Fuente: "Dos epístolas de Hugo Blanco: Entre
Mesoamérica y los Andes", El Tlacuache,
suplemento cultural, N° 138, 19 de septiembre de 2004 (Centro INAH, Acapatzingo,
México); páginas i-ii.
Publicado en marxists.org: Septiembre de 2024.
Tayta José María:
Te escribo desde acá atrás, desde el año 2004.
Tú entiendes por qué digo atrás, nuestro pensamiento no es como el occidental en que el futuro está adelante y el pasado atrás. Decimos “ñaupaq hamuqkuna” (los que vinieron adelante) y nosotros somos “qhepa kausaqhkuna” (los que vivimos atrás), re cogemos las enseñanzas de los de adelante, usando, además, los conocimientos que ellos no tenían y que encontramos en el camino.
Te escribo para comunicarte que tu profecía se está cumpliendo, no sólo en el Perú, sino en América toda.
Hace más de diez años, el actual imperio blanco, heredero de aquél que nos aplastó, se creía invencible dueño del futuro.
De pronto remeció el globo un terremoto social. Eran los mayas de Chiapas que sacudían sus cadenas y que hoy continúan con las armas en la mano.
Asombraron al mundo con el pensamiento indígena como bandera
“No se trata de tomar el poder sino de construirlo”. Recordando que una casa no comienza a construirse del te cho, primero tienen que hacerse los cimientos
“Mandar obedeciendo” (nuestra forma comunal de gobierno).
“La autoridad no es para servirse sino para servir”. En el “ayllu” (comunidad agraria) es frecuente escuchar: “Yo ya serví un año, ahora le toca a otro”.
“Todo para todos, para nosotros nada”. Mostrando una vez más la vocación de servicio social de nuestra raza.
El pensamiento indígena estremeció al globo por internet, mostrando que ser indígenas no nos impide usar los conocimientos universales que necesitemos.
También se sacudieron nuestros hermanos de Ecuador que encabezaron la lucha para derrocar a dos presidentes.
Tanto ellos como los chiapanecos se sienten orgullosos de ser indios, pero eso no es obstáculo para considerar hermanos a los mestizos y los blancos pobres, cumpliendo así uno de tus sueños, que todas las sangres debemos formar parte del mismo río.
Los hermanos quechuas, aymaras, guaraníes y otros, continúan remeciendo Bolivia. Exigen que lo que produce su tierra sea para ellos, no para el imperio. Reclaman su derecho a gobernarse, a ser ellos quienes hagan la nueva constitución y no los “partidos” de la antidemocracia. Luchan en defensa de “Mamakoka”, la hoja sagrada, a la que los gringos y sus sirvientes nativos atacan con hongos y pesticidas que además dañan a otras plantas y matan a la ecología en general, a “Pachamama”. Lucharon fuertemente y vencieron en defensa de “Yakumama”, el agua, haciendo retroceder la privatización imperial aplicada por sus lacayos.
En Guatemala, tierra de nuestra hermana premio Nóbel de la Paz, los mayas combaten contra el racismo y por la tierra.
En Chile y Argentina, la minoría Ma puche se bate como Puma en defensa de la Madre Tierra.
Las rebeliones se dan en Panamá, Estados Unidos, Colombia, Canadá... En los países donde queda gente del color de la tierra, está peleando como tú esperabas, Tayta, contra la opresión.
En el Perú lo hacemos en defensa del ayllu, contra quienes pretenden destruirlo para apoderarse de sus tierras. Los cocaleros estremecen Lima en nombre de Mamakoka, como en Bolivia, por eso está preso Nelson Palomino.
Te comunico que desde el “Palacio de Pizarro” continúa gobernando el alma del conquistador.
El imperio de hoy, como el de antes, necesita metales, y en aras de ello se sacrifican la agricultura y la ganadería que alimentan a nuestro pueblo. Los españoles destrozaron canales, andenes, waru-waru (terrazas alternadas con zanjas en el altiplano). Destruyeron la organización social agrícola, enviaron niños y adolescentes a trabajar y morir en las minas. Se abandonó la atención sistemática a cuencas y microcuencas. Saquearon los almacenes de víveres. Se abandonó la investigación agronómica. Los auquénidos cortan el pasto, los animales traídos de Europa lo sacan de raíz.
Hoy continúa la misma historia. En aras de la voracidad de metales de nuestros amos, asesinan a Pachamama, la tierra cultivable, el agua. Mueren plantas, animales de tierra, peces, aves de laguna. Nuestro pueblo muere, el imperio se enriquece. Ahora llamamos “Presidente” al virrey, actualmente quien ocupa el cargo es el segundo virrey Toledo, con cara de indio y cerebro de gringo.
Nuestra raza, milenariamente agrícola, lucha fieramente contra la minería. En Tambogrande, a pesar del asesinato de su agrónomo, a pesar del apoyo incondicional del gobierno y la policía a los depredadores, triunfó nuestra sangre agrícola y expulsó a la minera asesina. Estamos viendo cómo combate el pueblo de Cajamarca defendiendo la agricultura, protegiendo al “Apu” Quilish, también esta vez contra el gobierno, la policía, los medios de comunicación. Esa misma batalla está dispuesta a dar la comunidad de Huamanmarca, Ayacucho, en defensa de Yacumama.
En el municipio de Anta, la raza impone la democracia del ayllu. En Ilave, Puno, los aymaras luchan fuertemente contra la corrupción y por la verdadera democracia, contra la dictadura que quieren imponer los mistis.
Tu presentimiento se cumple Tayta, nuestros pueblos se levantan contra todo tipo de opresión y avanzan.
Tu Utopía no es “arcaica” como dice Vargas Llosa, es el futuro en construcción.
Hugo Blanco
Septiembre del 2004