¿Pero no existía, según parece, en España un partido trotskista, el POUM? Según las calumnias estalinistas, un partido trotskista debía trabajar necesariamente con la Gestapo. ¿No pertenecen acaso a la Gestapo todos los que denuncian los crímenes stalinistas y no ejecutan ciegamente las órdenes de la burocracia moscovita degenerada?
El POUM, trotskista por lo tanto, y agente de la Gestapo, fue el autor del putsch de mayo de 1937, pero felizmente, gracias a las acertadas intervenciones del Frente Popular, del Partido Comunista, del PSUC, el Partido Socialista Unificado de Cataluña, "socialista", pero adherido a la Internacional Comunista, ¡el diablo trotskista-poumista pudo ser dominado!
Se comenzó a respirar en mayo-junio de 1937: se "liquidó" al trotskismo en España y sobre todo en Cataluña. El gobierno
de Largo Caballero, al que hasta mayo se creía en la buena senda, pero que en realidad era débil y semitrotskista, fue reemplazado por el gobierno de la victoria, presidido por el doctor Negrín, un verdadero gobierno, éste de Frente Popular, verdadero porque se hallaba libre de trotskizantes y sospechosos, uno verdadero, como el que haría falta en todos los países, y ante todo en Francia, capaz por ende de luchar contra el fascismo y de vencerlo.
Después de esta feliz intervención de Stalin en mayo de 1937 en Barcelona, en Cataluña y en España, podíamos por fin sentirnos optimistas en lo que respecta a la revolución española, o, si queréis, en lo que concierne a la guerra contra Franco. El gran Stalin ¿no arregló bien la revolución china, en 1927, no logró una gran victoria para el proletariado alemán e internacional en 1933 con la llegada al poder de Hitler, por no citar mas que esas dos hazañas? ¡Oh, sí! El capital y su guardián, Franco, podían estar tranquilos.
En el presente capítulo de análisis del POUM no vamos a rectificar o a refutar todas las mentiras o calumnias de los stalinistas. Esa gente, o mejor estos canallas, mienten igual que respiran. Y disponen de un aparato formidable, y sobre todo de mucho dinero. Estos usurpadores que han robado la gloriosa bandera de la Revolución de Octubre, arrastrándola por el fango, tienen la facultad de imprimir sus falsificaciones en millones de ejemplares y en todo el mundo.
Pero ¿qué fue realmente el POUM? ¿trotskista? Trotskista, según la etimología del termino, querría decir una organización seguidora de la política de León Trotsky. Pero el lector probablemente no ignora que Trotsky es partidario de la IV Internacional. El POUM no era en absoluto trotskista
[1].
El camarada León Trotsky, quien con la claridad que le caracteriza, estigmatizó los errores del POUM, ha insistido numerosas veces en las serias divergencias que separan al POUM de la IV Internacional. Nosotros negamos la leyenda estalinista del "POUM trotskista" en interés de la verdad, que es al mismo tiempo el de la educación de la clase obrera, que debe conocer las posiciones reales y no imaginarias de diferentes corrientes políticas, con el fin de poder confrontar libremente y con conocimiento de causa, elegir y finalmente encontrar su camino.
El POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), fue fundado en diciembre de 1935, como producto de la unificación del Bloque Obrero y Campesino de Maurín[2] y la Izquierda Comunista. Esta ultima perteneció, en el pasado, a la organización internacional de la oposición de izquierda "trotskista". Es necesario recordar, solamente, que siempre tuvo relaciones muy difusas con la organización internacional. La entrada de la Izquierda Comunista el POUM determina la ruptura de Nin[3] y Andrade[4] que la dirigían, con el "trotskismo" y con la organización trotskista internacional. No daré el historial de las discusiones y de las divergencias que han separado a la IV Internacional y Izquierda Comunista. Simplemente recordare las principales discrepancias que las separaron durante la revolución española.
El Frente Popular español se formo en vísperas de las elecciones legislativas de febrero de 1936. Su programa electoral se asemejaba a los programas electorales de los Frentes Populares de otros países; figuraban en él promesas generales en cuanto al mejoramiento de las condiciones de trabajo de la clase obrera, la adhesión a la política de seguridad colectiva de la Sociedad de Naciones, etc... Es verdad que en este programa figuraba también la amnistía para todas las víctimas de la represión reaccionaria de Gil Robles y Lerroux.
El POUM se adhirió al Frente Popular y firmó su programa electoral reformista y pequeño burgués: Justificó posteriormente su actitud con la necesidad de obtener la amnistía a cualquier precio. Sin embargo, en realidad la amnistía fue lograda no como resultado de la victoria electoral, sino después de un poderoso movimiento de masas extraparlamentario que forzó las puertas de las cárceles.
Tras las elecciones, el POUM criticó la política del Frente Popular, pero marchó en realidad a remolque suya hasta momento en que la burocracia estalinista coaligada con la burguesía de izquierda le impidió siquiera hablar sobre revolución socialista y lo puso en la ilegalidad.
