1° de setiembre de 1982.
Fuente de la versión en castellano:
Duodecimo Congreso Nacional del
Partido Comunista de China. Ediciones en Lenguas Extranjeras,
Beijing, 1982; págs. 1-6.
Camaradas:
Ahora declaro abierto el XII Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
El orden del día del presente Congreso consta prin-cipalmente de los siguientes tres puntos: 1) examinar el Informe del XI Comité Central y definir el programa del Partido destinado a desplegar esfuerzos por abrir en toda la línea nuevas perspectivas para la modernización socialista; 2) examinar y aprobar los nuevos Estatutos del Partido Comunista de China, y 3) elegir un nuevo Comité Central y los miembros de la Comisión Central de Asesoramiento y de la Comisión Central de Control Disciplinario.
Con el cumplimiento de estas tareas, el pensamiento guía de nuestro Partido con respecto a la modernización socialista quedará aún más definido, la construcción del Partido se ajustará aún mejor a las necesidades del nuevo período histórico y la dirección suprema del Partido se convertirá en un mando combativo con mayor vitalidad como resultado del relevo de cuadros viejos por nuevos y la cooperación entre ambos.
En la historia del Partido, este Congreso Nacional será el más importante después del VII Congreso.
El VII Congreso Nacional del Partido, celebrado en 1945 bajo la presidencia del camarada Mao Zedong, fue el de mayor importancia de nuestro Partido desde su fundación en el período de la revolución democrática. Dicho Congreso resumió las experiencias históricas de la revolución democrática de nuestro país acumuladas en más de veinte años de desarrollo zigzagueante, elaboró un programa y una táctica correctos y superó las ideas erróneas existentes en el Partido, de modo que todo el Partido logró unificar su criterio sobre la base del marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong y alcanzó una unidad sin precedentes. Ese Congreso echó los cimientos para la conquista de la victoria de la revolución de nueva democracia en el país entero.
El VIII Congreso Nacional del Partido, celebrado en 1956, analizó la situación surgida después de consumada en lo fundamental la transformación socialista de la pro piedad privada sobre los medios de producción y planteó la tarea de iniciar en todos los terrenos la construcción socialista. La línea del VIII Congreso fue correcta. Sin embargo, como en aquel tiempo el Partido no estaba lo suficientemente preparado en cuanto a lo ideológico para la construcción socialista en los diversos dominios, en sus acciones no pudo persistir en la línea ni en muchas de las formulaciones correctas planteadas por el VIII Congreso. Por eso, después del VIII Congreso, al mismo tiempo que logramos muchos éxitos en la construcción socialista, sufrimos serios reveses.
El presente Congreso se celebra en condiciones muy diferentes a las que había cuando se realizó el VIII Congreso. Así como la trayectoria zigzagueante que había seguido la revolución democrática en los veinte y tantos años anteriores al VII Congreso enseñó a todo el Partido a dominar la ley del desarrollo de esa revolución en muestro país, así las vueltas y revueltas en la revolución y la construcción socialistas en los últimos veinte y tantos amos posteriores al VIII Congreso han dado al Partido una profunda educación. Desde la III Sesión Plenaria del XI Comité Central, nuestro Partido ha restaurado sus políticas acertadas en los campos económico, político y cultural, y, después de estudiar las nuevas condiciones y experiencias, ha formulado una serie de nuevas políticas correctas. En comparación al tiempo cuando se celebró el VIII Congreso, ahora nuestro Partido conoce mucho más profunda mente la ley que rige la construcción socialista de nuestro país, cuenta con una experiencia mucho más rica y ha fortalecido en mayor medida su conciencia y su determinación para seguir su correcta orientación. Tenemos pleno fundamento para creer que, con la elaboración de un programa acertado en el presente Congreso, podremos, sin duda alguna, abrir en toda la línea nuevas perspectivas para la modernización socialista, conduciendo a nuestro Partido, a nuestra causa socialista, a.nuestro país y a todas nuestras nacionalidades a una gran prosperidad.
La modernización de nuestro país debe realizarse a partir de nuestra propia realidad. Tanto en la revolución como en la construcción, es necesario conceder importancia al aprendizaje y aprovechamiento de las experiencias extranjeras. Pero el copiar y transplantar mecánicamente las experiencias y moldes de otros países nunca nos conducirá al éxito. A este respecto hemos tenido no pocas experiencias negativas. Integrar la verdad universal del marxismo con la realidad concreta de nuestro país, seguir nuestro propio camino y construir un socialismo con peculiaridades chinas es la conclusión fundamental que hemos sacado al sintetizar las experiencias acumuladas en un prolongado período histórico.