Además de la derecha y de la izquierda existe en política el centro. Lo mismo sucede en el movimiento obrero. Este fue el caso en la Primera Guerra, cuando el movimiento obrero, según la correcta apreciación de Lenin, se dividía entre la derecha, los socialpatriotas declarados como Vandervelde, Scheidemann, Marcel Cachin, etc... las izquierdas internacionalistas consecuentes: los bolcheviques, los espartakistas alemanes, y también los centristas como Ledebour, Longuet, etc.
Si analizamos el ultimo período de la evolución del movimiento obrero, que ha comenzado aproximadamente en 1934-35; observamos el mismo fenómeno. Existen los partidarios declarados de la política del Frente Popular, política que ata al proletariado a la cola de la burguesía llamada democrática, política que, a la luz de la experiencia española, es analizada en el presente trabajo: Son los stalinistas, promotores de esta panacea universal de Dimitrov, y también los reformistas pertenecientes a la II Internacional.
Existen adversarios declarados de esta política de crimen y suicidio del Frente Popular: son los constructores de la IV Internacional. Oponen, a la política rastrera y de cooperación de clase, los métodos revolucionarios del marxismo y del bolchevismo, métodos a cuya aplicación el proletariado debe todas sus conquistas, sus victorias y sus ascensos históricos.
Pero entre las dos corrientes fundamentales del periodo actual, a saber, la corriente stalinista-reformista y la corriente de la IV Internacional, existen los centristas.
Los centristas no son una etiqueta inventada pérfidamente por las necesidades de la polémica por los "sectarios" e intratables trotskistas. Son una realidad en todos los países del mundo. Los centristas se declaran en contra de la política del Frente Popular, hacen criticas, a veces muy correctas, a los crímenes estalinistas.
Es debido a su independencia respecto a la GPU que los estalinistas los califican de "trotskistas". Pero los centristas detienen a mitad de camino en su critica contra la política estalinista-reformista.
Están en contra del Frente Popular, pero al mismo tiempo temen separarse de las masas exponiendo francamente un programa de acción revolucionario. Son, en principio, partidarios de una nueva Internacional Revolucionaria, pero en la practica combaten a la nueva Internacional que nace: la cuarta. En muchas cuestiones centrales del periodo actual, están en principio de acuerdo con nosotros, pero cuando se trata de pasar de los principios a la aplicación y a la realización, se alarman y nos denuncian como "sectarios". Son muy susceptibles y quisquillosos. Se enfadan sobre todo cuando se les llama "centristas". Ya sea bajo el cielo gris de París, o bajo el cielo azul y límpido de Cataluña y de España, ya sea en New York o en Varsovia, son siempre los mismos. Sin embargo, en lugar de enfadarse, harían mejor discutiendo honestamente con nosotros, respondiendo a nuestras criticas, y aceptando nuestra colaboración. No somos profesores del movimiento obrero. Estamos siempre dispuestos a aprender de los demás, a reexaminar una y otra vez los mismos problemas a la luz de nuevas experiencias trágicas. Las mezquindades y el amor propio herido no cuentan para nosotros. Estamos por encima de todo eso. "Nuestras querellas no son las de los rabinos y capuchinos, sino que son la lucha de los caballeros por el amor de la Dama". Y la Dama es la revolución.
En España, la política de Frente Popular fue aplicada un modo consecuente por los stalinistas y los reformistas. En cuanto a la CNT, se opuso al comienzo, pero su nulidad ideológica le impidió oponer a la política de Negrín-Comorera otra concepción. Su critica no paso pues de ser negativa, y después de una serie de zig-zags y de lamentos, la CNT se integro en el Frente Popular y evolucionó hacia el reformismo.
En cuanto al POUM, proclamaba cien veces la necesidad de la "revolución socialista", pero su política real estaba diametralmente opuesta a este objetivo.
Después del 19 de julio existía, como ya hemos señalado, una dualidad de poderes. El segundo poder, el poder obrero naciente, que predominaba por lo demás en los primeros meses de la revolución, se manifestaba en los comités obreros que realmente existieron incluso en los pueblos más pequeños, así como en el Comité Central de las Milicias Antifascistas. Estos organismos del segundo poder, ese gran logro de la revolución, fueron demolidos por todas las organizaciones obreras españolas, y nos vemos obligados a constatar que el POUM ha participado y encubierto la disolución de los comités de los pueblos, que fueron reemplazados por los consejos municipales (ayuntamientos), así como la disolución del Comité Central de las Milicias Antifascistas. El POUM participó en el gobierno de coalición de Tarradellas, que se constituyo precisamente en base a la destrucción de esos auténticos organismos revolucionarios.
Nin, consejero de Justicia de la Generalitat de Cataluña, fue posteriormente asesinado por los stalinistas. Hemos denunciado ante el mundo los crímenes de la GPU; dirigidos, por lo demás, principalmente contra nuestra tendencia. Nin pago con su vida su entrega a la clase obrera y su indiscutible honestidad personal. Pero si estimamos a Nin; sentimos una estimación aún mayor por la verdad: la causa por la que Nin dio su vida exige claridad en el análisis. No somos sentimentales, pero sí apasionados, y si los sentimientos se apoderan de nosotros, éstos no son débiles. La política que ha llevado a cabo Nin durante la revolución española favoreció a quienes más tarde lo asesinarían.
La cuestión central de la revolución es la cuestión del poder, y a Nin le gustaba repetirlo.
En la carta a Kugelmann, durante la experiencia de la Comuna, Marx decía: "Afirmo que la revolución en Francia debe ante todo intentar, no hacer pasar a otras manos la máquina burocrática y militar -que es lo que hasta ahora siempre se ha producido-, sino romperla".
Ahora bien, el POUM olvidó esta gran lección de Marx, desarrollada por Lenin en El Estado y la Revolución. ¿Qué
argumentos daba el POUM para justificar su entrada en la Generalitat, así como el haber encubierto la disolución del Comité Central de las Milicias Antifascistas?. Era el miedo a separarse de las masas y a ir contra la corriente. "Si no hubiésemos entrado en la Generalitat, hubiéramos dejado de ser una. corriente política, y habríamos sido barridos de la vida política del país". Estas palabras se las he oído a Nin personalmente. Pero no se trata sólo de Nin, sino de toda la dirección del POUM.
A este argumento se añadía otro: la necesidad de colaborar con la pequeña burguesía y de la alianza con las clases medias. La forma de esta alianza era, según los dirigentes del POUM, la colaboración con la Generalitat.
Analicemos estos argumentos. El primero quiere decir que si el POUM no hubiese entrado en la Generalitat, hubiera dejado de ser un factor político en el país.
Ahora bien, nosotros afirmamos y probaremos lo contrario. Si el POUM se hubiese pronunciado contra la colaboración la Generalitat y se hubiese apoyado en los elementos del segundo poder, los comités, se habría abierto el único camino para convertirse en un factor político decisivo en el país: No se trata para nosotros, por supuesto, del solo hecho de entrar en la Generalitat, sino del conjunto de la política.
El POUM debía evidentemente luchar contra Franco junto con otras fuerzas antifascistas. Esto está fuera de discusión. Pero no debía asumir ni la menor sombra de responsabilidad por la política de los dirigentes del Frente Popular. Pronunciándose claramente en contra de la disolución del Comité Central de Milicias Antifascistas y de los comités en general, habría podido, si no impedirla; al menos ganarse grandes simpatías en el seno de las organizaciones obreras, y en primer lugar dentro de la CNT. Era ese precisamente el camino para un crecimiento del POUM como partido de masas. ¿Habría podido impedir la destrucción del segundo poder? Como ya se ha explicado en este trabajo los elementos del segundo poder existían aun en mayo de 1937. Nueve meses separan el 19 julio del 3-6 de mayo, es decir, nueve meses separaron el nacimiento del segundo poder de su aplastamiento por el poder burgués reconstituido. Evidentemente, con una política audaz del POUM, ese calendario hubiera podido cambiar. Repitámoslo, no somos profetas. Es difícil prever qué factores nuevos hubieran podido intervenir si la situación hubiese evolucionado en el sentido revolucionario. Pero, en todo caso, el camino de la revolución pasaba por la lucha obstinada por el mantenimiento y la extensión de los elementos de poder obrero, es decir, precisamente,
por el camino del mantenimiento de los organismos disueltos por el gobierno de Tarradellas. El POUM repetía cien veces al día que se trataba de una "revolución" socialista. Pero las generalidades, con mayúscula o con minúscula, no bastan en política,
y menos aún en el período revolucionario. Se trata de concretar la tarea histórica general mediante una política real. El
POUM, sin embargo, mientras hablaba de "revolución socialista"... hacía en realidad lo mismo que las otras corrientes, es decir, colaboraba y encubría la disolución de los elementos del segundo poder, cuyo mantenimiento y ampliación era lo único capaz de conducirnos hasta la revolución socialista, no solo en las columnas de los periódicos, sino en la realidad.
¿Es que los obreros, sobre todo en el primer periodo de confusión y de abrazos generales y de corriente unitaria a cualquier precio no hubieran comprendido la posición "sectaria" del POUM? Es posible. Pero lo que es seguro es que, tras una corta experiencia, se hubieran vuelto hacia el POUM inevitablemente. Esta necesidad de ser "sectario"; es decir, de exponer abiertamente el programa revolucionario en el momento en que las masas no se hallan aun preparadas para aceptarlo, existe siempre para la corriente revolucionaria.
¿No existía acaso durante la revolución rusa? ¿No siguieron acaso los bolcheviques precisamente ese camino? ¿Tuvieron
ellos miedo de que se les tratase de "trotskistas" de la época, de aventureros. de utopistas, de soñadores? ¿ No fueron también ellos tratados de agentes de Alemania? Y se ganaron a las masas.