Los asuntos de China deben ser manejados a la luz de sus propias condiciones y con los esfuerzos de su mismo pueblo. La independencia y el autosostenimiento han sido, son y serán nuestro punto de apoyo. El pueblo chino aprecia altamente su amistad y cooperación con otros países y pueblos; pero, en mayor medida, valora su independencia y sus derechos soberanos que ha conquistado mediante una prolongada lucha. Ningún país debe acariciar la ilusión de que China se convierta en su apéndice ni que China se trague el fruto amargo de soportar un atentado contra sus intereses. Aplicamos firme mente la política de apertura al exterior y ampliamos activamente los intercambios con el extranjero sobre la base de los principios de igualdad y beneficio recíproco. Al mismo tiempo, mantenemos lúcida nuestra mente, rechazamos resueltamente la influencia corruptora de las ideas decadentes foráneas y no permitiremos en absoluto la difusión del modo de vida burgués en nuestro país. El pueblo chino tiene su dignidad y orgullo nacionales. Toma como máxima gloria el amor a la patria socialista y la total dedicación a su construcción, y como la mayor afrenta la violación de sus intereses, el ultraje de su dignidad y la mancilla de su honor.
La década del 80 constituye un importante período de desarrollo de la historia de nuestro Partido y de nuestra nación. En este período, nuestro pueblo enfrenta las siguientes tres grandes tareas: acelerar la modernización socialista, esforzarse por reunificar la patria reincorporando Taiwan a su seno y luchar contra el hegemonismo y en «defensa de la paz mundial. El núcleo de estas tres tareas es la construcción económica, que constituye la base para resolver los problemas que afrontamos en el ámbito nacional e internacional. En un largo período venidero, por lo menos en dos décadas, de aquí a fines del presente siglo, debemos empeñarnos en los siguientes cuatro trabajos: efectuar la reforma estructural de los organismos y la reforma de la administración económica, y revolucionarizar el contingente de cuadros, rejuvenecerlo, dotarlo de conocimientos culturales y capacitarlo profesionalmente; fomentar la civilización socialista en lo espiritual; asestar duros golpes a las actividades delictivas contra el socialismo que se den en el campo económico y en otros dominios, y rectificar el estilo del Partido y consolidar sus organizaciones sobre la base de un estudio concienzudo de los nuevos Estatutos del Partido. He aquí la garantía más importante para que podamos perseverar en el camino socialista y concentrar las fuerzas en la em presa de la modernización.
El nuestro es un partido grande, que cuenta con 39 millones de militantes y que ejerce la dirección en el Poder estatal a escala nacional. Sin embargo, los comunistas siempre representan una minoría en la población del país. Sin el concurso de los arduos esfuerzos de las amplias masas populares, ninguna de las tareas planteadas por nuestro Partido puede realizarse. En nombre de nuestro Partido, rindo aquí un alto homenaje a los obreros, campesinos e intelectuales de toda la nación que trabajan con tesón y laboriosidad por la modernización socialista de nuestro país. También rindo un alto homenaje al Ejército Popular de Liberación de China, gran muralla de hierro que defiende la seguridad y la construcción socia lista de la patria.
Los partidos democráticos del país lucharon junto con nuestro Partido durante el período de la revolución democrática, y, en la época socialista, han avanzado y pasado las pruebas también junto con nuestro Partido. En la futura construcción del país, nuestro Partido seguirá cooperando por largo tiempo con todos los partidos y personalidades democráticos patrióticos. Me permito dirigir aquí, en nombre de nuestro Partido, nuestro sincero re conocimiento a todos los partidos democráticos y amigos sin partido.
La causa de nuestro Partido se ha granjeado el apoyo y la ayuda de las personalidades progresistas y de los países amigos de todo el mundo. Aprovecho esta ocasión para hacerles llegar, en nombre de nuestro Partido, nuestro cordial agradecimiento.
Debemos cumplir con esmero y dedicación nuestra misión, fortalecer la unidad del pueblo de todas las nacionalidades del país y la unidad de nuestro pueblo con los demás pueblos del mundo, esforzarnos por convertir el nuestro en un moderno país socialista altamente civilizado y democrático, y luchar contra el hegemonismo, en defensa de la paz mundial y por el desarrollo de la causa progresista de la humanidad.