Si el POUM hubiese seguido la vía marcada por la IV Internacional, ¿habría sido perseguido y declarado ilegal enseguida? Se nos decía esto también en nuestras discusiones en el POUM en España ¿Sería perseguido? Tal vez. Es posible que hubiese sido perseguido. Aunque no era fácil perseguir a una corriente obrera en Cataluña en julio-agosto de 1936. ¿No se hubiera
beneficiado con las posibilidades que le ofrecía su participación en el gobierno? ¿Que las milicias del POUM, y quizá ni siquiera el hotel Falcón[5], no hubiesen sido apoyadas financieramente por la Generalitat? Pero hubiese contado con un apoyo de mucho mayor peso en una revolución, el apoyo que viene de abajo, de la clase obrera, que se habría vuelto hacia él cuando hubiera comprendido que se trataba de un partido que luchaba realmente por el orden proletario.
Por lo demás, ¿evitó el POUM la represión? En absoluto. Aunque juraba, y decía la verdad, que no era trotskista, era considerado a pesar de todo como tal por la burocracia estalinista.
Aunque se trate de fenómenos diferentes, podemos observar aquí cierta simetría.
Negrín juraba cien veces al día a Chamberlain que no era rojo, sino simplemente republicano, pero para ese "gentleman" la "España gubernamental", estaba siempre mal gobernada, y se obstinaba en preferir a Franco.
Gorkín[6] repetía también muchas veces al día que no era trotskista, y decía la verdad, pero la burocracia estalinista lo consideró a pesar de todo como tal, y ha lanzado contra el POUM las mismas calumnias que ha lanzado contra la IV Internacional.
Ni con sus explicaciones ni con su política ha podido Negrín impedir que Chamberlain ayude a Franco. En cuanto a Gorkín, sus explicaciones y su política no han impedido la represión contra el POUM "trotskista". ¿No vale más la pena, entonces, ser un verdadero "rojo" y un verdadero "trotskista"? Esto no eliminaría por supuesto los inconvenientes, como el odio de la burguesía internacional y de la burocracia estalinista, pero permitiría disfrutar de las ventajas de la política revolucionaria consecuente, ventajas que los bolcheviques pudieron recoger en 1917.
El POUM quería evitar la represión con su política conciliadora. Se decía: "Si un día nos vemos reducidos a la ilegalidad, será necesario que no estemos solos, sino que estemos con la CNT". En este aspecto los dirigentes del POUM vivían también de fantasías y confiaban en el buen corazón de los dirigentes de la CNT. Estos últimos asistieron más tarde pasivamente a la persecución contra el POUM. Sólo una política de critica implacable del reformismo de la dirección de la CNT abría las posibilidades de un frente único con la base revolucionaria de la CNT, la que, evidentemente, mediante su presión, podía obligar también a la cumbre anarquista a dar algunos pasos progresivos.
En cuanto al segundo argumento, es decir, la necesidad de una alianza con las clases medias, se trata en el fondo del mismo argumento que utiliza el Frente Popular en su conjunto. La falsedad de este argumento se demuestra a través del presente trabajo. Los dirigentes comunistas pretenden que cuando apoyan a Daladier en Francia, o a Azaña en España, a los radicales-socialistas y l'Esquerra, hacen una alianza con la pequeña burguesía. En realidad. van a remolque de los agentes pequeñoburgueses del gran capital. La alianza del proletariado con la pequeña burguesía es evidentemente necesaria en el curso de la revolución, sobre todo en un país atrasado. Pero existen dos métodos de formar esta alianza: el método menchevique del Frente Popular y el método bolchevique de la lucha por la dictadura del proletariado.
Según el primer método de "alianza con las clases medias", actualmente en boga, y que se aplicó en Francia en 1936, en España, en Chile, y en otros países; según este método, tan apreciado por Blum, Dimitrov, Thorez y Comorera, la alianza se realiza sobre la base del mantenimiento de la democracia burguesa, es decir, sobre la base de la conservación del régimen capitalista. Según este método del Frente Popular los agentes pequeñoburgueses del gran capital tienen la dirección de esta alianza pequeña burguesía-proletariado. El proletariado sigue a los dirigentes pequeñoburgueses, y por su intermedio a la burguesía misma. En cada capitulo de este trabajo hemos intentado demostrar que este camino es nefasto y, sobre todo,
utópico. Plantear como perspectiva en el período actual el mantenimiento de la democracia burguesa, seria como si se plantease como perspectiva en la técnica la vuelta atrás desde la aviación a los carros romanos. El fascismo es un producto inevitable del régimen capitalista. Para suprimir el efecto es necesario suprimir la causa. El método bolchevique de alianza con las clases medias significa que el proletariado debe poseer la hegemonía dentro del bloque. Sólo esta hegemonía, y sólo la dictadura del proletariado pueden, por lo demás, aportar una mejora a la condición de la pequeña burguesía y separarla
del gran capital.
La Generalitat y el gobierno de Tarradellas, al que se adhirió el POUM, han sido una alianza con la pequeña burguesía también según la modalidad del Frente Popular. El "programa socialista", del gobierno de Tarradellas no era mas que fraseología. El decreto sobre las colectivizaciones sólo era la consagración tardía del estado de hecho; pero la disolución de organismos del segundo poder ha abierto el camino a la contrarrevolución. Evidentemente, para los burgueses demócratas y para los stalinistas que, en aquel tiempo, sólo tenían tras ellos una ínfima parte del proletariado, el gobierno Tarradellas, con la participación de Nin, solo era una solución intermedia, provisional, en espera de que la correlación de fuerzas cambiante permitiese deshacerse del POUM y también de la CNT. Sigue, sin embargo, siendo cierto que por su política, a remolque del Frente Popular, el POUM ha ayudado a cambiar en su propio detrimento la relación de fuerzas. A pesar del servicio prestado por Nin a sus enemigos, el mes de diciembre de 1936 el POUM fue expulsado de la Generalitat y obligado a pasar a la oposición.
¿Rectificó el POUM su política después de esta experiencia ministerial? ¿Hizo una autocrítica seria y tomo una orientación revolucionaria? Ningún partido revolucionario está inmunizado contra los errores, incluso graves, pero la cuestión está en saber si encuentra luego en sí mismo las fuerzas suficientes para corregir sus errores.
Ahora bien, el POUM no aprendió nada después de diciembre de 1936. Acentuó un poco, claro está, su lenguaje de oposición,
pero su perspectiva seguía siendo en el fondo la vuelta a la misma experiencia ministerial.
La consigna de gobierno obrero y campesino que se proponía llevar a cabo no era otra cosa que un nuevo gobierno de la Generalitat, con una nueva invitación a Nin a reintegrarse en su puesto. Las apreciaciones teóricas del POUM cambiaron algo: así, en las paginas de "La Batalla" y en los discursos de los miembros del Comité Ejecutivo, Companys y Tarradellas, que antes de diciembre eran unos pobres pequeños burgueses, bruscamente, después de la expulsión del POUM de la Generalitat, enriquecieron y se convirtieron en grandes burgueses. Esto, sin embargo, no cambiaba en nada la perspectiva general.
Cuando el POUM hablaba de "gobierno obrero y campesino" tenia dos maneras de explicar su consigna. La variante derechista significaba: "El gobierno de todas las fuerzas antifascistas" en suma la solución a las muchas y difíciles crisis de la Generalitat por el retorno al gobierno de Tarradellas con la participación del POUM. La variante de izquierda, que alternaba en las resoluciones y discursos con la derechista, no era mucho mejor, y quería decir: "Govern Obrer i Camperol"[7], como resultado de un Congreso de los comités o después, para acercarse a la CNT, de un Congreso de los Comités y Sindicatos.
Pero la cuestión estaba en cómo tal Congreso podía realizarse. El POUM se hacia ilusiones de que podía realizarse desde
arriba, es decir, mediante un acuerdo con los dirigentes del Frente Popular y, lo que es más, por la vía pacifica. Esta vía pacifica fue expuesta por Nin una vez mas pocos días antes de los acontecimientos de mayo. Nin[8], que conocía a fondo la experiencia de la revolución rusa, invocaba, con el fin de apoyar su perspectiva de vía pacifica, la posición análoga de Lenin en el periodo de abril-junio. Desgraciadamente, le ocurrió lo que a menudo les ocurre a los grandes eruditos del marxismo: conocen los textos, pero utilizan las analogías precisamente allí
donde no pueden ser aplicadas. "El transito pacifico" fue posible durante un periodo de la revolución rusa porque el segundo poder, es decir el poder de los soviets, existía y predominaba sobre el primer poder, es decir el poder del gobierno provisional. En cierta medida la situación análoga existía en España entre julio y septiembre. Pero solo hasta septiembre, es decir hasta la formación de los gobiernos de coalición de Madrid y Barcelona. Ahora bien, el POUM preveía aun la vía pacifica en el mes de abril de 1937.
La política del POUM respecto a la CNT reflejaba también su "temor a separarse de las masas", y sobre todo su blandura ideológica. Este intento de cortejar a la CNT no tuvo éxito. Evidentemente, nada podía hacerse en Cataluña sin el concurso de la gran central sindical anarcosindicalista, que tenia tras de sí a la mayoría del proletariado catalán y, sobre todo, a la aplastante mayoría de los elementos combativos. Pero el camino elegido por el Comité Ejecutivo del POUM para acercarse a las masas de la CNT era falso. La vía de la conquista y de la penetración en la masa revolucionaria de la CNT y de la FAI pasaba por la critica implacable a la política rastreramente reformista de la cumbre anarquista. Era preciso denunciar sin rodeos la ridícula hipocresía de estos "antipoliticos" y "antiestatales" que ejercían funciones de ministros y de gobernadores. Este era el camino de conquistar a los elementos sanos de la base de la CNT.
Pero el Ejecutivo del POUM prefería hacerle solícitamente la corte al Comité Regional. Repetía siempre: "¡ Nosotros y la CNT, dos fuerzas de la revolución!". A lo que la coqueta, la dirección de la CNT, respondía, cuando se dignaba responder, al POUM: ¡Nosotros y la CNT! ¡Sois unas lapas, y molestáis, dejadnos en paz, sois unos sucios políticos!
La vía de acercamiento a la base de la CNT pasaba para el POUM por la entrada de sus sindicatos, FOUS, en la central revolucionaria anarcosindicalista. Este camino fue señalado, y en diversas ocasiones, por los representantes de la IV Internacional. Desgraciadamente, y este fue uno de sus errores mas graves, el POUM entró con los sindicatos sobre los que influía en la UGT reformista, esquelética, que sólo agrupaba al comienzo a elementos pequeñoburgueses. Por ese motivo, el POUM, a los ojos de los obreros de la CNT, se confundía con los estalinistas, con la Esquerra, en suma, con las elementos pequeñoburgueses. Ciertamente, el camino de un trabajo en el interior de la CNT no era fácil: la burocracia "antipolítica", y "antiestatista" sabe también emplear los métodos de coerción sobre los revolucionarios. Pero ¿qué libro dice que la revolución sea una cosa fácil? La entrada en la CNT era el único camino.
Volviendo una vez más al problema central de la revolución, que es la cuestión del Estado, es forzoso recordar que durante todo el periodo decisivo, hasta el mes de mayo, el POUM tenia una posición semirreformista ante esta cuestión clave. Cuando el POUM estaba en el gobierno, pensaba que el aparato de Estado burgués se hallaba destruido porque tenia a personas de confianza en la policía. La dictadura del proletariado "bajo su forma original y española" se realizaba en la forma del gobierno de la Generalitat de Tarradellas. Después, el POUM abandona esta apreciación teórica. De la dictadura del proletariado, por un simple cambio ministerial, hemos pasado "pacíficamente" al régimen burgués. Pero el POUM continuaba hablando, por ejemplo, de depuración del aparato del Estado como si se tratase de un problema de cantidad y no de cualidad. El Frente único de la Juventud Revolucionaria entre las Juventudes del POUM y las Juventudes Libertarias formado en el mes de enero de 1937 planteaba, como uno de los puntos de su programa, la depuración del Estado.
El choque de mayo de 1937 fue el resultado, por un lado, del complot de la coalición stalinista-burguesa, y por otro, de la respuesta espontanea de la base revolucionaria de la CNT, que fue a las barricadas para defender las conquistas del 19 de julio, pero que fue traicionada por la dirección anarquista. Evidentemente el POUM no podía, aunque fuera su deseo, siendo un partido minoritario, sobre todo en Barcelona, organizar el levantamiento de mayo tal como reza la propaganda stalinista.
Pero en realidad, el POUM no sólo no organizó el levantamiento de mayo, pese a las ridículas invenciones de la GPU, sino que durante aquellos trágicos momentos, ni siquiera formuló un programa de salvamento de la Revolución. Durante aquellas grandiosas jornadas, el POUM permaneció a remolque de su dama, la dirección de la CNT, y, más exactamente, de su Comité Regional[9].
Hacia las seis de la tarde, el 3 de mayo, los representantes del Comité Ejecutivo tuvieron una entrevista con los representantes del Comité Regional. En el curso de dicha entrevista, se pusieron con todas sus fuerzas a disposición del Comité Regional.
El Comité Regional tomó buena nota del ofrecimiento del Comité Ejecutivo y le respondió que lo convocaría si se presentaba la necesidad. La dirección de la CNT colaboraba en la obra de pacificación del gobierno de Valencia contra la base
de su propia organización, a la que abandonó a la persecución. Pero los comités de barriadas, los cuadros medios de la CNT y de la FAI, se hallaban en las barricadas. El POUM hubiese podido encontrar un verdadero eco entre esos elementos revolucionarios, proporcionarles un programa de acción, es decir, un programa de insurrección. La dirección del POUM tuvo miedo. No queremos decir miedo físico, sino falta de audacia política motivada por el temor a quedarse solos.
Cuando los obreros abandonaron las barricadas y la ciudad quedó a merced de las fuerzas de represión llegadas de Valencia, los poumistas evidentemente debían abandonarlas también, pero el deber de un partido, tanto en los periodos de ascenso como en los periodos de retroceso o de derrotas, es el de decir la verdad a los obreros, y, explicando la situación real, educar al proletariado, preparándolo así para futuros combates.
Desgraciadamente, "La Batalla" afirmaba que era de día cuando era de noche. Decía, como "la Soli", que los obreros de Barcelona habían respondido victoriosamente al ataque de la contrarrevolución. Lo que fue una derrota y punto de partida de una ola de represión fue presentado como una pretendida victoria, para no desalentar a los obreros.
Después de los acontecimientos de mayo la dirección del POUM no comprendió el cambio en las relaciones de fuerzas que se
produjo tras esta sangrienta lucha. La represión cogió totalmente de sorpresa a la dirección del POUM. Una de las enseñanzas
del bolchevismo, cuyo desconocimiento pagarán caro los revolucionarios en los combates futuros, es la necesidad de que el partido proletario posea incluso en los tiempos de legalidad, otro aparato ilegal, con el fin de poder, en caso de derrota, salvar sus cuadros y su estado mayor. Esta lección fue ignorada por el POUM. No era preciso ser un erudito para esperar, después de mayo, una represión stalinista-burguesa contra el POUM. Los dirigentes del POUM decían textualmente:
"España no es Rusia, Barcelona no es Moscú", igual como Paul Faure proclama en Francia, para justificar la pasividad ante el fascismo: "Francia no es Alemania"; como si la lucha social no tuviera un carácter internacional y como si las mismas causas, y en las mismas circunstancias, bajo todos los meridianos y todas las latitudes, no produjeran los mismos efectos!
Los dirigentes del POUM dormían en sus casas y se mantenían sus permanencias en sus locales hasta el día en que policía
stalinista los detuvo. Aquí no se trata tan solo de imprudencia y de la despreocupación que se atribuyen, tal vez exageradamente, a los españoles, sino del desconocimiento de la situación real. "Prieto no es un bolchevique", se consolaban los dirigentes del Comité Ejecutivo, mientras continuaban residiendo en las Ramblas.
El periodo de seis semanas que separaban el 3-6 de mayo de la innoble provocación stalinista del 20 de junio podía haber sido aprovechado por un partido para organizar su trabajo ilegal y para poner a cubierto a sus dirigentes.
A este cuadro, muy somero e incompleto, de la política del POUM en los momentos más críticos, ha de añadirse, también
muy someramente, la forma en que la dirección del POUM ha tratado a los verdaderos trotskistas, a los partidarios de la IV Internacional, los bolcheviques leninistas españoles. La gente en el extranjero vive de la leyenda del POUM "trotskista". En realidad, la dirección del POUM estaba formada por antitrotskistas acérrimos, antiguos "bloquistas"[10] como Gorkín-Arquer y antitrotskistas tímidos y vergonzosos como Andrade. En "La Batalla", órgano central del POUM, se condenaba al trotskismo como una tendencia demasiado sectaria. En varios artículos, los jefes del POUM se declaraban antitrotskistas y antiestalinistas, y ponían muy frecuentemente a ambas corrientes en pie de igualdad.
"No somos ni stalinistas ni trotskistas, sino poumistas" declaraban los dirigentes del POUM, y pretendían, además, que todo el movimiento obrero mundial se había dividido en cuanto a la actitud a adoptar frente al POUM, en poumistas y antipoumistas, como durante la revolución rusa en bolcheviques y antibolcheviques.
Lo que era el poumismo, sobre todo lo que era su política en el curso de la revolución española., hemos intentado analizarlo someramente en este capitulo. La "ligera" diferencia con el bolchevismo se hace evidente.
El antitrotskismo de los dirigentes del POUM tomaba formas muy agudas. Si justo al principio, es decir, durante los primeros meses que siguieron al 19 de julio, el POUM aceptó la colaboración técnica de algunos militantes de la IV Internacional, era mas bien debido al hecho de que algunos camaradas de nuestra organización se encontraban en la lucha y conquistaron este puesto luchando; la colaboración técnica de otros camaradas extranjeros fue aceptada por los dirigentes
del POUM a falta de otra cosa. En la primera oportunidad, los dirigentes del POUM los reemplazaron por sus verdaderos amigos internacionales: los maximalistas italianos, los sapistas alemanes, los pivertistas franceses, etc. . Gorkín llegaba a justificarse diciendo que "la invasión por los trotskistas de los servicios de propaganda del POUM" era consecuencia
de la necesidad de poner a alguien al frente de estos servicios, y que se había echado mano de los primeros que llegaron.
Nuestro grupo español pidió en noviembre de 1936 su adhesión al POUM. Se comprometía a respetar la disciplina del partido y sólo pidió conservar el derecho a defender dentro del marco del partido sus concepciones políticas. En nombre del ejecutivo, Nin (para este tipo de faenas Gorkín siempre delegaba en Nin), respondió exigiendo ente otras cosas de nuestros camaradas "la condena de las campañas de la pretendida IV Internacional".
Incluso los camaradas que no hacían ningún trabajo fraccional en el POUM, pero que defendían las ideas de la IV Internacional, eran considerados como sospechosos y como apestados, y no sólo ellos, sino quienes mantenían con ellos relaciones de amistad, fueron considerados como gente que era mejor no frecuentar. El POUM excluyo sin discusión a algunos camaradas de su organización, con estilo perfectamente stalinista, por el delito de apartarse de la línea política del partido (formula textual)...
El POUM, que siempre, en las discusiones contra nosotros, insistía en los inaguantables métodos burocráticos del Secretariado Internacional de la IV Internacional, no tuvo tiempo de convocar un solo Congreso del partido entre julio y mayo, nueve meses, ¡y qué nueve meses! Por lo demás, ¡incluso su entrada en la Generalitat fue decidida sin consultar a la base! ¡Y este partido pretendía a veces identificarse con el partido bolchevique que, en 1917, y después, en plena guerra civil, discutía libremente y elaboraba en la fiebre apasionada y saludable de la lucha de tendencias y opiniones en su seno,
la política a seguir!
Para facilitar la preparación de su Congreso, ¡la dirección del POUM llegó hasta a excluir de sus milicias a los bolcheviques-leninistas que, durante ocho meses, habían defendido las trincheras y expuesto su pecho a la metralla fascista! Sin embargo, todos los machacadores de trotskismo gozaban del apoyo incondicional del Ejecutivo. Como ejemplo, se podría citar entre otros el de los dos hermanos rumanos M., uno de los cuales era comisario político de la división Lenin, y se jactaba de estar en posesión de un documentado fichero con los nombres de todos los trotskistas, sus direcciones, ocupaciones, etc... El comisario político rumano en cuestión se pasó, después del mes de mayo, a los stalinistas, y probablemente transmitió este fichero antitrotskista a la GPU, junto con otros ficheros poumistas.
Otra cosa: los bolcheviques leninistas, a pesar de la represión antitrotskista del Ejecutivo, estaban en cada momento difícil al lado del POUM, le ofrecían siempre su experiencia política y también sus propias vidas.
Para ser bien recibido por el Ejecutivo del POUM era preciso denunciar obligatoriamente el sectarismo del S.I. de la IV Internacional, era preciso sobre todo decir que se había sido "víctima personal", 5 u 8 años antes, de los inaguantables procedimientos del León Trotsky. Guardar silencio al respecto era mal visto en el Falc6n y en el Ejecutivo.
El POUM estaba, pues, muy lejos de la IV Internacional, y Gorkín temía al trotskismo como el demonio al agua bendita. Sin embargo, solo el "trotskismo", es decir, la política bolchevique de la IV Internacional, podía salvar al POUM y abrirle amplios caminos.
¿Cuál es el futuro del POUM? ¿Puede servir de base al futuro partido de la revolución española? Sólo
la experiencia y el camino que tome, las lecciones que sepa extraer de la trágica experiencia, podrán responder a esta pregunta. Hemos criticado sus posiciones políticas, pero debemos también resaltar sus puntos fuertes, el valor y la entrega de sus militantes. ¿No tuvo en su seno miles de militantes como Mena? ¿No los tiene todavía? ¿No tomó parte, de la forma debida, en el 19 de julio? Sus militantes sobresalientes, como Germinal Vidal[11], ¿no estuvieron entre los primeros asaltantes de esa cien veces gloriosa jornada? Sus Miguel Pedrola y otros, ¿no mezclaron de inmediato su sangre con la del conjunto del proletariado? ¿y la columna de Rovira, que marchó con otras "tribus" en dirección a Huesca? Conocemos también las cualidades de organización de los militantes y de los dirigentes del POUM, que destacan sobre todo si los comparamos con los anarquistas españoles, igualmente heroicos, pero desordenados en sus métodos y carentes de una brújula ideológica.
Todas estas cualidades del POUM deben complementarse en el futuro con una correcta orientación revolucionaria. La IV Internacional le propone su programa. ¿Son exageradas o erróneas algunas de nuestras críticas? ¿Hemos cometido errores de organización? ¿Nos ha faltado flexibilidad? Es posible.
Estamos dispuestos a revisarlo todo, a rediscutirlo todo. Nos reímos de la concepción de la infalibilidad en el movimiento obrero. Estamos dispuestos a ayudar a la reconstrucción del partido obrero en España, sólo ponemos una condición: ¡libertad de discusión, disciplina en la acción!
[1] Recordemos que el POUM, junto con el PSOP francés, el ILP inglés, el SAP alemán
y otros, era miembro del "Buró de Londres", organización centrista, opuesta a la IV Internacional (N. d. E.)
[2] El "Bloc Obrer i Camperol", dirigido por Joaquín Maurín, tenía simpatías más bien hacia la "oposición de Derechas", de Bujarin (N. d. E.)
[3] Andrés Nin, antiguo secretario de la CNT, marchó a Moscú, donde dirigió la Internacional Sindical Roja. Adherido a la Oposición de Izquierda, fue expulsado de la URSS. A su vuelta a España creó un grupo de la Oposición de Izquierda Internacional, que luego se convirtió en la Izquierda Comunista. Fue asesinado por la GPU después de mayo de 1937.
[4] Juan Andrade fue uno de los fundadores del PCE. Posteriormente se adhirió a la Oposición de Izquierdas.
[5] El Hotel Falcón era la sede del Comité Ejecutivo del POUM (N. d. E.)
[6] Julián Gorkín: otro dirigente del POUM.
[7] En catalán, en el original. (N.d.E.)
[8] Nos resulta muy desagradable discutir con el difunto, que, desgraciadamente, no puede responder. Pero no tenemos otra opción. Nos resulta difícil, por ejemplo, discutir las concepciones teóricas de Gorkín... Ese verdadero dueño del aparato del POUM y organizador de talento se conformaba con hacer política corriente, y no se preocupaba de las generalizaciones teóricas. Nin era el verdadero ideólogo del POUM. Por lo demás, los "ninistas", afortunadamente, están vivos (N. d. A.)
[9] Los militantes del POUM estaban en las barricadas, pero eso no cambia nada en cuanto a la falta de orientación de su dirección. (N. d. A.)
[10] Se refiere a los miembros del "Bloc Obrer i Camperol", uno de los componentes del POUM.
[11] Germinal Vidal. dirigente de las juventudes del POUM, caído el 19 de julio en la Plaza de la Universidad, de Barcelona (N. d. A.)